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Dan la impresión de ser integrantes de un ejército, preparadas al máximo para cuando llega la batalla. No importa si tienen experiencia o son novatas, siempre hay alguna golfista surcoreana en la lucha por los títulos más importantes del golf mundial. Con el triunfo de A Lim Kim el lunes 14 en el 75º US Women’s Open ahora son 18 las golfistas surcoreanas ganadoras de majors. Un número que impacta dada la superficie del país, la población y, como consecuencia, la cantidad de personas que practican golf profesional. Siguiendo con la contundencia de los números, son ahora en total 46 las golfistas de esa nacionalidad que han triunfado en la Ladies Professional Golf Association (LPGA) de Estados Unidos, el principal circuito de golf femenino del mundo. A Lim Kim se convirtió en la décima golfista surcoreana en ganar el abierto estadounidense de golf femenino.
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Sin duda, quien abrió el camino fue Se Ri Pak, ganadora del abierto de Estados Unidos en 1998 en el Blackwolf Run Golf Club, con cinco majors en su carrera, además de 25 campeonatos oficiales antes de retirarse en el 2016, para pasar a integrar el World Golf Hall of Fame.
En una edición particular, que tuvo como novedad su finalización el lunes debido a la suspensión de la cuarta vuelta por tormentas eléctricas y lluvias, Kim terminó con un score de 281 golpes, finalizando en segundo lugar con un impacto más su compatriota Jin Young Ko. El tablero final muestra que siete de las diez primeras ubicadas son jugadoras de origen asiático. Por su victoria, Kim recibió un cheque por 1 millón de dólares de los US$ 5,5 millones que repartió el certamen en premios.
En cada edición del Women’s Open, y con el paso de los años aún más, es inevitable la referencia a la mayor conquista lograda por una deportista uruguaya en la historia: el triunfo de la legendaria Fay Crocker en el abierto de 1955. En el Wichita Country Club de Wisconsin, Fay, con un acumulado de 299 golpes, ganó el abierto estadounidense de punta a punta, siendo al día de hoy la única golfista sudamericana en obtener dicho certamen.
Un campeonato complicado.
La United States Golf Association (USGA) tenía fijado el abierto femenino para su tradicional fecha de fines de junio, con el cual se cierra el calendario de campeonatos nacionales que organiza dicha entidad. La pandemia del Covid-19 llevó a su postergación para diciembre, con lo cual la falta de luz en esa parte del mundo a esta altura del año pasaba a ser un problema.
En un hecho inédito en las más de siete décadas de disputa del torneo, la USGA designó como sede del abierto femenino al Champions Golf Club de Houston, el cual posee dos canchas en las cuales se disputaron en forma alternada las dos primeras rondas.
En la primera vuelta, la estadounidense Amy Olson quedó como líder gracias a un muy buen recorrido de 67 golpes. La japonesa Hinako Shibuno, ganadora del último British Open, saltó a la vanguardia con un acumulado de 135 golpes para los 36 hoyos. Con una tarjeta de 74 golpes en un día muy complicado por las condiciones climáticas, Shibuno mantuvo la punta y quedó con una ventaja de un golpe sobre Olson en un tablero que mostraba a 7 jugadoras separadas por solo 3 golpes.
La ronda final fue un verdadero calvario para las autoridades, ya que a falta de 18 jugadoras por salir se resolvió la suspensión del juego por tormentas eléctricas y lluvias. Con el paso de las horas, la postergación temporaria se tornó en definitiva y quedó la dilucidación para el día siguiente.
Con los nervios propios de toda definición de un major, A Lim Kim tuvo su ronda soñada con tres birdies en los últimos tres hoyos para cerrar con un espectacular 67 y quedarse con el título.
La ganadora.
Jugando por primera vez en los Estados Unidos, Kim, de 28 años, tuvo su semana de gloria. Ocupaba hasta antes del US Open el puesto 94 del ranking mundial, por lo cual no estaba entre las grandes candidatas.
Poseedora de una gran distancia, Kim representa una nueva camada de golfistas cuyo principal objetivo es lograr mayores distancias, un fenómeno similar al que ocurre en la rama masculina. “Es imposible poder describir este momento con palabras”, dijo Kim, traductor mediante, en la conferencia de prensa. “Creo que con el pasar de los días voy a poder poner en perspectiva lo que significa para una golfista ganar el US Women’s Open”. Consultada por los motivos que la llevaron a jugar todo el campeonato con tapabocas, Kim afirmó: “Siempre uso máscara, incluso hasta en las zonas de práctica, no quisiera afectar a otras personas a jugadoras o caddies. Quisiera felicitar a la USGA y a todos los voluntarios por su gran trabajo en momentos sumamente complicados por el coronavirus”. Kim debió cumplir una cuarentena de 14 días a su llegada a Corea, uno de los países más castigado por la pandemia.
Una gran controversia
En un torneo complicado por los distintos hechos ya relatados, hay que sumar la gran controversia planteada por varias jugadoras tras la disputa de la tercera ronda, que arrojó un altísimo promedio de 74,7 golpes a su cierre. A las complicadas condiciones climáticas hubo que sumar, de acuerdo a las protagonistas, un marcado de cancha sumamente exigente por parte del comité organizador.
“Esto pasó definitivamente la línea”, dijo Stacy Lewis, una de las referentes del circuito femenino. “Hoy estamos en la pantalla grande, no hay otra competencia deportiva más importante que el abierto. Creo que la USGA debería tener otra consideración para las jugadoras en cuanto a la forma que marcaron la cancha. Todo esto se traduce en malos scores, malos tiros, que no pueda observarse buen golf”, sentenció Lewis.
En tanto, Sarah Schmelzel fue también contundente al afirmar: “Creo que el golf femenino debería tener un mayor respeto por parte de las autoridades”.
“Todos en casa quieren ver buenos tiros, la cobertura televisiva debe ser agradable, desde mi experiencia esto no ha sido bueno para nadie. Hoy todo se limitó a la suerte; era pegar un tiro y esperar hacia donde iba la pelota, no fue para nada justo. Lo peor era el barro”, afirmó Lindsey Weaver. “Nunca había jugado en estas condiciones, fue una experiencia brutal”.
La mayor crítica de las jugadoras hacia el comité organizador fue por la negativa de jugar con lie mejorado por lo menos las dos últimas vueltas debido a las fuertes lluvias caídas en los dos primeros días de juego. En respuesta, las autoridades manifestaron que por tratarse de un major no correspondía acomodar la pelota.