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Las abundantes lluvias del mes de abril, con registros de entre 500 y 900 milímetros en pocos días, golpearon muy duro a la agricultura, y especialmente al cultivo estrella, la soja, con pérdidas significativas de rendimiento, alto contenido de agua y problemas sanitarios, que van a impactar severamente en la economía de los productores y del país.
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El asesor técnico de la firma Maccio & Cía, distribuidora de productos Syngenta, Felipe Foglino, aseguró a Campo que a partir de esta coyuntura no le caben dudas de que “hay actores que van a salir del circuito” y que quienes se mantengan en el negocio deberán seguir “ajustando” para ser viables.
Foglino, quien recorre periódicamente chacras en Cardona, Mercedes, Flores y San José y releva datos de Young y Paysandú, indicó que en algunos casos se observan rendimientos hasta un 35 % inferiores a los esperados. Cultivos sobre los cuales se había estimado un potencial de 2.400 kg, terminaron rindiendo entre 1600 y 1800 kilos, y en el centro del país los mejores rendimientos se ubican en el entorno de los 2.000 a 2.200 kilos por hectárea. De todas formas, señaló que en la zona de Mercedes, donde las precipitaciones fueron algo menores, se observan resultados muy dispares con rendimientos en algunos casos de 3.000 kg y en otros de 1.700 kg, con un promedio que ubicó en el orden de los 2.200 kg. En todos los casos se trata de cultivos que quedaron prontos para su cosecha sobre fines de marzo y que tuvieron casi un mes de atraso en las trillas. Señaló que a medida que avanzan las cosechas puede observarse algo más de daño que lo previsto y que parte de ese grano llega a las plantas de recibo pero otra parte queda en las chacras como pérdidas.
En los primeros días de vuelta a las cosechas, luego de las lluvias de abril, se generó un problema de exceso de humedad que luego fue evolucionando positivamente con el correr de los días más secos. Foglino dijo que apenas se calmaron las lluvias, los productores, “nerviosos” por trillar lo antes posible, lo hicieron con porcentajes de humedad muy altos, en algunos casos con extremos de hasta un 30 %, lo que a su juicio tendrá un impacto en los números finales del cultivo por los costos de secado y flete, donde el agua tiene una incidencia importante que se paga con grano. La tolerancia máxima de humedad es de 13.1 %, y la soja salió de las chacras con 16 % o 17 % en los primeros días inmediatos a la lluvia.
Los agricultores decidieron “estratégicamente” cosechar en primera instancia las chacras en buen estado para aprovechar las “ventanas” que el clima habilitó entre lluvia y lluvia, dejando para el final aquellos cultivos dañados por grano podrido o enfermedades.
Más ajustes
Para este técnico, no hay dudas de que esta situación “sacará del circuito a varios actores, gente que capaz que buscaba otro tipo de negocio”, pero que los productores que quieran continuar en la agricultura van a tener que seguir haciendo “ajustes”. Foglino indicó que hoy el panorama “se ve muy negro”, pero relativizó el impacto futuro de esta percepción. Recordó que el año pasado, frente a un panorama muy complejo para el cultivo de trigo, finalmente, y aprovechando un clima “espectacular” durante 15 días en la época de siembra, los productores decidieron plantar en forma más o menos importante.
Sostuvo que en este ejercicio los números van a ser “muy ajustados”, pero que hay “algunas señales” de que la situación comienza a revertirse y que en la próxima campaña esa realidad puede cambiar, sobre todo por el lado de una reducción de los costos. Hizo referencia a la baja en el precio de los fertilizantes y los servicios, que tienen un “impacto directo” en las cuentas de los cultivos. Sin embargo, este técnico ve más complejo un ajuste para los precios de los arrendamientos, debido a que evaluó que ya el año pasado y el anterior hubo renegociaciones con bajas “interesantes” y que hay propietarios que están “trancados” en los valores actuales, sin voluntad de volver a modificar los precios. Foglino cree que esto es debido a que quien dejó su campo para vivir de rentas en muchos casos no llega a comprender la realidad actual, y que muchos se quedaron estancados en la época de de precios altos para los commodities.
Ubicó el valor de las rentas, en promedio, en un entorno de 800 kilos para campos de la zona litoral sur, entre 700 y 750 kilos para el litoral norte, y en 500 kilos para chacras en la zona centro, más limitada en sus potenciales.
Respecto a la situación de los cultivos, explicó que hay mucha variabilidad entre chacras, y que no puede precisarse una zona puntual donde estén en mejor o peor estado. Sostuvo que “en todos lados se está viendo de todo”, y puso como ejemplo cultivos en la zona este, donde en campos bajos que no son de secano y que utilizan variedades de ciclos que se siembran más temprano para evitar las lluvias al momento de la cosecha, hay algunas con rendimientos de 1.600 kilos que fueron afectadas por enfermedades, y otras que no sufrieron esos problemas de sanidad, con 2.000 kilos. En Mercedes se observan sojas con rendimientos de 1.700 kg., y otras con hasta 3.400 kg. Contó un caso particular de una chacra de 800 ha bajo riego, en un campo de muy buena aptitud agrícola en Mercedes, que obtuvo rendimientos de 3.000 kg/ha, y sostuvo que en un año “complicado” como este, es más rentable obtener 2.400 kg en un cultivo de secano.
Sobrecostos
Dijo que para los productores lo importante ahora es “sacar” la cosecha, pero que en el momento de la liquidación del producto pueden tener sobrecostos de secado de U$S 20 o U$S 30. “Hoy se está recibiendo con 16%, hay que bajarlo a 13.1 %, pero hay mucha gente cosechando en 20 % o 18%”. De todas formas entendió que habrá cierta flexibilidad en las plantas y que se recibirán sin castigo sojas con 14 % de humedad o incluso algún punto más.
Señaló que en la planta de la firma en Nueva Palmira cuando llega un camión con 35 % de humedad genera una distorsión importante, atrasando todos los trabajos, y que por ese motivo incluso se vieron amenazados la semana pasada con el conflicto en el sindicato del gas que finalmente quedó solucionado. “Hay gente que no podía creer que en un país que vive del agro, estuviera pasando por eso en este momento”, afirmó.
Respecto a la logística y la infraestructura, sostuvo que todo lo vinculado a los camiones y a los caminos para sacar las cosechas son un “verdadero problema” que complica aún más una zafra que “viene lenta” y que a esta altura ya debería estar finalizando. Debido a las lluvias y las “ventanas” que el tiempo fue dando para cosechar, los trabajos se fueron cumpliendo por zonas, lo que en principio evitó que faltaran camiones y les dio a las plantas la oportunidad de ir secando el producto sin que se provoquen embudos.
Ventas
Foglino consideró que las ventas de soja también están lentas, aun a pesar de la fortaleza de los precios en las últimas semanas. “La gente hubiera querido vender más, pero creo que los productores no ven seguridades en lo que están cosechando como para tomar más posición en la venta”. Señaló que frente a estimaciones de rendimiento de 2.400 kilos en cultivos que estaban muy bien plantados, “bien logrados”, de sojas que estaban bien de plantas y “con buen llenado” de grano, el productor hoy está cosechando 1.700 kg a 1.800 kg. Eso motivó que fuera vendiendo “algo”, pero con riesgo de “sobrevenderse”, e incluso, en un mercado en suba, con cierto temor de colocar el producto por debajo de las posibilidades futuras. “Si en una semana hubo U$S 25 o U$S 27 de suba, por qué no aspirar a un mejor precio, y el uruguayo, tal como pasa en el ganado, es vendedor en baja”. Argumentó que el productor “no toma una posición cuando va subiendo, porque mañana puede estar mejor, y si mañana está peor, ahí vende”. Dijo que esto sucede a nivel de productores individuales y no con los grandes grupos.
Sorgo
En los cultivos de sorgo, que también mayoritariamente están prontos para ser cosechados, se comenzaron a generar algunos problemas de brotado, dijo Foglino, quien de todas maneras relativizó la importancia de esto en función de que este producto tiene como destino la alimentación del ganado. Al ser un cultivo que se ensila o bien de grano húmedo o como planta entera, el perjuicio está dado por la menor calidad del alimento. En el caso de los “picados” de los tambos, sostuvo que también se atrasaron mucho a consecuencia de las lluvias, lo que motiva que muchas plantas se estén pasando, lo cual va a derivar en una menor producción de forraje. Afirmó que los tamberos hoy están produciendo “como pueden” y “pisoteando” las pasturas, pero que mientras tanto se les fue pasando la fecha óptima de nuevas pasturas, por lo que las reservas para el invierno también podrían verse disminuidas, aunque esto dependerá de la zona y del volumen de precipitaciones. Se refirió además a los pronósticos de que el clima entraría en una fase Niña, lo que derivaría en lluvias por debajo de lo normal y, por lo tanto, escasez de forraje que generaría problemas en el mediano plazo con la alimentación del ganado. Algunos productores evalúan la posibilidad de plantar cebada en el invierno para hacer silos de grano húmedo. De esa forma pueden liberar el campo temprano para plantar una soja de primera y a su vez disponer de comida para los animales.