“El mejor ministro de Economía de Uruguay ha sido (Néstor) Kirchner”, comentó a Búsqueda con ironía un asesor financiero con oficina en Montevideo aludiendo a los capitales argentinos que, espantados por el “modelo K”, en los últimos años emigraron al mercado uruguayo de campos, inmuebles o al sistema bancario. Ahora, un giro político y económico en Argentina si Mauricio Macri gana las elecciones podría instaurar un escenario distinto para las inversiones de ese origen con repercusiones en Uruguay.
El stock de inversión directa de procedencia argentina radicada en el país creció en los años recientes, según estadísticas del Banco Central del Uruguay. Pasó de U$S 2.404 millones en 2009 a U$S 2.961 millones en 2010, U$S 3.756 millones en 2011, U$S 4.710 millones en 2012 y U$S 5.357 millones en 2013, el dato más actual disponible. Dicha posición de inversión representó 27% del total en 2013; le siguió en importancia el stock de origen brasileño (7%), español (6%) y estadounidense (5%).
“Durante el kirchnerismo perdimos 95.000 productores. Estamos perdiendo productores día a día, mercados, hay frigoríficos cerrados y quedaron dos millones de hectáreas sin sembrar”, repasó el presidente de la Sociedad Rural Argentina, Luis Miguel Etchevehere, entrevistado en Radio Carve el pasado 26 de octubre. En el balotaje del próximo jueves 22, “el campo se está jugando su futuro”, señaló.
“Así como el campo uruguayo fue atractivo” hace una década para la inversión en tierras para hacer agricultura, “hoy lo vuelve a ser Argentina, porque es más competitiva que cualquier otro país de la región, ya que hizo el ajuste de los precios, que bajaron entre 20% y 30% desde 2012”, dijo a Búsqueda el presidente de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales, Cristian Beláustegui.
Basándose en comentarios de potenciales clientes, ese operador señaló desde Buenos Aires que “muchos argentinos están queriendo salir de Uruguay, vender sus campos allá y comprar en Argentina. Pero no lo están pudiendo concretar porque el mercado uruguayo está muy frenado y en una meseta agónica en la que no termina de acomodar los precios”.
“El factor político fue fundamental para ahuyentar a los inversores en Argentina; hoy el sector agropecuario está muy esperanzado en un cambio en las reglas de juego” que opere a su favor, enfatizó Beláustegui.
Argentina presenta desórdenes en su macroeconomía, lo que repercute en la actividad empresarial. Además, el entorno regulatorio para la actividad empresarial es de los peores en Sudamérica, solo por encima de Bolivia y Venezuela, según la última edición del estudio “Haciendo negocios”, divulgado la semana pasada por el Banco Mundial. En ese ranking global —que considera cuántos trámites, su demora y los costos para abrir una empresa, para conseguir conexión eléctrica, para registrar una propiedad, para el pago de impuestos o hacer cumplir los contratos, entre otras variables— Argentina está 121º en un total de 189 economías.
También las restricciones para comprar dólares y sacarlos del país vigentes desde 2008 son una complicación para muchos argentinos. En ese contexto, algunos invirtieron en inmuebles en Uruguay o depositaron su dinero en bancos con oficinas en Montevideo.
Para la semana próxima, la Liga de Fomento de Punta del Este está organizando una reunión con residentes argentinos en el balneario para tener un “termómetro” sobre las “perspectivas de inversión” dado el “nuevo panorama político” que se avizora en Argentina, dijeron a Búsqueda fuentes empresariales.
Un operador inmobiliario comentó que se percibe un clima de “euforia” entre los argentinos tras la primera vuelta electoral de octubre. Añadió que “han venido postergando decisiones” y con un nuevo panorama político en su país van a “soltar un poco más la voluntad de invertir” en la región. Opinó que Punta del Este seguirá siendo una “opción” para los inversores de “alto nivel”.
En el sistema financiero uruguayo había a fines de setiembre U$S 4.520 millones depositados por agentes no residentes en el país, en su mayoría argentinos. Esa cifra viene aumentando lenta pero sostenidamente desde comienzos de la década pasada y representa la cuarta parte del total. Un asesor financiero consultado estimó que si gana Macri el balotaje del domingo 22, en el que competirá con el oficialista Daniel Scioli, el nuevo gobierno va a “generar confianza” y los argentinos volverán a invertir en su país.
“Parece haber algo de esperanza para la recuperación (económica) tras las elecciones”, consideró Carlos Saccone, un experto del banco HSBC Uruguay, al disertar en una charla para clientes efectuada la semana pasada. “El mundo casi había tirado la toalla con Argentina; sin embargo, que gane Scioli tampoco sería una pésima noticia porque el país ya empezó a cambiar. Para los mercados, desde el domingo (25 de octubre) hay dos escenarios positivos, uno mucho más que el otro”, añadió.
De hecho, el lunes 2 la calificadora Moody’s ratificó la nota de la deuda pública argentina en situación de incumplimiento de pago (“Caa1”) pero mejoró su perspectiva —de “negativa” a “estable”— teniendo en cuenta el nuevo escenario político surgido tras la primera vuelta electoral. “Los cambios en el clima político del país reducen el riesgo de que los inversores experimenten pérdidas mayores que las esperadas una vez que el nuevo gobierno asuma el poder el 10 de diciembre de 2015”, alegó la agencia en un comunicado.
“El enfoque de Macri será la terapia de choque macroeconómico. Él promete dejar flotar la moneda y eliminar subsidios a la energía enseguida que tome el cargo. Dirigido por un equipo de economistas brillantes, Argentina va a restaurar sus vínculos con la comunidad financiera internacional”, opinó por su parte el analista Walter Molano, de BCP Securities, en un informe fechado el lunes 2.
Y añadió: “Es cierto que la Argentina está a punto de embarcarse en un cambio de dirección que le permitirá volver a su antiguo lugar como una de las grandes economías de América Latina, pero un montón de trabajo y sudor queda por delante. Va a ser muy doloroso para la mayoría de los hogares, las empresas y los inversores”.
Juan Manuel Mercant, socio del estudio Guyer & Regules, dijo a Búsqueda que con un eventual triunfo de Macri es más factible que Argentina lleve adelante una “corrección” necesaria que, a su vez, será “dolorosa: ajuste fiscal, de tarifas subsidiadas, más devaluación, etcétera. Eso llevará dos o tres años”. Señaló que estas medidas harán a ese país “más fuerte” y recuperará atractivo para los inversores, y ello, a su juicio, tendrá efectos positivos para Uruguay en la actividad turística, financiera y de otros servicios. “Que a mediano plazo Argentina vuelva a estar en el mapa de los inversores extranjeros también puede ser beneficioso para Uruguay”, añadió.
“Soy más optimista que pesimista sobre los efectos para Uruguay” con un nuevo jefe de la Casa Rosada, incluso si es Scioli, porque habría un “cambio de aire” tras una década de kirchnerismo. Y remató: “Cualquier cosa es mejor que lo que hay ahora”.
Modelo y balotaje.
Néstor Kirchner presidió Argentina entre mayo de 2003 y diciembre de 2007, cuando fue sucedido por su esposa, Cristina Fernández, cuyo mandato —tras una reelección— termina el próximo 10 de diciembre. Ambos sostuvieron un modelo económico que habilitó una mayor intervención estatal en la economía (estatizando incluso algunas empresas y generando miles de empleos en el sector público), estimuló la sustitución de importaciones e introdujo impuestos a las exportaciones —principalmente de granos y otras materias primas—, así como restricciones comerciales y cambiarias que desalentaron la inversión. Además, el kirchnerismo mantuvo una posición distante de organismos como el Fondo Monetario Internacional y con los mercados de capitales mundiales, mientras enfrenta un litigio judicial con inversores por bonos impagos desde 2002.
Bajo este esquema se dio una baja del desempleo y la pobreza, aunque la inflación se mantiene en niveles relativamente altos (en torno a 30% según mediciones privadas).
Abatir la inflación a niveles de un dígito en dos años fue una de las promesas de campaña de Macri, quien obtuvo 34,3% de los votos en la elección de octubre. También propuso eliminar el Impuesto a las Ganancias para los trabajadores (similar al IRPF uruguayo).
En materia cambiaria, el candidato de Cambiemos es partidario de una corrección del valor del dólar oficial, de modo que el precio lo defina el mercado y no el gobierno, como sucede ahora.
Además, Macri aseguró que si es presidente restablecerá la libertad para comprar dólares, hoy restringida por el denominado “cepo cambiario”.
Scioli, el candidato presidencial más votado en la primera vuelta (36,9%), lanzó durante la campaña la idea de transformar a Argentina en un “paraíso productivo” y no en uno “financiero ni fiscal”. Propuso bajar impuestos (IVA a los pasivos) y ratificó la política del dólar administrado por el Banco Central. Como Macri, planteó bajar la inflación a menos de 10%, pero “sin ajuste” fiscal.