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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEl triunfo de un estilo renovador. El reciente triunfo de María Eugenia Vidal en las elecciones para la gobernación de la provincia de Buenos Aires genera una especial expectativa, abre un panorama de renovación y esperanza, no sólo en ese país sino en esta región latinoamericana, cansada, aburrida del populismo autoritario y gruñón.
Tan solo con su cordial mirada, promoviendo una “cultura del encuentro”, sin estridencias ni agravios, con comprensión a problemas del diario vivir, esta joven argentina de apenas 42 años dio el gran batacazo pasando a ser una de las figuras políticas de mayor relieve de ese país.
Sus contrincantes fueron sus principales “aliados”; el oficialismo resultó cultor de una exacerbada arrogancia. Esa actitud soberbia de “saberlo todo”, de desestimar al adversario y el pronóstico errado de un triunfo inexistente, en definitiva de creérsela, determinó que la mayoría de los votantes le pusieran un “pare” a un estilo que espanta votos y que está reñido con un noble comportamiento humano.
Mas allá de los temas ideológicos y de esos “principios” de cada grupo político de atribuirse para sí el don de ser generadores del bienestar social, la impronta personal de Vidal fue decisiva para su éxito.
El solo hecho de visitar casa por casa, que el ciudadano se sienta escuchado, el ponerse en el lugar del otro, vaya si son factores que la sociedad valora y que tienen gran relevancia a la hora de emitir el voto.
Bienvenido ese estilo de hacer política, asumir esa condición con gran vocación de servicio y superar las instancias del “etiquetado de la población”, que tanto daño le ha hecho a la gente generando profundas grietas en las relaciones humanas.
Su condición de joven mujer, con reciente aparición en la escena política pero con notoria militancia y experiencia, permite abrigar una esperanza de éxito, que ojalá se cumpla para bien de nuestros hermanos bonaerenses y que en tal caso sirva de aliciente a nuestro sistema político.
Esteban A. Marchelli
CI 1.456.836-9