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La doctora uruguaya María Rodríguez es una de las coordinadoras de Médicos sin Fronteras (MSF) en Ucrania. Antes de estar en ese país trabajó en otras zonas de conflicto como Afganistán, Palestina e Irak y también en lugares donde las enfermedades infecciosas como el sida y la tuberculosis causaban estragos.
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Rodríguez asegura que haber estudiado en la Universidad de la República y trabajar en Uruguay al menos un poco le sirvió para lo que enfrentaría después en el mundo. Esa capacidad “bien uruguaya” de “amoldarse a las necesidades”, dice esta doctora que desde 2004 trabaja en MSF.
“Al inicio trabajé mucho lo que era la salud rural. Soy de Treinta y Tres, y ahí trabajaba desde Vergara, Santa Clara del Olimar, José Pedro Valera, en Lavalleja, o me iba a una guardia en Piriápolis. Eso te da un bagaje muy grande para poder adaptarte, de tratar un parto a tratar un infarto; esa cosa de ser tan dúctil como es la medicina nuestra me ayudó mucho a adaptarme a las situaciones precarias que viví en distintas partes del mundo donde va Médicos sin Fronteras”, dice a Búsqueda.
“En la parte de enfermedades infecciosas, mi universidad fue Médicos sin Fronteras, sobre todo en África. En Uruguay era un bagaje más técnico y sobre todo a cómo tratar el HIV y la tuberculosis en una forma coordinada, dando acceso a todos los pacientes y con un tratamiento adecuado. En África no existía eso. En esa época lo único que se podía hacer era el preventivo para que la mujer embarazada no contagiara al bebe, y solo en algunos países”, recuerda Rodríguez.