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“Si me pedís que te habilite el mercado argentino para exportar ganado gordo me matás”. Palabras más, palabras menos, esa fue la respuesta que le dio el ministro argentino de Agroindustria, Ricardo Buryaile, al ministro de Ganadería, Tabaré Aguerre, durante una conversación telefónica que mantuvieron días pasados, según relató el secretario de Estado uruguayo a integrantes de la Federación Rural (FR) en una reunión realizada el martes 2.
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Participantes en ese encuentro contaron a Campo que directivos de la gremial junto a un grupo de consignatarios de ganado exploran la posibilidad de concretar ventas de vacunos a Argentina, específicamente de categorías prontas para la faena como pueden ser los novillos gordos. Ese interés radica en que el precio del ganado en el país vecino es más alto que el registrado en el mercado uruguayo, ya que el novillo pesado está a U$S 3,30 el kilo en Argentina mientras que en Uruguay cotiza a U$S 2,90, explicaron.
De hecho, el novillo alcanza la mayor cotización en el mercado argentino, si se compara con los otros países de la región, ya que en Paraguay tiene un precio de U$S 3,20 el kilo y en Brasil se paga U$S 2,92.
Aguerre les comentó a los directivos de la FR que para la exportación de ganado a países de la región, con Brasil no hay problemas, pero con Argentina hay dificultades del lado argentino. Más allá de las exigencias sanitarias para habilitar el ingreso de ganado uruguayo, en el gobierno del presidente Mauricio Macri advierten que el ingreso podría incidir en una baja en el valor de las categorías gordas.
A diferencia de la política adoptada en los gobiernos de los Kirchner, la actual administración está decidida a que la carne argentina recupere terreno en el mercado internacional, lo que supone una mayor competencia para el producto uruguayo.
En la FR insisten que si los frigoríficos no les pagan un mejor precio por el ganado, entonces tienen que buscar alternativas en otros países.
La respuesta del ministro argentino se basa en que el sector ganadero de ese país empezó a recuperarse este año con el aumento de las exportaciones de carne, que estaban limitadas durante los gobiernos anteriores. Además, esa y otras restricciones en el sector cárnico derivaron en una reducción del stock de vacunos. Actualmente, por la menor oferta de ganado gordo, hay un incremento en el precio de esa categoría en el mercado de Liniers, y el ingreso de animales uruguayos podría cortar esa tendencia a la valorización de la hacienda argentina.
Otro factor argumentado por el Ministerio de Agroindustria del país vecino es que algunos aspectos del negocio cárnico están fuera de su alcance, como el control de la faena y la distribución y la comercialización en el abasto interno, específicamente en lo que es la venta de carne en Buenos Aires. Eso fue señalado a Aguerre por su par argentino, en relación con los controles sanitarios, dijeron participantes en la reunión con el ministro.
En respuesta a ese tema, los productores uruguayos explicaron a Aguerre que la intención es exportar ganado vivo y no carne.
“La salida de ganados en pie, especialmente hacia Brasil y Argentina durante la década de los años noventa, es una de las explicaciones fuertes de un cambio del mercado de la carne en el Uruguay, rompiendo de alguna manera los ciclos de oferta y demanda, marcados por la estacionalidad de los recursos forrajeros”, señala un artículo técnico del Instituto Plan Agropecuario. Indica que los primeros mercados que tomaron identidad fueron la exportación de terneros “bolita” (220 a 240 kilos) a Argentina y animales de leche para otros diversos destinos.