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Desde agosto de 2013 un grupo de 15 personas se alternan todas las semanas para oler la ciudad de Fray Bentos. Se detienen en distintos puntos y solo se dedican a respirar durante 10 minutos mientras hacen anotaciones en una hoja. Son jueces de olor.
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Con la instalación de la planta de celulosa UPM (ex Botnia) en las proximidades de la ciudad la población quedó muy “sensibilizada” y cada vez que la zona se ve afectada por episodios de olor se genera “mucha repercusión a nivel político y mediático”, explica a Búsqueda el director de Medio Ambiente de la Intendencia de Río Negro, Danilo Antón. El intendente, Omar Lafluf, sostiene que ese fenómeno llevó a que se le adjudicaran a la planta todos los malos olores que llegan, cuando hay en la zona otras instalaciones como un frigorífico y un vertedero de basura que pueden ser los causantes.
La ciudad tiene dos estaciones atmosféricas en las que se controla la calidad del aire y su composición. Una de las torres está instalada a medio camino entre la planta de UPM y la ciudad. Sin embargo, las instalaciones no permiten determinar con certeza de dónde provienen los olores, entre otros motivos porque a veces los malos olores no provienen de las cercanías de las torres.
“Lo que se pretendía entonces era acostumbrar un poco a percibir el olor y ver que hay diferentes cosas”, relata Lafluf.
Fue así que surgió el año pasado la creación de un grupo de trabajo para el monitoreo de los olores con la participación de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama), el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (Latu), la Universidad Técnica del Uruguay (UTU), el Ministerio de Salud Pública y la Intendencia de Río Negro. En ese marco, 15 personas —en su mayoría funcionarios de la Intendencia y estudiantes de la UTU— viajaron para tomar cursos de percepción de olores en el Latu. En agosto los denominados “jueces de olor” comenzaron a realizar los monitoreos.
Dinama fue el organismo encargado de diseñar y coordinar los controles. Los jueces de olor —entre los que también hay estudiantes de Magisterio y vecinos— deben llenar formularios en sus salidas.
Antón explicó que los formularios incluyen metáforas para describir los distintos olores. “Olor a huevo podrido”, “olor a puchero o carne hervida”, “olor a barométrica” y “olor a basura”, son algunas de las definiciones que los jueces deben marcar con una cruz. Después deben señalar su intensidad (“sin olor”, “olor leve”, “olor claro”, “olor fuerte”, “olor extremadamente fuerte”) y su evolución en el tiempo, desde el minuto uno hasta el minuto diez. Los jueces deben también indicar las sensaciones que les generan esos olores optando entre “extremadamente desagradable”, “más desagradable”, “neutro”, “menos desagradable” o “extremadamente agradable”.
Ese monitoreo se realiza en más de 15 puntos de la ciudad determinados por Dinama. Los jueces salen del centro y pasan, entre otros lugares, por el camino entre el frigorífico Marfrig y la planta de UPM, la cabecera del puente internacional que lleva a Gualeguaychú, escuelas y liceos. Cuatro jueces pasan semanalmente por cada uno de esos puntos.
Aunque reconoce que ese método de evaluación de los olores es “muy subjetivo” y “variable”, el jerarca considera que “se ha logrado sistematizar y estandarizar las observaciones”. A su juicio el proyecto “ha sido bastante exitoso”.
“Esta metodología es novedosa y se aplica en muy pocos lugares en América Latina. Es original, innovadora y probablemente pueda ser replicada en otros lugares donde los olores son más importantes”, opinó Antón.
Los monitoreos continuarán hasta agosto, cuando se cumpla un año, y entonces harán una evaluación para resolver si continúan. El trabajo de los jueces de olor es voluntario.
Ciudades inteligentes.
A fines del 2013, Río Negro se presentó a un programa de consultorías de IBM a escala mundial denominado Ciudades Inteligentes con su proyecto para controlar la calidad del aire. Aunque no fue seleccionado en esa instancia, IBM Uruguay se interesó por la idea.
“Entendimos que valía la pena trabajarlo de todas formas. Entonces pedimos recursos y la gente que hubiera venido en el marco de esa iniciativa va a estar viniendo de todas formas e IBM va a asumir el costo”, contó a Búsqueda Juan Goñi, encargado de Ciudades Inteligentes de IBM para América Latina.
En mayo se realizará una jornada de trabajo en Fray Bentos con expertos de otros países y técnicos locales de IBM. También la Intendencia de Río Negro, organismos estatales como Dinama, OSE y el Ministerio de Ganadería y empresas instaladas en el departamento.
El objetivo de la jornada es analizar la problemática y plantear recomendaciones en un plan en fases que involucre incorporación de tecnología, metodologías y protocolos, según contó Goñi. El intendente Lafluf, por su parte, pretende obtener allí “una forma de sistematización de los datos” que hoy recaban y controlan.
Goñi dijo que, aunque IBM cuenta con herramientas para poder llevar a cabo el control de la calidad del aire, no es el objetivo de la consultoría “definir la compra de ningún equipamiento”. La jornada abordará además posibles herramientas para el control de cuencas de agua, algo que también es de interés de la Intendencia.