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Treinta años juntos. No conozco otro trío de jazz que se haya mantenido en activo tanto tiempo con la misma integración. Cada uno tiene sus escapadas con otros músicos, su carrera paralela, la más notoria es la del pianista Keith Jarrett cuando prefiere grabar solo. Pero una y otra vez vuelven a juntarse y a dar conciertos. Porque prácticamente todos los discos de este fabuloso trío, con excepción de los primeros de 1983 y de algún otro como “Bye Bye Blackbird”, de 1991, son grabados en vivo, frente a una audiencia que los reverencia en todo el mundo. Y se lo merecen.
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Somewhere fue registrado el 11 de julio de 2009 en el KKL Luzern Concert Hall y recientemente editado por el sello alemán ECM. Un sonido inconfundible, desde el abordaje de estándares como “Solar”, “Stars Fell on Alabama” o “I Thought about You” hasta piezas del propio Jarrett como “Deep Space”. Música de una profunda belleza y sensibilidad, un modo de encarar los sonidos completamente abierto, libre, pero al mismo tiempo estructurado. Hay que llegar a ese nivel. Podrían grabar por skype, cada uno en una ciudad distinta, y el conocimiento y entendimiento entre ellos seguiría siendo total.
Escuchemos, por ejemplo, el tema de casi 20 minutos “Somewhere-Everywhere”. La melodía del piano abre el camino sutilmente, lo allana acompañado por el contrabajo firme de Gary Peacock y las delicadas líneas percusivas de Jack DeJohnette, preferentemente de los platillos. A este señor se lo detecta con una inaudita limpieza en todos los parches: redoblante, tom, bombo. No debe haber un batero más melódico. De a poco la mano izquierda de Jarrett se va insinuando con un leitmotiv, al que acompaña ese chillido característico del pianista, una suerte de trance, y así comienza a irradiar una figura rítmica, hipnótica, que te hace mover la pierna aunque la tengas dormida y sin sensibilidad, desatándose un arsenal de variaciones y coloraturas. Una auténtica narración musical.
La palabra monstruo se emplea con mucha ligereza en el mundo del arte, pero estos tipos son realmente monstruos. Y estamos hablando de gente mayor. Jarrett tiene 68 años, DeJohnette 70 y Peacock 78. El pianista es un tipo extremadamente obsesivo. No deja que le saquen fotos en los conciertos, se fastidia si alguien del público tose o se rasca dos veces seguidas; en una palabra, un hinchahuevos. Pero si hace 30 años que están juntos es por algo: han generado una música inigualable.