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    Iglesia católica está “adormecida” y vive una “eutanasia dulce”

    Los católicos están en “peligro” de “ser arrinconados, ignorados, empujados hacia la insignificancia”, advierte el cardenal Sturla

    Habían pasado apenas tres días de la oración interreligiosa en la Catedral de Montevideo, en la que participó el presidente Luis Lacalle Pou y la plana mayor de su gobierno. Y sin embargo, el mensaje que brindó el jueves 5 el cardenal Daniel Sturla no fue de alguien que sintiera que el viento había cambiado a su favor gracias a la llegada de las nuevas autoridades.

    La Iglesia católica corre el riesgo de “ir desapareciendo como en una eutanasia dulce, suave, sin darnos cuenta, apaciblemente”, advirtió Sturla ante las máximas autoridades de la institución en Uruguay. El arzobispo de Montevideo aprovechó la inauguración de la Facultad de Teología para pedir a sus miembros que se despierten del “sopor” y que pasen a la acción.

    La lectura de la Biblia indicada para la misa de ese día era la historia de Ester, una joven judía que se casa con el emperador persa Jerjes l pero oculta su origen. Hasta que en un momento se entera de que uno de los principales asesores del emperador lo quiere convencer de matar a todos los judíos. Ester confronta a Jerjes l, confiesa sus orígenes judíos y lo convence de que cuide a su pueblo.

    A partir de esa historia, Sturla planteó en su homilía que la Iglesia uruguaya podría seguir el ejemplo de Ester. “¿Es porque estamos perseguidos?”, se preguntó el cardenal. “Ciertamente no, nuestra situación es mucho menos dramática que la que viven tantos cristianos en distintas partes del mundo donde serlo conlleva el peligro de la propia vida”.

    El arzobispo de Montevideo aprovechó la inauguración de la Facultad de Teología para pedir a sus miembros que se despierten del “sopor” y que pasen a la acción.

    “El peligro” para los católicos en Uruguay, prosiguió, es “mucho más sutil e insidioso”. Es el peligro de “ser arrinconados, ignorados, empujados hacia la insignificancia. Es el peligro de hacernos perder nuestra identidad de modo muy suave, incluso alentándonos a ser una ONG eficaz, o mejor aún varias ONG eficaces que cumplamos un rol social menor, pero que aún puede ser valorado, hasta llegar por ejemplo el Estado a darnos dinero para ello”, dijo Sturla, quien facilitó el borrador de su homilía ante la solicitud de Búsqueda.

    La Iglesia tiene clubes de niños que funcionan como los centros CAIF y, por eso, el cardenal mencionó que la institución puede llegar a recibir dinero del Estado.

    “El peligro de nuestra parte es adormecernos en esta situación que ciertamente tiene sus ventajas, su comodidad”, planteó Sturla en la misa, a la que asistieron los integrantes de la Conferencia Episcopal, la viceministra de Educación, Ana Ribeiro, y varios alumnos y docentes de la institución.

    “No vamos a desaparecer por una matanza feroz en un día de sangre como en el peligro que se cernía sobre los judíos en tiempos de Ester, sencillamente vamos a ir desapareciendo como en una eutanasia dulce, suave, sin darnos cuenta, apaciblemente”, añadió.

    Sturla dijo que el proceso de “secularización” en Uruguay “ha sido exitoso” y que, en ese panorama complicado, los católicos deben actuar como Ester y reaccionar. “Esta reina podría haberse quedado ‘en el molde’, a ella seguramente nada le hubiera pasado, hubiera podido seguir tranquilamente mientras su pueblo moría”, afirmó. “Hoy también podemos nosotros seguir tranquilos nuestra camino o podemos negarnos a aceptar el suero que nos adormece dulcemente pero que trae la muerte”.

    El cardenal sostuvo que su planteo no implicaba asumir un papel de “víctimas”, algo que a la Iglesia católica “muchas veces” le gustó hacer, sino que era un llamado a despertarse “del sopor” y quitarse el “suero de la muerte”.

    La Iglesia tiene clubes de niños que funcionan como los centros CAIF y, por eso, el cardenal mencionó que la institución puede llegar a recibir dinero del Estado.

    “No solo no somos portadores de ningún virus, sino que tenemos el remedio para los males, el antídoto contra la muerte, somos portadores de la vida plena. ¿Qué es si no lo que celebramos hoy mismo en esta Santa Misa?”, inquirió.

    Sturla recurrió a la crisis actual causada por la propagación del coronavirus para justificar su llamado a la acción. “¿Podríamos pensar en que uno de nosotros tuviera la vacuna para este mal y no la quisiera compartir? ¿Qué pensaríamos de él?”.

    El cardenal opinó que la Iglesia católica puede ser la cura para algunos de los males que aquejan a la sociedad uruguaya. En 2018 hubo 700 suicidios, 20 cada 100.000 habitantes, que es el doble del promedio mundial, explicó. Y añadió que un estudio sobre fecundidad indicó que ese año hubo 40.139 nacimientos, 2.897 menos que en 2017. “Esta es un realidad que interpela nuestra sociedad laica, secularizada, y muchas veces triste”, sostuvo.

    “Nosotros tenemos el antídoto para no morir y para vivir para siempre en Jesucristo”, argumentó Sturla, y agregó que “la eucaristía es este remedio”.