Nº 2261 - 25 al 31 de Enero de 2024
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáDos titulares que hicieron mucho ruido en el último mes fueron el récord en ventas de autos en Uruguay y los debates sobre la ciclovía en el centro de Montevideo, dos hechos que agitan —en nuestro país y el mundo— distintos bandos. Por un lado, los “proverde”, muchas veces jóvenes, en favor de las bicis, y por otro, los que viven en zonas más residenciales y son amantes del auto (permítame el lector una caricaturización del debate). La cuestión es que el transporte —urbano en particular— en muchos aspectos sigue igual y en otros está cambiando. Sigue igual porque el auto es aún el rey, pero está cambiando porque I) empieza a haber más autos eléctricos, II) el tráfico se ha vuelto un gran problema y III) más personas optan por transportes alternativos al auto, como las bicicletas, para ganar tiempo, por costo, o por una razón ambiental.
En el debate del transporte urbano en general se entrelazan, y a veces se confunden, dos temas: lo ambiental (cómo reducir las emisiones asociadas al consumo de fósiles que hoy alimentan la mayoría de los autos) y el tráfico (la necesidad de mejorar un problema de congestión en el transporte). El tráfico genera mucha ineficiencia, pero además contribuye a lo ambiental porque contamina el aire, un problema que cada vez más preocupa a las ciudades, especialmente por sus efectos en la salud.
El auto sigue siendo un actor principal en el transporte individual (1), y crece. La venta de automóviles 0 km en 2023 en Uruguay creció 10% respecto a 2022, y alcanzó un récord histórico. En términos promedios se vendieron casi 160 automóviles nuevos por día (2). Esto es una buena noticia: es señal de que más personas pueden tener un auto, algo que décadas atrás podía parecer un lujo. Sin embargo, tiene consecuencias tanto en lo ambiental como a nivel de tráfico, un problema en aumento en Montevideo. Los autos eléctricos contribuyen a reducir el primer problema. Las emisiones de gases de efecto invernadero durante el ciclo de vida de un auto eléctrico que, como en el caso de Uruguay, se alimenta de electricidad de fuente renovable pueden ser la mitad o menos de las de un auto con motor de combustión interna (3).
En Uruguay la venta de autos eléctricos todavía es bastante minoritaria, pero está creciendo (en 2023 representaron un 3% de las ventas totales de autos 0 km, contra 1% en 2021 y prácticamente nada un par de años antes). Es de esperar que esto vaya en aumento, sin embargo, dada la tendencia mundial. A escala global se estima que casi uno de cada cinco autos nuevos vendidos en 2023 fue eléctrico (4).
De hecho, la industria de autos eléctricos también ha estado en titulares en el mundo: la concentración de producción que existe en China, barreras a la importación y competencia desleal. El centro de producción de los autos con motor a combustión interna —a nafta o diésel— fue Estados Unidos y Europa, y luego también Japón y Corea. Sin embargo, la industria automotriz eléctrica se está concentrando en China, algo que incomoda a las empresas de autos tradicionales y a muchos políticos en Occidente. Se pierde el liderazgo y es otro sector donde se depende de China. Por ejemplo, la empresa china BYD superó a Tesla en 2023, convirtiéndose en la marca de autos eléctricos más vendida del mundo. Una razón de este boom puede ser una diferencia de estrategia: las empresas chinas se han enfocado en producir autos compactos y a precios bajos, que buscan ser masivos, mientras que las empresas tradicionales se enfocaron en autos eléctricos de alta gama (como es el caso de muchas empresas en Europa y Estados Unidos, Tesla es un buen ejemplo). Los autos chinos en Uruguay todavía representan una parte pequeña del parque automotor, pero su presencia ha ido en ascenso en los últimos años. Un mayor acercamiento comercial de Uruguay y China podría acelerar esto aún más.
China ha apostado a su mercado interno, otorgando apoyos económicos e incentivos tanto a consumidores como a empresas productoras, de autos y de baterías. Es difícil saber hasta cuándo seguirá el gobierno chino apoyando a esta industria (algo de lo que algunos países se están quejando, alegando competencia desleal), pero mientras tanto Uruguay —como importador— se beneficia de esta competencia: el precio de los autos eléctricos sigue bajando.
Parece innegable que los autos eléctricos seguirán en aumento, pero el futuro del transporte urbano está lejos de ser binario. El crecimiento de los eléctricos, y la reducción de sus costes, es una buena noticia para el medio ambiente. Sin embargo, el problema no se reduce simplemente a electricidad versus nafta. Hay otros factores —encima de lo ambiental— que son importantes para mejorar el transporte.
Un mayor uso del transporte público colectivo es una buena solución para reducir los problemas de tráfico. Si estos son eléctricos, mejor, se matan dos pájaros de un tiro. Algo que podría contribuir a aumentar su uso es revisar las rutas de los ómnibus (algunos recorridos ya no tienen sentido, y se necesitan otros), evaluar si podrían introducirse ómnibus más chicos (al menos en algunos recorridos, como aquellos con poca demanda o trayectos específicos) o mejorar la previsibilidad del servicio. Otro tema a repensar en Uruguay es el diseño del subsidio del gasoil al transporte de pasajeros, entre otras razones porque desmotiva el cambio hacia lo eléctrico.
Otra cosa que se ve en muchas ciudades del mundo es un gran aumento de las bicicletas —con especial participación de las bicis eléctricas—, porque la gente quiere evitar el tráfico, el parking es caro o las municipalidades han ido reduciendo los espacios públicos para estacionar. Estas opciones individuales ocupan una superficie de la vía pública mucho menor que la de un auto para trasladar a la misma persona.
El mayor desafío para incentivar y mejorar el transporte colectivo y promover alternativas al auto no es lo técnico, sino lo político. Tocar las rutas de los ómnibus es un tema sensible; hablar de rediseñar el impuesto al combustible, un sacrilegio. Basta ver el revuelo que causó la ciclovía. Sin embargo, el transporte urbano está evolucionando. Promover el transporte colectivo eléctrico, el uso de las bicicletas y las estaciones de cargas para autos es hacia donde se mueven las ciudades del futuro; parece anacrónico no hacerlo en Uruguay. Incluso si no es por una razón asociada al cambio climático, promover estas soluciones es importante para mejorar la calidad del aire de las ciudades y reducir las enfermedades asociadas. Seguro seguiremos viendo más titulares sobre este tema, ojalá sean buenas noticias.
(1) Transporte urbano o entre ciudades, no transporte de larga distancia ni carga pesada.
(2) Según datos preliminares de la Asociación del Comercio Automotor de Uruguay.
(3) Comparative life-cycle greenhouse gas emissions of a mid-size BEV and ICE vehicle, Charts, Data & Statistics, IEA.
(4) Electric vehicles, IEA.