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La noticia era esperada, pero no por eso el impacto fue menor. La ratificación de la condena contra el expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, y la sentencia en segunda instancia de 12 años y un mes de prisión pegó duro en la izquierda latinoamericana. El Frente Amplio había enviado su delegación para acompañar a Lula a Porto Alegre con “esperanza mesurada” de que el Tribunal Federal de 4º Turno revocara la sentencia de primera instancia. Pero ocurrió todo lo contrario.
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“Los vivimos con pesar. Es un golpe duro para la izquierda latinoamericana, pero es un golpe aun más grande para la democracia, porque nunca hubo garantías en este proceso judicial”, dijo a Búsqueda el secretario político del Frente Amplio, Gonzalo Reboledo, desde Porto Alegre. El lunes por la mañana los enviados del oficialismo uruguayo se reunieron, junto a las demás delegaciones, con los abogados de Lula para conocer los detalles de la investigación previo a la sentencia.
Lo que escuchó allí le dejó la certeza a Reboledo de que no hay pruebas para justificar la condena a Lula. “Lo condenan por un testimonio de alguien que en primera instancia no nombró jamás a Lula y que en segunda instancia, a cambio de su libertad, cambió su testimonio”.
Por su parte, una de las vicepresidentas del Frente Amplio, Sandra Lasso, que integró la delegación, dijo que la Justicia “actuó parcialmente, dejando entrever vínculos con lo político partidario”, lo que pone “en riesgo” a Brasil “de ingresar en un terreno de desestabilización democrática”.
El juicio.
Al comenzar el juicio, Lula publicó en su cuenta de Twitter: “Estoy extremadamente tranquilo y con la conciencia tranquila de que no cometí ningún crimen. La única cosa que puede pasar es que digan que Moro erró”. Pero la Justicia dijo todo lo contrario.
En el marco de la Operación Lava Jato, el expresidente brasileño fue condenado por el juez Sergio Moro a nueve años y medio de cárcel por los delitos de corrupción y lavado de dinero. Lula fue condenado porque presuntamente la empresa constructora OAS le compró y refaccionó un apartamento tríplex ubicado en Guarujá, un balneario de São Paulo, a cambio del otorgamiento de ventajas para contratos con la petrolera estatal Petrobras.
La defensa del exmandatario brasileño apeló y el miércoles 24 el Tribunal Regional Federal de 4º Turno de Porto Alegre ratificó la condena y hasta pidió que la pena para Lula fuese aun mayor. El primero de los tres jueces que leyó su sentencia fue João Gebran Neto, relator de la apelación de Lula. Luego de tres horas de intervención, concluyó diciendo: “No estamos juzgando al hombre o al personaje, reconocido estadista, solo a quien cometió el delito”. Conocido en Brasil como un juez aun más duro que Moro, Neto ratificó el fallo de primera instancia y pidió que la sentencia para Lula sea de 12 años y un mes de prisión.
Luego habló el juez Leandro Paulsen, que repasó desde el escándalo del Mensalão, cuando se supo que el PT de Lula sobornó a legisladores para gobernar. Su voto fue igual al de Neto: 12 años y un mes de condena. Y por último, Víctor Laus, que también ratificó la condena de Moro y pidió elevar la pena a 12 años y un mes.
Mujica, el amigo.
La decisión de la Justicia, de quedar firme, inhabilita a Lula a postularse a las elecciones presidenciales. Sin embargo, la defensa del brasileño puede presentar diversos recursos que aplacen la aplicación de la condena, de modo que pueda llegar a presentarse en los comicios de octubre.
Para el PT, el fallo no cambia nada. Luego de conocida la sentencia, envió un comunicado titulado “Lula es candidato”, en el que afirma que no se rendirá y que los “tres votos claramente pactados entre los jueces” suponen “una farsa judicial”.
Durante un acto en Porto Alegre el martes 23, Lula dijo que tiene previsto hacer campaña política con el expresidente uruguayo José Mujica. “Cuando llegue a Santana do Livramento, me sentaré en un banco que tiene la mitad en Uruguay y la otra mitad en Brasil a tomar unos mates con Pepe Mujica”.
Mujica dijo a Búsqueda que no fue a acompañar a Lula a Porto Alegre debido a los focos de fiebre amarilla, pero que días atrás se comunicó telefónicamente con él. Para el líder del Movimiento de Participación Popular, su juzgamiento consiste en “un juego para cortarle la posibilidad de ser presidente”. Y aseguró que si finalmente Lula, que encabeza todas las encuestas, puede participar de las próximas elecciones, estará “encantado” de encontrarse con él en Santana. “Lo voy a apoyar en su campaña electoral encantado”, dijo.
