Examinadas en “muy raras ocasiones”, las metas de gestión en el Poder Ejecutivo mostraron cumplimiento desparejo en 2020

escribe Ismael Grau 

El enunciado que define la “misión” del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) es largo. Mediante la conducción de la política económica, debe “velar por el mejoramiento de las condiciones de vida de los habitantes de la República, desarrollando políticas públicas coordinadas y consistentes, realizando el seguimiento de su ejecución y brindando información relevante a la población sobre sus resultados”. Y sigue: “La estabilidad de las condiciones macroeconómicas y la mejora del ambiente para el desarrollo del trabajo y las inversiones en el país —que permita desplegar un círculo virtuoso de mejora de las condiciones económicas y sociales— es su cometido fundamental”. Resumido en pocas palabras, que usualmente repite la titular de la cartera, Azucena Arbeleche, el accionar tiene que estar guiado por el propósito de la “sostenibilidad”, la “responsabilidad” y la “transparencia de las finanzas públicas”. Las metas que se propuso el MEF, acordes con esos cometidos, tuvieron un relativamente alto cumplimiento pleno (superior al 80%) durante 2020; en el resto del Poder Ejecutivo el panorama fue heterogéneo, en parte por las distorsiones que generó el Covid-19.

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