Lunes, martes y miércoles de esta semana fueron días intensos, de agenda colmada para el director nacional de Trabajo, Juan Castillo. Y no solo por atender los distintos conflictos laborales que debe resolver día a día, sino también por reuniones con dirigentes comunistas y del resto del Frente Amplio, con quienes analizó su futuro. Es que durante el fin de semana, Castillo resultó el dirigente más votado en el Congreso del Partido Comunista. Este hecho lo coloca como un firme candidato a la secretaría general, un cargo que en el pasado rechazó, pero que ahora no descarta. Esas reuniones son importantes, según Castillo, para evitar “equivocarse”.
Castillo, ex integrante de la dirección del PIT-CNT, dijo en entrevista con Búsqueda que los comunistas tienen “autocrítica” al momento de evaluar lo que han sido los gobiernos del Frente Amplio y que no se contentan con “administrar” el capitalismo, sino que quieren construir el “socialismo”.
—El secretario general del Partido Comunista, Eduardo Lorier, planteó en un documento ante el Congreso que no se ha logrado la “transformación de la base productiva, ni revertir la primarización, la extranjerización y la vulnerabilidad” de la economía uruguaya. ¿Se queda con esa sensación de que después de tantos años de gobierno no lograron realizar cambios de fondo?
—Nosotros no hablamos con ajenidad. El informe lo que asume, lo dice desde la autocrítica, desde un plano de participar en un gobierno de izquierda. Hacemos la autocrítica, preguntamos dónde podríamos haber incidido más para, objetivamente, lograr un cambio de esas características.
—Hay que centrarse en la discusión de “¿para qué llegamos al gobierno?”. Es para transformar la sociedad. Ese no es solo nuestro discurso, pretende ser nuestra práctica, de verdad. Lo hacemos desde el punto de vista de emitir señales, de que nosotros no estamos contentos solo con ser gobierno, porque no nos llamamos a administrar transitoriamente un gobierno capitalista. Nuestro objetivo sigue siendo la construcción del socialismo. No lo hemos logrado. Entonces, colocar algunos de esos temas que colocaba en esa parte del informe, todo ese análisis, supone convocar, invitar, poner estas cosas en debate, en discusión. Hay una necesidad, siempre presente en los comunistas, de la construcción de un bloque social y político para los cambios, porque esto no se resuelve solo. No se resuelve cambiar la base productiva o no se resuelve la equidad social, la justicia social, con un decreto de ley: “Apruébese que a partir de mañana no hay hambre”. ¡Mirá qué bárbaros son los comunistas! Inventamos esto, lo votamos y se aprobó. Pero resulta que está la ley, pero sigue habiendo hambre; todo el mundo tiene derecho a ser asistido en la salud, a tener educación libre y gratuita. Tiene derecho todo el mundo, pero ves gurises descalzos, miseria y echan gente. Entonces, de lo que se trata es de darle contenido a una gestión de gobierno en una fuerza política que continúa avanzando en esa dirección. ¿Contentarnos y conformarnos con ser gobierno y nada más? Nosotros no estamos en esa. Nosotros no estamos en la línea de pensar que es democrático estar con la alternancia de partidos políticos en el gobierno. No estamos de acuerdo con eso. La alternancia, de repente, en similares condiciones: si gobernó 140 años la derecha y las clases dominantes, que nos den 140 años de gobierno a nosotros.
—Cuando dice que no se logró cambiar la sociedad. ¿No considera que hay cambios en cuanto a pobreza, indigencia, la reforma tributaria?
—Claro que lo hay, no lo hay en función de la impronta de lo que queremos los comunistas. Nos parece que objetivamente nosotros tenemos que seguir. Todo esto lo hacemos desde la autocrítica. No le echamos la culpa a otro, nos hacemos responsables de eso y queremos colocar objetivos para seguir resolviendo esas contradicciones fundamentales. Puede terminar esto en el plano económico, diciendo: “está todo bien”, pero ¿todavía no estamos pagando más los que trabajamos, que los que están generando más ganancia? Cuando buscás el equilibrio, efectivamente que pague más el que tiene más, ¿se logró? ¿o está pagando más el que trabaja más, el que le dedica más horas al trabajo? El gran capital, los sectores de la economía y la producción, que han generado más ganancia en esta última década, ¿efectivamente han devuelto a la sociedad en función de este mismo concepto? Bueno, hay una zona para el debate y creemos que es posible generar una discusión ahí.
—El Frente Amplio no logró ponerse de acuerdo en gravar más al capital.
—Venimos del Congreso del Frente Amplio, donde no se ha logrado avanzar más en función de esta concepción. No nos pone como enemigos desde ningún punto de vista, pero nos ponemos desde el punto de vista de la crítica en reclamar eso.
—Usted dice que no cree en la alternancia, le pueden decir que no es democrático. Perder el gobierno es algo que puede pasar. ¿Qué quiere decir con la no a la alternancia?
—Puede pasar. Mi cabeza hoy tiene que ser para ganar el gobierno, no contentarme con que la democracia es solo la alternancia de los partidos políticos en el gobierno. Cada tanto tiempo, no hay mejor forma que pegarle a los comunistas, de calificarlos de antidemócratas. Cuando hubo que salir a defender la democracia, los que más han colocado las víctimas en la calle han sido los comunistas, pero bueno, es parte de las reglas de juego.
—La semana pasada el ministro Danilo Astori habló del rol de las empresas públicas y ordenar el gasto para achicar el déficit. ¿Cómo ven el papel de las empresas públicas?
—Nosotros decimos que las empresas públicas tienen que ser un factor de desarrollo y en el momento en que la economía se estanque, deben jugar un rol, que impulse a la economía. Esa es una definición macro. Nosotros nos afiliamos a la idea que plantea el programa del Frente Amplio. Y lo que se establece es que las empresas públicas estén al servicio del desarrollo del país. No quiero entrar en una contradicción falaz de decir: “Y entonces ¡viva la pepa! Y que sigan perdiendo”. No, no. Creo que tenemos que corregir errores. Objetivamente muchos de los actores ya lo han dicho, pero algunos de los gastos era posible haberlos evitados o algunas inversiones fueron muy mal programas, mal diseñadas o con pésimo resultado. Eso hay que corregir. Yo no me pongo un balde en la cabeza y me doy contra lo que sea. Si en algunos casos hemos cometido un error o tuvimos una mala gestión, lo que hay que hacer es corregirlo sin sentido vergonzante, sino con mucha responsabilidad. El problema es si con esto estamos contrabandeando y pasándole factura a un sector político o a algún compañero de la interna.
—¿Pero no termina pesando eso de no hacer nada para no perjudicar a la interna?
—Si alguien estuviera pensando en eso, le hace mal a la izquierda. No estoy diciendo que no coincidir con la opinión de Astori quiera decir confrontar con su concepción política. Vamos al grano: ¿Hubo una mala gestión en Ancap? ¿Hay que corregir errores? Sí, todas ellas y tal vez más, pero sin que Ancap deje de cumplir el rol que tiene que cumplir, de ser una empresa al servicio del país, y una empresa como factor de desarrollo. El error cometido por un compañero lo siento como parte de mi error. Alguna gestión que algún compañero pueda haber cometido, si fue en función de hacer lo mejor para el gobierno, lo mejor para el país, en todo caso lo que tiene que tener es mi solidaridad. No quiere decir que lo aplauda y que lo esconda o que lo cobije. Si hubo un error, hay que asumirlo, y tener la comprensión solidaria del compañero y objetivamente rodearlo en ese momento. No es eso barrer abajo de la alfombra, no se corrigen los errores de esa manera.
—En la votación del Congreso usted fue quien tuvo más respaldo, eso lo coloca como favorito para ser secretario general. ¿Qué piensa hacer?
—A mí me parece una locura. La generosidad del partido, que me haya votado mayoritariamente no me la esperaba. ¿Eso es sinónimo de que automáticamente soy secretario general? No, no lo es ahora y no lo fue antes. Ahora, lo que hay es otro contexto, el hasta ahora secretario general dijo que llegaba hasta acá, una cantidad importante de las secretarías ejecutivas también dijeron algo parecido; entonces estamos en un momento tan especial, de un Congreso muy fraterno, muy unitario que hacía tiempo no lo transitábamos. No fuimos noticia de división, no se retiró nadie haciendo declaraciones, no se crearon facciones. No fue sometido al escarnio público el gobierno, no le echamos nuestras culpas o debilidades a los hermanos del Frente Amplio. En ese marco, analizo la posibilidad de ser un integrante del ejecutivo con responsabilidad, cualquiera de ellas incompatible con la director general del Ministerio.
—Usted ya estaba pensando en dejar la dirección.
—Lo pensé, lo dije y lo sabe el ministro. Cuando se alinean los astros... tal vez sea el momento.