Tres cosas que me ponen a salvo de cualquier atentado de la yihad islámica:
Tres cosas que me ponen a salvo de cualquier atentado de la yihad islámica:
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá1-No sé dibujar.
Siempre supuse que era una falencia, pero ahora se parece más a un seguro de vida. El problema de los islámicos fundamentalistas es con los dibujitos, claramente, la parte escrita o bien no les molesta o no la entienden (no los culpo por eso, ninguno de nosotros entendería jamás un chiste en suní o chií).
2-No voy nunca a la redacción.
3-Búsqueda no llega al Chuy.
Así que puedo decir lo que quiera de Mahoma y sus amigotes, con más tranquilidad que si hablara del gremio de taxistas, a quienes ya vimos poner manos en el asunto cuando alguna expresión –por ejemplo: manejar un taxi durante un paro- no es de su gusto. Incluso con esta gente amiga de Guantánamo que Mujica nos vendió como unos muchachos que andaban corriendo la 10K Siria-Afganistán y los agarraron pasando Paquistán para encerrarlos en Guantánamo injustamente, no hay peligro; Uruguay tiene algo mucho más poderoso que la yihad: el ejército invisible del desestímulo, capaz de humedecerle la pólvora y desafilarle los cuchillos al yihadista más emprendedor.
No arranqué bien el 2015. Me voy de vacaciones, dejo una columna atemporal para que publiquen en mi ausencia, y resulta que un día antes se meten estos barbudos a los tiros en la redacción de “Charlie Hebdo” y conmueven al mundo. Eso no sería un problema, si no hubiera mencionado a Al Qaeda y su baja en la cotización del terror en esa misma columna que dejé para el 8 de enero. Creo que Cavani y yo fuimos los más perjudicados por el atentado: yo hice que Búsqueda publicara la columna más vieja del mundo y Cavani ya no va a poder festejar los goles en el PSG haciendo el gesto de que carga un rifle y dispara (espero que su representante le avise, bastante poco lo quieren a Cavani en París como para que haga su gracia en este pico de sensibilidad).
Lo lindo que tuvo esto de Charly Hebdo es que consiguió dos reacciones bienpensantes opuestas. La primera es la más llana y lisa je sui Charlie, a favor de la libertad de expresión, contra la violencia, etc. Y la segunda je NE sui Charlie, que es como de un bienpensante que dio vuelta la maquinita, una especie de meta-bienpensante que es tan buenpensante que piensa que Occidente fue el que causó esta barbarie por no entender a los musulmanes y ofenderlos con su occidentalismo. Para empezar, el musulmán se ofende por todo, le echás kétchup al kebab y ya te declara la fatwa. Además es muy eurocéntrico pensar “por algo atacan a los europeos”, no son tan especiales, los fanáticos islámicos matan gente en Musulmania, en África, en Sudamérica, en todos lados, todo el tiempo. Lo mismo te acribillan una redacción en París, te explotan una discoteca en Bali, o te hacen una fumigación de sunitas en Siria.
Los sesudos analistas se preguntan cómo es posible que jóvenes que crecieron y estudiaron en Europa terminen atentando contra su comunidad con semejante violencia. ¿Qué pasa, fallamos en la propaganda de los beneficios del confort capitalista liberal, Eurodisney no los hace felices de chiquitos, la Cocacola está viniendo con gusto raro? Lo que pasa es que en la yihad no son ningunos giles: te agarran a un botija medio antisocial y mal llevado y te le comen la cabeza; y al joven le das dos vueltas de manivela y lo hacés pelearse con un oso en chancletas. Yo he visto botijas en el barrio que están cruzados con el mundo, y pienso: si a este le trabaja la cococha un profesional, un día te pone una bomba en una plaza y te mata 10 o 12 viejos, tranquilo. Y en la yihad son buenos manijeando, no hay duda, mis respetos para ellos. Cualquier joven frustrado se va un verano a Tora Bora y vuelve con bronceado, barba, libreta para manejar AK-47 y unas ganas locas de sublimar su resentimiento a los tiros.