Chacras marítimas entre el campo y la playa, junto a la Laguna de Rocha, de unos 9.000 metros cuadrados cada una. Un espacio caracterizado por la tranquilidad, “privilegiado”, “reservado” y “totalmente exclusivo”. María Cristina Greffier, ex esposa del empresario Franco Macri –padre del expresidente argentino– asegura que así fue como le presentaron el emprendimiento inmobiliario Las Cárcavas, una década atrás. El nombre proviene de las formaciones generadas por la erosión del agua de la lluvia, que caracteriza al paisaje costero de Garzón.
La argentina conoció el proyecto a través de amigos de su hijo, Nicolás Palacios. La iniciativa la desarrollaba un amigo de ellos, Eduardo Constantini e iba a ser similar al barrio Las Garzas, otro proyecto inmobiliario del mismo empresario argentino tres kilómetros hacia el este de la ruta 10. Las Cárcavas sería “más pequeño y reservado”.
Convencida con la propuesta, en 2011 se celebró el “acuerdo de compra/boleto de reserva” por US$ 510.000. Sin embargo, unos años después, el acuerdo derivó en un juicio. En 2019 Greffier inició una demanda en la que exige la resolución del contrato, porque hasta el momento “no le entregaron el lote en las condiciones estipuladas”, según el expediente judicial al que accedió Búsqueda.
Entre los argumentos sostiene que los desarrolladores infringieron el contrato al pretender entregar un lote distinto al que le habían ofrecido. El original, afirma, tenía una superficie de 9.700 metros cuadrados, mientras que el actual 7.053, una diferencia mayor al 10% que fue establecido como margen en el contrato. Además, señala que el predio dejó de ser “frentista” y tener una ubicación “privilegiada”, muy cerca de la costa.
Greffier plantea que Las Cárcavas “incumple” con las características del barrio privado que le fueron presentadas en folletos y en las publicidades, que hicieron que se interesara en el proyecto. La reclamante asegura que las chacras iban a ser 20, según surge del plan maestro que le entregaron, lo que generaría un ambiente que apuntaría a la exclusividad. Sin embargo, señala que para su “sorpresa”, terminaron siendo el doble en la misma fracción de campo. “Toda la reserva y el nivel sobre el que se vendió el proyecto se vino abajo”, señala.
El proyecto Las Cárcavas incluyó en su plan, además de 24 chacras marítimas, 16 bungalows en terrenos de 1.000 metros cuadrados, lo que “cambió el concepto de urbanización” propuesto y provocó que “se amontonen muchos propietarios en pequeños espacios”. Esto, indican, implica más gente y menos privacidad a la ofrecida, además de disminuir el valor del inmueble.
“Habrá mayor cantidad de gente y familias que roten en la ocupación y, en ese sentido, más riesgo de inseguridad y trasiego de personas”, dice la demanda.
Bajo estos argumentos, Greffier reclama el reintegro del dinero abonado, además de una indemnización por daños y perjuicios, que incluya los intereses desde la fecha que se efectuó el depósito del dinero.
Web del emprendimiento inmobiliario Las Cárcavas
Destinado al fracaso
En la respuesta a la demanda, Federico Carbajales, representante de la empresa que tiene a su cargo el proyecto Las Cárcavas, Gridock S.A., señaló que Greffier realiza un “relato parcial de los hechos” y de forma intencional “omite mencionar que conoce el proyecto desde su génesis”, que “atravesó innumerables dificultades, a tal punto que si no fuera por el enorme esfuerzo de la administración actual, posiblemente estuviera destinado al fracaso, con el consiguiente riesgo de perder todo el dinero invertido”.
En ese sentido, reconocen que hubo “ciertas modificaciones al proyecto originario” porque el mismo no era rentable, aunque aseguran que se hicieron sin afectar la “concepción” y las características iniciales. Además, niegan que los cambios sean ilegítimos.
Gridock, explica la defensa, tenía originalmente dos socios, cada uno con el 50% de las acciones: Optimum Capital Partners, fundada por el empresario argentino Gastón Marquevich, y Barpel Corporation S.A., cuyos accionistas eran Eduardo Constantini y Miguel Rodríguez Larreta. Barpel Corporation S.A., según surge del relato, era además la administradora del emprendimiento. Una administración “equívoca”, cuentan, derivó en que la empresa de Marquevich tuviera que invertir US$ 2 millones para que el proyecto pudiera seguir adelante. Como consecuencia de ese aporte, en 2016 Barpel Corporation le cedió sus acciones a Optimum Capital Partners, que quedó con el 100% del paquete.
Costantini, hijo del empresario argentino que lleva el mismo nombre, impulsa varios emprendimientos en el departamento. En 2012, junto al senador del Partido Nacional Juan Sartori, compró el 50% de las acciones de la empresa Kibrey S.A., que pretende adquirir los derechos posesorios de casi todo el terreno que comprende al balneario La Perla de Rocha, pegado a Cabo Polonio, unas 268 hectáreas, según informó Búsqueda.
Según Greffier la presencia de Costantini en el proyecto Las Cárcavas fue relevante para que decidiera comprar una de las chacras marítimas.
En la respuesta a la demanda inicial, desde Gridock aseguran que tal como el proyecto estaba diseñado originalmente “no resultaba económicamente viable y no podía comercializarse”. De hecho, dicen que “estuvo varios años sin que los lotes se vendieran a nadie que no fuese amigo o pariente de Barpel Corporation”, en ese entonces administradora del proyecto, período en el cual “se incurrieron en grandes deudas dejando un importante pasivo”.
Ese es el argumento esgrimido para justificar la modificación del proyecto inicial, que incluyó agregar bungalows –que fueron diseñados por el arquitecto brasileño Isay Weinfeld– para ampliar el mercado de posibles compradores. De esa manera, aseguran, lograron finalizar la construcción de dos y el club house, además de alcanzar acuerdos para regularizar la deuda con la Dirección General Impositiva.
En el caso de Greffier, señalan en el documento, se le ofreció otro lote pero ella “no accedió ni estuvo dispuesta a negociar otro acuerdo”. A su vez, consideran que no puede ser considerado grave el incumplimiento cuando se ofrece uno con características similares. “Para ser gráficos: no estamos ante un caso donde se compró un penthouse y se le quiere entregar un apartamento en subsuelo”, afirma el representante de Gridock.
El abogado de Greffier, Bruno Santín, aseguró a Búsqueda que el proceso judicial se ha demorado, en un inicio por el cierre de los juzgados durante la pandemia y luego por la declaración de Marquevich, que fue solicitada a través de la embajada uruguaya en Estados Unidos, donde reside. El Juzgado Letrado en lo Civil de 2° turno deberá escuchar los argumentos de ambas partes y luego tomar una resolución.
Las Cárcavas actualmente es promocionado como un emprendimiento inmobiliario de chacras marítimas para un público extranjero que busca oportunidades en Uruguay, sobre todo de Estados Unidos, aunque también de Canadá. Se ofrecen los inmuebles, que incluyen servicios de hotelería, grill house, beach house, un restaurante, cancha de tenis, un parador con servicio de playa y juegos para niños.