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    Fe de ratas

    No es broma

    No. No es un error. El título está escrito con toda la intención.

    En realidad, se dice “fe de erratas” cuando una publicación acepta que ha cometido un error en un texto, y entonces pone en el ejemplar siguiente: “Fe de erratas. Donde dice tal cosa debe decir tal otra”, y corrige así lo que puso antes por equivocación.

    Este sistema existe desde que la imprenta es imprenta, desde los tiempos del orfebre alemán Johannes Gensfleisch zur Laden zum Gutenberg, más conocido como Johannes Gutenberg, inventor de la prensa de imprenta con tipos móviles, allá por 1440, hasta la Internet, que es hoy la imprenta virtual.

    Pero la impresionante evolución tecnológica que vivimos en estos tiempos ha permitido la aparición de algunos inventos que nos asombran a todos, desde los viejos hasta los más jóvenes.

    Uno de ellos es una app, fruto de las investigaciones del ingeniero informático Braulius Rottenmind, de la Universidad de Texas. La aplicación lleva su nombre (Rottenmind App) y está disponible en varias y numerosas app stores que se precien de tal.

    Mediante esta, uno pone en la computadora un texto cualquiera y a continuación del texto aparece lo que quien lo escribió estaba pensando cuando lo estaba redactando.

    Antes de probarlo con la prensa uruguaya, me dediqué en estos días a utilizarlo con la prensa argentina, que está de lo más movida con el cuasimagnicidio del flaco que se olvidó de poner una bala en la recámara antes de dispararle a doña Cristina.

    Elegí un texto de La Nación donde se dice: “Es evidente que estamos viviendo un tiempo de crispaciones y de odio, que nada bien le hace a nuestra patria. Debemos mirar hacia lo alto y concentrar nuestra acción en la reconstrucción de un clima de tolerancia y de convivencia que aparte de nuestra sociedad a los violentos, fanáticos y criminales en potencia”.

    Apreté el botón de la Rottenmind App y salió lo siguiente: “Es increíble que el pelotudo ese no hubiera practicado antes con esa pistola de morondanga que utilizó, que se hubiera preparado un poco mejor para que las cosas salieran como deberían de haber salido, y así ahora estaríamos todos suspirando de alivio, que la bandida y ladrona esa estuviera mirando las margaritas desde abajo”.

    Me impresionó mucho.

    Probé entonces poniendo el texto del discurso del presidente Alberto Fernández, pronunciado a la medianoche del día del fallido atentado. Al comienzo, dice textualmente el mandatario argentino: “Este hecho es de una enorme gravedad, es el más grave que ha sucedido desde que hemos recuperado nuestra democracia. En el marco de una presencia masiva de personas frente al domicilio de la vicepresidenta, un hombre apuntó con un arma de fuego a su cabeza y gatilló. Cristina permanece con vida porque, por una razón todavía no confirmada técnicamente, el arma que contaba con cinco balas no se disparó pese a haber sido gatillada. Semejante realidad conmueve a todo el pueblo argentino y en particular a quienes somos sus compañeros, que la abrazamos solidariamente con todo nuestro cariño. Este atentado merece el más enérgico repudio de toda la sociedad argentina, de todos los sectores políticos y todos los hombres y las mujeres de la República, porque estos hechos afectan nuestra democracia”.

    Le meto la app y me sale lo siguiente: “Todavía no puedo creer que esa maldita bala no haya salido y que esta sinvergüenza siga respirando, mandándome hacer todos los mandados, pasándome por arriba un día sí y el otro también, que lo ponga al bandido de Massa de superministro sin siquiera haberme consultado, aunque fuera por teléfono, y yo me haya tenido que enterar por los diarios, y que me basuree en público cada vez que habla, aunque yo esté al lado de ella, y me tenga que sonreír como un boludo, qué imbécil el flaco ese, que se pudra en la cárcel ahora. ¿No lo habrá inventado ella?”.

    Desconcertante, realmente. Y qué buena la app.

    Seguí probando. Puse un editorial de Página 12, pensando que tal vez me encontraría algo más parecido entre lo que se dice y lo que se piensa. Pero también tuve una sorpresa. El texto que puse decía: “La vicepresidenta está viva gracias a Dios y a la torpeza de un lobo solitario, que ni sabemos si lo era, porque bien podría haber sido un sicario contratado por las fuerzas oscurantistas del macrismo y del poder económico, complotadas para hacer desaparecer a la más gloriosa líder política que ha dado la patria, privándola así de seguir aportando su brillante gestión al progreso de la nación”.

    Y cuando la app funcionó, salió esto: “La vieja se salvó esta vez, pero en fija que en la próxima la queda, porque estos malandros de la derecha son capaces de cualquier cosa. A la veterana la precisamos viva para poder seguir currando y haciendo guita, y si no que le pregunten al compañero Lázaro Báez o al Gordo López con sus bolsos rellenos de dólares en el convento, hay que cuidarla porque ella es la santa que nos protege. Ojalá que haya sido un montaje para victimizarse”.

    Por fin, para terminar con este ejercicio de coordinación mental entre lo que se escribe y lo que se piensa cuando se está escribiendo, puse un texto de Clarín, en el que se comentan las investigaciones en torno al potencial asesino. Dice así: “Está claro que estamos frente a un personaje mentalmente inseguro y confuso, con una evidente patología síquica que no le permite evaluar la relación entre sus actos y las consiguientes consecuencias. Esperemos que sea juzgado con toda la severidad que la ley exige, y que la ciudadanía espera, para tranquilidad de todos los argentinos”.

    Le apliqué la Rottenmind App y miren lo que salió: “El tipo es un nabo y lo tenemos muy claro. No se debe saber ni atar el cordón de los zapatos. Pero la oportunidad que se perdió era única. Habríamos terminado con esta oprobiosa cadena de estafas, asociaciones para delinquir, coimas, licitaciones truchas y enriquecimiento ilícito. Lo que más deseamos es que el juicio al imbécil este no retrase el de la causa de Vialidad, tras la brillante acusación del fiscal Luciani, y que cuanto antes, ya que no la pudieron limpiar, al menos que la metan en cana, a ella, al Máximo y a la Florencia, y a toda la caterva de chorros que giran en su entorno. Esto en fija que lo inventó ella para distraer a la Justicia”.

    Miren ustedes las sorpresas que nos dan las modernas tecnologías… ¡Un crack, el ingeniero Rottenmind!