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El apagón masivo que ocurrió en la mañana del miércoles 3 mostró un escenario desconocido: los caranchos, unas pequeñas aves de entre 55 y 60 centímetros, son capaces de dejar sin luz al 86% del país. El carancho construye sus nidos en las líneas de alta tensión con pasto, ramas e hilos de pastores, que al ser metálicos pueden crear cortocircuitos. Hasta ahora, la UTE los enfrentó contratando equipos de cetrería que con águilas y halcones los persiguen para sacarlos de las líneas.
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“Pero con líneas de más de 200 kilómetros de largo, no damos abasto para todos los nidos que hay”, dijo la semana pasada a Búsqueda uno de los jerarcas de la empresa.
El miércoles no se pudo evitar el cortocircuito en dos líneas simultáneas de alta tensión de 500 kilovatios (kV) entre San Javier y Palmar, y se afectó la operativa de la central de Salto Grande, provocando el masivo corte de luz.
Luis García, gerente de operaciones de UTE, dijo el jueves 4 al programa “Inicio de Jornada” de Radio Carve que en el caso del último apagón ocurrió un cortocircuito provocado por los nidos y que “falló un disyuntor”, que funciona como una llave que debía interrumpir el cortocircuito, y eso ocasionó una “segunda falla simultánea”.
La UTE ya tiene planificado cómo resolver el problema de forma definitiva y en los últimos días se concretó una primera etapa. La solución se dará cuando se cierre el anillo de alta tensión de 500 kV con la construcción de una línea que una Salto Grande con Montevideo a través de Tacuarembó y Melo. La empresa cerró en las últimas semanas el llamado a licitación para el primer tramo y está en etapa de evaluación de las ofertas, informó a Búsqueda Héctor González Bruno, gerente de Dirección Operativa de UTE. El jerarca indicó que se presentaron empresas internacionales asociadas con uruguayas.
Las fallas en las líneas de alta tensión no solo se dan por los nidos de caranchos. También se afectan por los rayos, los tiradores furtivos, los tornados, la sobrecarga por altas temperaturas, la falta de mantenimiento, el polvo y la suciedad, o por la acumulación de nieve, como sucede en los países de Europa o Estados Unidos.
Actualmente, UTE depende exclusivamente de las dos líneas afectadas por los caranchos, que traen energía tanto de la central de Palmar como de Salto Grande. Cuando se complete el anillo, ante un cortocircuito en estas líneas, habrá una alimentación alternativa que recorrerá el camino desde Salto a Montevideo pasando por Tacuarembó, Melo y San Carlos.
Además de dar garantías ante posibles fallas, la nueva línea posibilita que Uruguay se posicione como hub energético entre Brasil y Argentina. La UTE podrá importar desde Brasil para exportar energía a Argentina o viceversa, cobrando peajes, explicó uno de los jerarcas.
La obra implica unos 200 kilómetros en su primer tramo, que se construirán en un plazo de entre 20 y 24 meses. La primera etapa será el tramo entre Melo y Tacuarembó y de acuerdo con González Bruno tendrá un costo estimado de U$S 80 millones. El segundo tramo entre Tacuarembó y Salto tendrá una longitud y costo similares.
La licitación fue convocada bajo la modalidad de leasing, que implica el pago de un canon mensual durante 20 años. Luego las líneas pasan a ser propiedad de UTE. Durante el transcurso del leasing la operación y el mantenimiento corre por cuenta de la empresa estatal, lo que le permite a UTE no renunciar a hacer una costosa inversión en momentos en que el Poder Ejecutivo recorta gastos.
El riesgo que corre es que el precio del dólar se dispare y a la UTE le cueste más pesos pagar la obra a lo largo de los 20 años de leasing.
El gerente de Dirección Operativa dijo que con esta obra se asegura “el fortalecimiento del sistema de transmisión” ante un escenario futuro con aumento de la demanda energética. Y brindará una salida para la generación de energía eólica en el centro del país.