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A los 22 años ya había ganado dos majors, superando récords que ostentaban en ese momento nada menos que Jack Nicklaus y Tiger Woods. Con la conquista del British Open en el 2017 llegó su tercer “grande”, por lo cual el norteamericano Jordan Spieth pasó a ser conocido como el Niño Maravilla.
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Poco tiempo después, Spieth aparece en el último listado del ranking mundial ocupando el puesto 70º, con una sequía de más de tres años sin victorias. Es difícil explicar una caída tan pronunciada en un jugador de elite.
Unos entienden que comenzó tras la debacle en los segundos nueve hoyos del Masters de Augusta del 2016. Con una ida espectacular recorrida en 32 golpes, Spieth tenía en ese momento una ventaja de cinco golpes. Sin embargo, en la vuelta comenzó el desplome con dos bogeys consecutivos en los hoyos 10 y 11. Pero lo peor llegó en el corto par tres del 12, con apenas 153 yardas de largo, donde el estadounidense tiró dos pelotas al agua para terminar con un terrible cuádruple bogey.
Considerado como uno de los mayores “desastres golfísticos” en la historia del Masters, los 41 golpes del joven tejano en los segundos nueve hoyos dejaron en manos del inglés Danny Wilett el preciado saco verde. “Tengo claro que así es el golf, pero ojalá nunca más tenga que pasar en una cancha por lo que me tocó vivir en esa media hora entre los hoyos 11 y 12”, fueron las únicas palabras que pronunció Spieth en la conferencia de prensa.
Por otro lado, hay quienes piensan que el bajo rendimiento de Spieth comenzó con el mal juego de su putter, el palo más importante de la bolsa de cualquier golfista. Esa inseguridad sobre el green se trasladó, como generalmente ocurre, al resto de los palos y a partir de ahí el calvario para Spieth.
Un presente complicado
Hoy con 27 años, Spieth enfrenta una dura batalla contra él mismo, sumido en una terrible irregularidad e incertidumbre.
Su última victoria se remonta al British Open del 2017, disputado en Royal Birkdale, por lo cual la sequía de triunfos lleva más de tres años. “Ver tirar pelotas a Spieth en un driving range es angustiante, parece que directamente no puede comenzar con su swing, son 30 segundos que parecen una eternidad”, comentó el analista de golf de la cadena CBS, Brandel Chamblee.
Vale destacar la valentía de Spieth, quien sigue dando la cara, no se esconde y enfrenta a la prensa en cada torneo. “Soy consciente de mi mal momento, creo que hay muchas cosas para arreglar, pero en realidad no se cuáles son porque si no trataría de hacerlo, esa es la confusión”, comentó Spieth en una conferencia de prensa durante el último US Open, disputado en el Winged Foot Golf Club.
“Me lo han dicho de mil formas, que me pare y pegue sin pensar tanto, realmente me encantaría, pero sinceramente creo que debo continuar insistiendo con la técnica”, agregó el exnúmero uno del mundo. “Parado en el tee del hoyo 1 en un US Open, no sabiendo adónde puede ir la pelota, no es una sensación agradable”.
“Créanme, no es nada bueno para alguien que jugó bien al golf durante muchos años”, finalizó con gran autocrítica Spieth.