En Villa Dolores, en el límite con el barrio de mayor densidad poblacional de Montevideo, Pocitos, hay un zoológico urbano que permanece a pesar del fuerte reclamo que organizaciones animalistas lideraron en 2014 para que cerrara sus puertas al público. En el predio hay 325 animales, la mayoría, aves, pero hay también ocho de gran porte: dos jaguares, cuatro monos, un mandril y un cóndor, que tiene cerca de 100 años.
El parque tuvo una reestructura en los últimos años. Fueron renovados y ampliados los recintos en los que se alojan algunos animales, se instalaron árboles dentro y se eliminaron las rejas de jaulas. Hay otra mitad del parque que se mantiene tal como era a principios del siglo pasado. Recorrer el zoológico es entonces un paseo de contraste: hay animales en espacios amplios y verdes y hay otros en viejas estructuras que transmiten abandono, con poco espacio y poca sombra.
En total son siete hectáreas de terreno delimitadas por la avenida Rivera, Dolores Pereira de Rosell, Líber Arce y Alejo Rosell y Rius. En el predio está el parque de la Amistad, que fue ampliado en 2020 junto con el Planetario, que renovó toda su tecnología. Un año después, en 2021, volvió a recibir visitas el zoológico, con un recorrido que excluye algunas zonas todavía inhabilitadas. Estaba cerrado desde 2014 y en los siete años que transcurrieron hasta la reapertura
fallecieron varios animales, como el hipopótamo, la jirafa y el tigre, que murió tres semanas atrás aquejado por problemas renales.
La primera decisión que tomó la actual administración departamental liderada por Carolina Cosse respecto a Villa Dolores fue la de no perpetuar más animales en cautiverio, explicó a Búsqueda el director de Artes y Ciencias de la Intendencia de Montevideo, Baltasar Brum. El objetivo es evitar que nazcan otros en esa condición. Según dijo el arquitecto, esta política implicó un trabajo intenso con cada una de las especies y la realización de numerosas esterilizaciones para controlar la reproducción. El zoológico tiene dos jaguares, especie que está en peligro de extinción, por lo que no fueron esterilizados.
La reinserción
“Los animales tienen que estar en su hábitat natural, esa es la esencia de la política general de la intendencia”, explicó Brum. Bajo esa premisa procuraron reinsertar en la naturaleza a los animales en los que había condiciones para hacerlo. Así, zorros grises, ñandúes, mulitas y tatúes y loras del Amazonas dejaron atrás el cautiverio. La reinserción, comentó Brum, no es una tarea sencilla y en algunos casos ni siquiera es posible.
Aunque queda camino por recorrer, el jerarca destacó que Villa Dolores ya logró un “cambio de paradigma”: pasó de replicar un modelo de zoológico del siglo XIX con 2.600 animales a convertirse en un modelo de ecoparque del siglo XXI, en el que conviven solo 325. Y ya no están en exhibición dentro de jaulas sino que pasan sus días en espacios que buscan parecerse a sus hábitats naturales y en los que deciden si quieren mostrarse o no.
Consultado sobre si el objetivo es que el parque deje definitivamente de tener animales, el director se limitó a decir que no conoce a nadie “que esté de acuerdo con tener un zoológico urbano”. Explicó que se trata de un proceso muy delicado y que los animales “no se pueden mover porque sí”.
Las autoridades pretenden encontrar un equilibrio entre lo que los ciudadanos quieren de Villa Dolores y el bienestar de las especies. Entienden que el parque está en “un proceso de transformación” que todavía no terminó.
La gestión del zoológico de Villa Dolores dependía del Departamento de Desarrollo Social de la comuna. Actualmente está en curso un proceso de transición por el que pasará a hacerse cargo el Departamento de Cultura.
Menos animales
Además de esterilizar a algunos animales, la comuna dispuso el traslado de otros ejemplares a espacios más adecuados, como el parque Lecocq. Ese proceso de reinserción es realizado por expertos; la premisa es siempre que los animales “se muevan” solo si el lugar al que van es mejor que el establecimiento de su ubicación actual. Estos movimientos requieren de la aprobación de la Comisión de Bienestar Animal. En el último año, por ejemplo, unos 50 ciervos fueron llevados al ecoparque Tálice de Flores.
En Villa Dolores quedan 150 cabras que próximamente serán enviadas como canje a reservas turísticas privadas y al parque Lecocq en préstamo. Estos mamíferos se encuentran apartados en un espacio hasta su traslado, que se concretará en la segunda quincena de enero. Además dejarán el zoológico un burro y los ciervos.
También en esa línea, las autoridades de la comuna trabajan junto con organizaciones animalistas con el objetivo de reinsertar a los tres mandriles que se encuentran en el Sistema de Zoológicos de Montevideo, un ejemplar en Villa Dolores y dos en el Lecocq.
Todo esto se complementa con la decisión de la intendencia de dejar de aceptar ejemplares incautados de tenencias ilegales o zoológicos clandestinos, y trasladaron esa intención a la Justicia, según indicó Brum. Por esa vía, por ejemplo, la comuna quedó a cargo en los últimos años de guacamayos que pertenecían al empresario y sindicalista argentino Marcelo Balcedo y se encontraron en la estancia en Playa Hermosa conocida como el Gran Chaparral en 2018. Varios de ellos están en Villa Dolores en una gran jaula que fue restaurada.
Jardín Botánico
En la zona infantil del parque de la Amistad, cerca de la avenida Rivera, fue instalada una fotogalería con imágenes históricas que muestran el zoológico en la década de 1920. En una de ellas se ven decenas de escolares, parados sobre un gran camino, con árboles a ambos lados. Ese camino de principios del siglo pasado —que se extendía en paralelo a la calle Dolores Pereira de Rosell— será recuperada en una nueva etapa de obras que comenzará cuando termine la feria de la construcción. Será la última etapa.
Según adelantó Brum, habrá una entrada sobre Líber Arce —paralela a Rivera— que incluirá un arco de 12 metros orientado hacia “una plaza en altura” desde donde se podrá visualizar todo el parque, ya que esa zona se encuentra más elevada. El ingreso fue diseñado junto con MVD LAB —el Laboratorio de Innovación Ciudadana de Montevideo— y los vecinos de la zona.
En un espacio en la franja ubicada hacia el este del predio, que será en la que comenzarán los trabajos, se encontraban los lobos de mar. La última loba falleció hace ocho meses y el área que ocupaban se transformará en un jardín de observación, donde se plantarán 1.000 especies autóctonas, que se encuentran reservadas en el vivero de la Intendencia de Montevideo.
El objetivo de la comuna es que esta zona del parque se parezca más al Jardín Botánico, explicó Brum. Esta parte del proyecto se realizará a partir del trabajo en conjunto entre el Servicio de Áreas Verdes de la Intendencia de Montevideo y el Jardín Botánico.
“Villa Dolores para los vecinos es un espacio cerrado, al que no pueden entrar nunca. La idea es que sea como el jardín trasero de su casa, que puedan venir todo el tiempo”, dijo Brum.
El horario de apertura de la zona más verde de las siete hectáreas —donde no hay animales— se extenderá y será similar al parque ubicado en el barrio Prado, que abre de 7.15 a 20.00 en verano. A su vez, cuando el predio cuente con iluminación eléctrica permitirá que pueda ser visitado más allá del atardecer.
Una de las últimas etapas del proyecto de Villa Dolores consistirá en la puesta en marcha de las nuevas obras previstas para la sección del predio que se encuentra cerrada desde hace casi nueve años. Según indicó Brum, finalizar el proyecto demandará alrededor de un año de trabajo.
“Se viene un gran reciclaje”, dijo sobre el área que abarca casi cuatro hectáreas de las siete totales.
Entre las nuevas obras, se prevé la demolición de jaulas de bajo interés patrimonial, el reciclaje de la jaula victoriana que sí ostenta valor y la recuperación de toda la caminería de finales del siglo XIX. También se tirarán abajo los muros perimetrales de las calles que rodean a Villa Dolores y se sustituirán por rejas transparentes que unirán al parque con el entorno. Además, se habilitarán tres nuevos ingresos por las calles Rosell y Rius, Líber Arce y Pereira Rosell.
El reciclaje, por otro lado, implicará la instalación de una biblioteca en la parte alta de la antigua “jirafera”, así como el acondicionamiento del espacio donde se ubicaban los hipopótamos para la celebración de actividades culturales, en el que se instalará un pequeño escenario.
“La gente va a poder recorrer el 95% del parque”, aseguró Brum.
Todos estos cambios, se espera, generarán una mayor cantidad de visitas y, por tanto, de vehículos particulares. Es por eso que dentro del proyecto la intendencia estudia también la definición de nuevos espacios de estacionamiento que acompañen el crecimiento. Según dijo el jerarca, pretenden incorporar 45 plazas para el estacionamiento de autos.
Información Nacional
2023-01-05T00:30:00
2023-01-05T00:30:00