El Casmu fue la primera institución en recurrir a ese mecanismo, y luego se sumaron la Asociación Española y Casa de Galicia. Hasta la fecha ninguna de esas empresas ha logrado subsanar sus resultados negativos ni mejorar sus patrimonios.
Fuentes del sector consultados por Búsqueda explicaron que el rediseño financiero y de gestión aplicado por las instituciones no está mostrando ser eficiente ni eficaz y pueden existir riesgos a largo plazo.
Aunque cada mutualista tiene problemas y perspectivas diferentes, todos los informes marcan como punto en común su fuerte dependencia del apoyo público.
“La principal fortaleza de repago de los títulos, que hace que puedan alcanzar el grado inversor, se vuelve a subrayar que estriba en la fortaleza de la garantía (el Estado), en el monto de la misma y en la peculiar forma eficaz e inmediata en que podría ser ejercida”, se indica en el informe que analiza la situación del Casmu, y que se repite en los otros dos.
Los informes sirven además para evaluar la situación financiera de esas instituciones, que el Ministerio de Salud suele difundir con datos poco actualizados.
“Invierno duro” y “efecto enfermeros”.
El caso de la Asociación Española, que cuenta con unos 186.000 afiliados, es considerado por la consultora como uno de los más preocupantes, sufre un descenso notorio de sus ingresos y un aumento de los “gastos de Administración y Ventas”.
“Si bien se trata de resultados de un ejercicio de tan solo nueve meses, no parece estar cambiando demasiado el panorama deficitario de la gestión de la institución. Más bien todo lo contrario. En efecto, medido en términos relativos, hay indicadores importantes que muestran un deterioro de la situación respecto al ejercicio anterior”, advierten los analistas de Care.
El informe señala un “resultado bruto que cae del 7% al 3% de los Ingresos Operativos” y un incremento de los “Gastos de Administración y Ventas” que suben del 12% al 14%, con lo cual se ve un “resultado final negativo (en el último año) de un 10% contra un resultado equilibrado a setiembre de 2011”.
En el marco de su análisis, los técnicos de Care consultaron a los miembros de la Gerencia Financiera de la Asociación Española, quienes “reconocieron dificultades en el cumplimiento de los números proyectados” y explicaron la situación en base a “diversas circunstancias”.
Entre ellas, la institución destacó “el llamado efecto enfermeros (con intervención de la Justicia y amplia cobertura en los medios)” que “hizo caer la facturación de los servicios tercerizados de CTI, aunque entre los afiliados a la Asociación Española el impacto haya sido prácticamente nulo” de acuerdo a “una encuesta” realizada por la empresa Factum. Este episodio también trajo sobrecostos, porque provocó la contratación de mayor personal.
Buena parte de los ingresos de las instituciones se debe a la venta de servicios —por ejemplo de camas de CTI o estudios— a otras mutualistas o a la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), que con frecuencia paga a otras instituciones para resolver sus problemas en la atención.
Otra “circunstancia” adversa fue el hecho de que en 2012 hubo “un invierno muy duro que provocó un incremento del consumo de servicios por parte de los afiliados por encima de lo esperado”. También “un cambio en el sistema de atención, más ambulatorio, con el consiguiente aumento de consultas y uso de medicación”, entre otros hechos.
Con este panorama, los analistas de Care advierten que aunque existieron “hechos imprevistos que no tienen por qué reiterarse, otros son permanentes”.
“Los resultados negativos conducen inevitablemente a incrementar el endeudamiento y a reducir el patrimonio y en el mediano plazo se torna insostenible”, manifiestan los técnicos en el informe, fechado en octubre de 2012. Y añaden que “la institución deberá profundizar las medidas que ya se han ido tomando para revertir la situación”.
“Leve repunte”.
Los “cambios en el modelo de gestión” forman parte de los objetivos del Casmu que procura realizar cambios en la atención del segundo y tercer nivel al concentrar la atención en un solo sanatorio, entre otras medidas para poder sanear su situación económica. Sin embargo, los números muestran que desde 2010 hasta junio de 2012 el resultado neto del Casmu ha sido negativo. En 2010 fue de –2%, en 2011 de –4% y hasta junio de 2012 de –11%.
“Los supuestos sobre los que se basaron las proyecciones económicas y financieras de la nueva institución no se cumplieron, y el año y medio de la nueva gestión vuelve a arrojar resultados netos negativos”, según el informe. Todo esto pese a que el resultado parcial de 2012 muestra un resultado operativo “levemente positivo” y un “leve repunte” en el número de afiliados, que a agosto de 2012 era de 209.715 personas. El Casmu está al día con el pago de intereses aunque aún no ha vencido el plazo para el pago de la primera amortización.
“El actual problema de la institución, tal como se viene gestionando, es esencialmente un problema de ingresos y no de reducción de gastos, aspecto en que la institución estima estar logrando como parte de las eficiencias proyectadas”, detalla el informe.
Si bien las autoridades de la institución se han trazado una línea de los fondos que manejarían a futuro, esta “no resiste algunos análisis de sensibilidad”, por lo tanto “no podría constituir” una garantía del repago “suficiente como para alcanzar una calificación de grado de inversión”.
“De cualquier manera, es claro que lo proyectado no resiste un análisis de sensibilidad ni siquiera medianamente riguroso”, por eso el “rol decisivo” de la calificación es la garantía del Estado.
“Insostenible”.
El desempeño económico en el pasado de Casa de Galicia “como indicador del comportamiento futuro”, ofrece “dificultades”. En resumen, “la rentabilidad, la solvencia y la liquidez de Casa de Galicia, en sí mismas no podrían asegurar el éxito de esta operación”.
Al igual que ocurre en otras instituciones, el “flujo de fondos futuro” proporcionado por la institución “no resiste” algunos análisis de sensibilidad, “por lo tanto podría ponerse en duda la capacidad de la empresa de pagar los compromisos asumidos”.
Para “adquirir una situación confortable”, la opción de Casa de Galicia —que cuenta con unos 60.000 afiliados— es generar “cambios en toda la gestión, en la propia cultura institucional y en el logro de acuerdos con sus acreedores”.
Según los datos, el resultado del ejercicio ha sido negativo entre 2008 y 2011. Mientras que en 2008 fue de –1,51% en 2011 aumentó a –4,4%.
“El resultado operativo es clave para medir la gestión de la Institución. Demuestra la incapacidad de proveer servicios de modo sustentable y que además le permita hacer frente a sus costos financieros”, según Care.
La situación se mantuvo incambiada durante los primeros seis meses de 2012. Los resultados negativos conducen “inevitablemente” a incrementar el endeudamiento y reducir el patrimonio, y la prestación de servicios con pérdidas es “insostenible en el tiempo si no se toman medidas urgentes”.
Información Nacional
2013-02-14T00:00:00
2013-02-14T00:00:00