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El golf, como la vida, generalmente da revancha. Esto estará pensando el sueco Henrik Stenson luego de su brillante victoria en el Deutsche Bank Championship, el segundo de los torneos que conforman la serie de cuatro certámenes de la FedEx Cup.
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A los 36 años, el sueco tuvo su semana de gloria al ganar el tercer título en el circuito más importante del mundo, luego de atravesar una crisis golfística que lo llevó a descender dos temporadas atrás al puesto 230 del ranking mundial.
El ganador empleó 274 golpes, para los 72 hoyos de la cancha TPC de Boston, en la ciudad de Norton, Massachusetts. Segundo, con dos golpes más, finalizó el estadounidense Steve Stricker, mientras que el colombiano Camilo Villegas fue el sudamericano mejor ubicado, al terminar en el puesto 35º.
El torneo, del cual formaron parte los primeros 100 jugadores del ranking de ganancias, tuvo la particularidad de finalizar el lunes 2, debido a que ese día se celebra el Labour Day (Día de los Trabajadores) en los Estados Unidos. El certamen repartió ocho millones de dólares en premios, con un cheque por 1,4 millones para el ganador. Mientras tanto, el próximo evento de la FedEx Cup será el BMW Championship, cuya disputa comenzará el jueves 12 para finalizar el domingo 15 en el campo del Conway Farms Golf Club en Lake Forest, en el estado de Illinois. En este tercer certamen de la serie de playoffs tomarán parte los 70 primeros ubicados del escalafón.
Un español al frente
El español Sergio García saltó a la vanguardia tras la primera ronda disputada el viernes 30, con una espectacular tarjeta de 65 golpes. Resultó una grata sorpresa para el mundo del golf, ya que “El Niño” García todavía no logró ningún título en lo que va de la temporada. El español confirmó su liderazgo en la segunda jornada con otro formidable recorrido de 64 impactos y sumar 129 golpes, trece bajo el par para los 36 hoyos. Los tableros mostraban con un golpe más a Stenson y al estadounidense Roberto Castro, demostrando el alto nivel de la competencia.
Todo rodaba sobre ruedas para García con el pasar de los días. Poco le importó la suspensión temporaria del juego debido a tormentas que ocurrieron en la tercera jornada del domingo 1º. Allí el español con otro muy buen recorrido de 65 golpes se consolidó en la punta con dos golpes de ventaja sobre Stenson y el canadiense Graham DeLaet, la gran figura de esa jornada, ya que con una tarjeta de 62 igualó el récord del campo.
Nervios en la
definición
García salió a jugar la última ronda con esa ventaja que significaba grandes posibilidades de conquistar su octavo título en el PGA Tour y así igualar la línea del legendario Severiano Ballesteros. Sin embargo quedó demostrada una vez más la dificultad y la enorme presión que los golfistas tienen para aprovechar la ventaja que llevan y poder cerrar y ganar un torneo en la alta competencia.
Una terrible ida recorrida en 39 golpes por García le abrió la posibilidad a un grupo de jugadores que lo perseguían. Entre todos ellos el más destacado fue el sueco Stenson, quien hizo tres birdies corridos en los hoyos 4, 5 y 6. Ese accionar le permitió absorber la desventaja inicial y pasar al frente. Con un juego sólido y agresivo, tal es su costumbre, Stenson fue construyendo su victoria. Finalmente una muy buena tarjeta de 66 golpes le dio el triunfo y la enorme alegría de haber superado los malos momentos que la mayoría de los golfistas atraviesan a lo largo de sus carreras.
Por otro lado, la ronda final del Deutsche Bank Championship demostró una vez más los grandes intereses que mueven al principal circuito del mundo. Ante posibilidades ciertas de nuevas tormentas los organizadores decidieron adelantar un par de horas las salidas de la vuelta definitoria. Resolvieron además jugar desde los tees de los hoyos 1 y 10 en forma simultánea y, como si fuera poco, debido a las lluvias del día anterior, la última ronda se jugó con “reglas de invierno”, las cuales le permiten al jugador marcar su pelota, limpiarla y volverla a colocar en su lugar.
Muchas veces tomar este tipo de decisiones en un torneo de aficionados le puede costar el cargo al capitán de turno. En el TPC de Boston jugaban por ocho millones de dólares en premios, con casi uno y medio para el ganador. El show debe continuar.
