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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáPasado el proceso electoral de las elecciones internas, el Partido Nacional ha salido fortalecido en todas las áreas y en inmejorable situación para que el próximo gobierno a partir del 1º de marzo de 2020 sea ejercido por nuestra querida colectividad en acuerdo con los partidos políticos de la oposición que comulguen con ideas y propuestas reales y posibles para mejorar la vida de los orientales, sin prejuicios ni preceptos ideológicos porque la hora exige responsabilidad y grandeza.
Dentro del Partido Nacional vivimos intensamente el proceso electoral interno y una vez más (como siempre) el pueblo blanco sumado a quienes quisieron participar, sin serlo, definieron quién debía liderar y conducir como abanderado. Y una vez que las urnas hablaron, todos los buenos nacionalistas nos sometemos a esa decisión y pasamos a dejar todo en la cancha, desde la trinchera que nos toque luchar para ganar y como decía Wilson: “Ganar, sí, pero para que valga la pena”. Cuando Luis Lacalle Pou, indiscutido ganador de la interna y por tanto quien nos deberá dirigir y conducir en los próximos años, confirmó a Beatriz Argimón como su compañera de fórmula (una excelente decisión), estaba todo pronto para iniciar la batalla cívica de cara a octubre y noviembre con ilusión, esperanza y alegría.
Nuestro sector liderado por Juan Sartori había aportado un caudal electoral brutal (casi 100.000 votos), siendo la Lista 880 la más votada del país y nuestro sector la segunda fuerza dentro del partido, sobre todo aportando una impronta y estilo que revolucionó la campaña y atrajo votos de fuera del partido, no “pescando en la pecera partidaria”, ni sacándoles dirigentes a otros sectores, ni saliendo de la boca de nuestro líder ninguna palabra de agravio o descalificación a otro compañero del partido.
Juan Sartori ha logrado incorporarse a la estructura partidaria y se ha hecho respetar a partir de esfuerzo personal, votos que lo legitiman y un carácter y templanza que, dejando de lado rencores menores o mezquindades, lo hicieron priorizar la unidad partidaria y el objetivo más importante que es llegar al gobierno y sacar al país de esta chatura, crisis de seguridad, valores, educación, trabajo y desarrollo. El sartorismo, lejos de lo que se especulaba, ha venido luego de las internas creciendo y consolidándose en todo el país.
Vemos en todas las encuestas que el Partido Nacional crece con un sartorismo fuerte y baja en la intención de voto si Sartori no está en la cancha y jugando el partido. Esto no es menor, más allá de que seamos dentro del arco de la oposición el partido con porcentaje mayor y eso nos habilite a estar en el balotaje. Debemos tener una bancada parlamentaria fuerte y eso se vota en octubre.
Juan Sartori ha demostrado que sabe ejercer la autoridad y ser ejecutivo para ordenar conflictos o solucionar dificultades, lo que no es común en los hechos en ciertos líderes partidarios, sea por el “costo político”, sea por un “corporativismo político”. Lo demostró con compañeros como Óscar Costa (hombre de su absoluta confianza y colaborador en el ámbito empresarial), sin demorar ni dudar desactivó un pretendido conflicto interno en el partido. También lo hizo en el reciente episodio que tuvo como protagonista a la senadora Verónica Alonso y el tema de listas que se presentaron en la Corte Electoral y asemejaban a la de otros sectores partidarios. Incluso, en este caso, desde el exterior, y una vez informado dio las instrucciones en el mismo día y la casa en orden…
Juan Sartori hoy es una realidad partidaria que va a tener en los próximos años poder de decisión y definición en los temas nacionales e internos y en un gobierno del Partido Nacional será, junto al equipo que lo acompañamos orgullosos, un sostén, un apoyo en ideas, propuestas y críticas constructivas desde el Parlamento o los ámbitos que correspondan. Lejos de los planteos agoreros de que terminaba la interna y se tomaba un avión y se iba del país, Juan ha seguido recorriendo todo el país, acompañando a la fórmula partidaria Lacalle Pou-Argimón como primer candidato a senador y líder de nuestro sector político con la misma frescura, sonrisa contagiosa, humildad, afecto a los compatriotas de todos y cada uno de los barrios, pueblos, villas en los más remotos rincones de la patria.
Juan Sartori es un ejemplo de quien puede, con trabajo, constancia y vocación por lo que hace, romper todos los prejuicios que sobre él se habían creado. No voy repetir conceptos hostiles ni recordar momentos de violencia que nos avergüenzan como blancos, que vivió Juan en el proceso de la interna, porque aprendimos del Dr. Lacalle Herrera a ser siempre gente con más mañana que ayer y además no tenemos tiempo para quedarnos en la anécdota sino que estamos prontos para hacer historia.
Tranquilos con el camino recorrido, ansiosos por los tiempos que se vienen, seguiremos siempre siendo sembradores de esperanza e intentando dejar un trillo que valga la pena de ser seguido…
Dr. Marcelo Maute Saravia