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Hay que advertir a “la muchachada” que hay “superpoblación” de escribanos y que muchos la pasan “espantosamente mal”
El presidente de la Asociación de Escribanos, Atalivar Cal, dice que buscarán crear un Colegio que limite cuántas personas pueden ejercer la profesión y que trabajarán con contadores y abogados para cambiar la ley antilavados
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Atalivar Cal ganó las elecciones en la Asociación de Escribanos (AEU) con la promesa de trabajar para que la profesión vuelva a sus épocas de bonanza. Para lograrlo tiene en carpeta una agenda ambiciosa de propuestas que incluye eliminar trámites burocráticos, bajar las exigencias que tienen los escribanos en el control del lavado de activos y modificar la ley de inclusión financiera. Entre todos esos planes hay uno más, uno que luce casi antipático: desalentar a los jóvenes que quieren estudiar para ejercer su profesión.
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El nuevo presidente de la AEU considera que hay una “superpoblación” de escribanos y que la asociación no puede quedarse de brazos cruzados. No es una postura egoísta, aseguró en diálogo con Búsqueda. “Tan demasiados” son en Uruguay los escribanos que, de los 7.000 escribanos registrados, hay “dos tercios para los que ni siquiera es un empleo”, porque tienen “millones de responsabilidades, ganan muy poco y muchas veces no llegan a cubrir los mínimos que exige la caja profesional”.
Cal entiende que la tarea no será sencilla ni terminará durante su mandato al frente de la Asociación, el cual comenzó en diciembre. Aun así, para reducir la cantidad de escribanos prevé seguir dos estrategias, una que implica diálogo y otra legislar. Su plan implica ir a conversar con las autoridades de las facultades de Derecho de las universidades privadas y de la pública para transmitirles “cuál es la situación” del sector. Con ese diálogo no espera que las instituciones establezcan cupos al ingreso de la carrera, dijo, sino que al menos le avisen “a la muchachada que viene atrás cómo es el panorama” y “no los hagan estudiar cinco o seis años para que se sientan solos”.
“Cuando alguna vez lo planteamos, nos respondieron que los derechos humanos establecen que cualquiera que quiera estudiar algo lo puede hacer. Y es así. ¿Pero y los derechos humanos del que se recibe y no tiene trabajo, del que hizo un esfuerzo muy grande y se frustra, se frustra él y la familia que lo ayudó?”, se preguntó. “Hay que mirar eso. En verdad está pasando que hoy hay una infinidad de escribanos que la están pasando espantosamente mal”.
Cal dijo que además de la sensibilización, pretenden seguir otro camino. La idea es presentar un proyecto de ley para crear un Colegio de Escribanos, el cual tendrá la potestad, entre otras cosas, de fijar cuántos puedan ejercer y con qué nivel de formación. El presidente de la asociación informó que Uruguay y Costa Rica son los únicos dos países de la región que tienen “notariado libre”. Si se crea, el Colegio de Escribanos no tendrá la potestad de decir cuántos profesionales se reciben por año, “pero puede decir que para ejercer se necesitan determinadas condiciones”, explicó. “Eso va a hacer que la profesión se ejerza por gente que realmente reúne las cualidades, porque a veces de la facultad los cursos son tan breves”.
Lavado
Otros planes que impulsará Cal también necesitarán del lobby parlamentario para prosperar. En los últimos años el trabajo de los escribanos se vio alterado por la “ley de inclusión financiera” y por las normas creadas para combatir el lavado de activos. La primera fijó, por ejemplo, que todas las compras de inmuebles y automotores se realicen mediante pagos electrónicos, mientras que las segundas ubicaron a esos profesionales como sujetos obligados a reportar operaciones sospechosas de ser blanqueo de capitales.
La AEU intentará coordinar con el Colegio de Abogados y el de Contadores, dos grupos que también son sujetos obligados a reportar, una propuesta común para modificar la ley antilavado. El objetivo, dijo, es “facilitar la comercialización sin perder controles”. Según describió Cal, un inversor llega a Uruguay para hacer un negocio y el banco le pide información para ejercer el control antilavado, después el escribano le pide la misma información y después se la reclama la inmobiliaria. “El inversor realmente se queda molesto por tanto trámite repetitivo, porque en realidad es el mismo control”, resumió.
La propuesta, que impulsará una vez que asuma el nuevo Parlamento sin mayoría del Frente Amplio, prevé que una vez que el dinero del inversor está bancarizado, los profesionales que participan en las operaciones no tengan que realizar controles antilavado. “Los bancos tienen departamentos enteros cargados de gente vinculados internacionalmente para hacer el control; cuando la plata viene bancarizada, los escribanos no aportan nada”, resumió.
En cuanto a la “ley de inclusión financiera”, la AEU buscará que el Parlamento la flexibilice. La norma fue hecha “con tan poca casuística de lo que pasaba en la calle que tuvieron que hacer más de media docena de decretos para ir corrigiéndola y emparchándola”, cuestionó Cal.
Esa ley, en su opinión, provocó que se perdieran negocios y eso es “un lujo” que no puede darse “un país con dificultades económicas”. Entre otras medidas, los escribanos aspiran a que se vuelvan a permitir los pagos por fuera del sistema financiero.
El presidente de la asociación dijo que también impulsarán otros cambios legales con el objetivo de facilitar el comercio de bienes. Algunos intentarán que sean incluidos en la ley de urgente consideración que elabora el gobierno electo para presentar a comienzos de la nueva legislatura. Entre otros planteos, buscarán reducir de 30 a 15 años el plazo de prescripción para que un inmueble cuyo propietario se desconoce pueda volver al mercado.
A Cal le preocupa que la profesión aparece un poco desprestigiada, al menos en parte, porque es considerada una traba burocrática para hacer negocios. El presidente de la asociación opinó que es al revés, que ellos son los que la “padecen”. Por eso, en paralelo al trabajo político que desarrollará durante su gestión, Cal buscará derribar esos prejuicios y mostrará el aporte de los escribanos a la sociedad. Y así volverá “a posicionarse” como una profesión de prestigio.
