La gente “no va a estudiar 135 artículos” y “a la hora de la verdad” el referéndum por la LUC es “gobierno sí, gobierno no”, dice Mieres

entrevista de Martín Mocoroa y Pedro Tristant 
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Cuando en marzo de 2020 Pablo Mieres asumió al frente del Ministerio de Trabajo dejó en segundo plano su rol como líder del Partido Independiente. Casi un año y nueve meses —y una pandemia— después, obligado por la oposición y un conjunto de organizaciones, el ministro vuelve circunstancialmente a su perfil más político partidario para defender la Ley de Urgente Consideración (LUC).

Esa norma, según su visión, refleja el cambio que la gente votó, y noviembre y diciembre son meses claves para el posicionamiento de la discusión. El domingo 14 encabezó el inicio de la campaña del Partido Independiente de cara al referéndum.

Mieres cuestiona los “inventos” de la oposición, al igual que se separa de algunos argumentos que considera “exagerados” de referentes de la coalición. Sin embargo, a la hora de enfocar el debate, recurre por encima del articulado a una imagen: “el trancazo”. Entiende que esa es la intención de los promotores del referéndum. Está convencido de que la consulta popular es en el fondo “gobierno sí, gobierno no”, también de que la coalición merece una “ratificación del aval”. Solo por la gestión de la pandemia “valdría decirle no al trancazo y permitirle al gobierno seguir adelante”, afirma.

Mieres se muestra como un defensor acérrimo de la coalición en la que ve futuro más allá de este período. Cree que las elecciones de 2019 —como antes lo hicieron las de 2004— cambiaron la estructura política del país e imagina un escenario de continuidad para 2024. Asegura que la identidad de su partido no corre riesgo y que no se movieron de su sitio, aunque antes estaban en el medio de los dos bloques y ahora integran uno de ellos. “Estamos en la frontera de lucha con el bloque del Frente Amplio” (FA), dice.

Lo que sigue es un resumen de la entrevista que Mieres concedió a Búsqueda.

—En el lanzamiento de la campaña del Partido Independiente en defensa de la LUC dijo que los promotores del referéndum buscan hacer un “trancazo” al gobierno. ¿Por qué? ¿En qué hechos ve ese espíritu?

—La característica de los referéndums y los plebiscitos es que lo que se somete a consideración es un tema. Esa es la naturaleza. Se consulta a la ciudadanía por sí o por no sobre la ley de impunidad, sobre la ley de empresas públicas, sobre la baja de la edad de imputabilidad, sobre el voto en el exterior, sobre algunas medidas de seguridad. Eso es lo razonable. La ciudadanía tiene que decir sí o no a un asunto. Este es el primer referéndum sobre 135 artículos sobre ocho o nueve temas. La única conclusión posible es que es un referéndum contra la gestión del gobierno. La ciudadanía no va a estudiar los 135 artículos. Lo que hay es un posicionamiento. Y hay un esfuerzo de parte de quienes promueven el referéndum de construir un adversario caricaturizado: es la derecha neoliberal que viene a privatizar y a desmontar los derechos y al Estado. Todo absolutamente falso. Tratan de construir un adversario que no existe.

—Su argumento para decir que se promueve un trancazo es la amplitud de la consulta. ¿Eso no es una respuesta a cómo procedió el gobierno al promover tantos cambios en una sola ley después de una elección muy polarizada?

—Se había avisado. Primero, lo que se incluye en la LUC son un montón de elementos que están en el Compromiso por el país. Lo que estamos haciendo es decirles a los ciudadanos: “ustedes nos votaron para esto, acá estamos”. En segundo lugar, el anteproyecto de ley se conoció antes de que el gobierno asumiera. Hubo un debate intenso, amplio, abierto. Tuvo todas las garantías democráticas. Si el FA y el PIT-CNT terminan definiendo ir a un referéndum contra 135 artículos incluyendo algunos que el propio FA votó… ¡Ta! ¡Está clarísimo! Acá lo que hay es ‘no acepto a este gobierno, no quiero a este gobierno, lo acuso de cantidad de cosas que no son verdad’. Espero que la campaña se reoriente, pero el debate es con una oposición que no ha digerido la derrota y que pretende evitar que el gobierno gobierne.

—Hay también una base grande de duda respecto a esta ley en la ciudadanía. Se juntaron 800.000 firmas. Las encuestas muestran que solo un tercio de la población dice conocer bastante la LUC. ¿Cómo explica ese nivel de desconocimiento en torno a una ley que es columna vertebral del gobierno y que usted dice que fue debatida intensamente?

—La gente tiene desconocimiento sobre el articulado preciso, pero las ideas las conoce. Las modificaciones que tienen que ver con la seguridad o con la educación, fueron parte de la campaña. Cómo darle más respaldo a la Policía para que pueda actuar; la regla fiscal para marcarle límite de gasto a cualquier gobierno; darle a la educación un poder de decisión más rápido. Todo eso fue parte de la campaña. Después se traduce en artículos que pueden ser conocidos o no porque eso es para especialistas. El detalle del artículo tal o cual nadie lo registra. Vamos a hacer todo el esfuerzo por explicar cada artículo, pero a la hora de la verdad el debate es gobierno sí, gobierno no. Y ahí importa mostrar lo que el gobierno hizo y lo que tenemos para adelante. Lo que hicimos fue enfrentar una pandemia que nos cayó de golpe y la salvamos con excelente resultado. Las finales de la Libertadores y la Sudamericana son la prueba más ostensible de un país que salió adelante y ya está con cifras de empleo muy parecidas a las de la prepandemia y que no ha generado ningún retroceso en materia de derechos. Esa es otra parte de la caricatura que se pretende construir. Uruguay sigue teniendo los mismos derechos y en eso nos duelen prendas, porque los del Partido Independiente estamos en roles donde justamente están en juego esas cosas.

—Usted ha sostenido que el Partido Independiente es garantía de que esta coalición no tome un rumbo conservador. ¿En qué cosas concretas lo ve? También se ve un contrapeso importante de fuerzas como Cabildo Abierto. 

—Tenemos funciones en lugares clave. Iván Posada en el Parlamento tiene un peso significativo por su experiencia. Hemos tenido un papel importante en las iniciativas que Mónica Bottero ha promovido de mantención e impulso de los derechos de la mujer. La semana pasada se votó en el Parlamento una iniciativa que extiende la licencia maternal en los casos de embarazos con dificultades o nacimientos prematuros. Eso es extender un derecho social. Estamos bien lejos de cancelar derechos. La agenda de derechos está arriba de la mesa, está vigente, nosotros nos sentimos parte de eso y vigilamos que no ocurran retrocesos.

—¿Cómo ve el papel de Cabildo Abierto, que muchas veces se desmarca de decisiones del gobierno o promueve sus propias iniciativas?

—Tiene todo el derecho. Ellos pueden presentar los proyectos que les parezca siempre que no contravengan las líneas del gobierno. Una coalición es entre diferentes no entre iguales. El proyecto de ley de prisión domiciliaria para mayores de 65 años lo vamos a votar en contra. No estamos dispuestos a avalar un proyecto que tiene nombre y apellido, que está buscando una solución que creo injusta para gente que está presa por haber violado los derechos humanos.

—Como ala izquierda de la coalición, podría pensarse que son un posible foco de fuga de votos en esta campaña por la LUC. ¿Le preocupa? ¿Cuál es el enfoque particular del Partido Independiente en defensa de esta ley?

—Los uruguayos optaron por un cambio y estamos ejecutando ese cambio. Lo que nosotros le pedimos a la gente es que nos ratifiquen el aval para validar lo que se ha hecho y darnos legitimidad para seguir avanzando. Para seguir transformando la educación, para reformar al Estado, para seguir abriendo el Uruguay al mundo. Es decir: “miren, nosotros les pedimos votar no al trancazo por lo que se ha hecho y, sobre todo, por lo que tenemos por hacer”. Ese va a ser el enfoque más que entrar en este tema o en aquel. Este es un referéndum sobre el gobierno.

—Algo similar recuerdo haberle escuchado a Óscar Andrade. Él había dicho que de los artículos nadie se iba a acordar y fue muy criticado por el oficialismo.

—Pero me parece mucho más honesto.

—¿No es una caricatura también lo que hace usted al decir que este referéndum es un “trancazo”?

—No, no. ¿Cuál es el objetivo del FA y del PIT-CNT? Propinarle una derrota al gobierno que lo ponga en una situación de fragilidad y de dificultad de gobernabilidad. Nosotros lo que tenemos que decirle a la gente es: “se eligió un gobierno por cinco años. No se apuren. ¿Quieren volver? Esperen. Primero digieran un poco la derrota y después hablamos”. Ya llegará el tiempo de que la gente elija otra vez gobierno.

—¿No teme entonces una fuga de votos en el Partido Independiente? Hay temas que suelen ser sensibles para el perfil de votantes de izquierda: seguridad, empresas públicas, mercado de combustibles. 

—De empresas públicas no hay nada.

—Forman parte de la discusión y hay disposiciones que modifican parte de su actividad, como la portabilidad numérica o los combustibles.

—Entonces mantenemos presos a los ciudadanos de un sistema injusto porque eventualmente Antel podría tener una pérdida de clientela... No hay nada sobre empresas públicas. Es un verdadero invento para hacer una conexión con la década del 90.

—¿Y los temas de seguridad que también son sensibles para la gente de izquierda? Ahí la LUC introdujo aumentos de penas. Hoy se vive una situación de alta tensión en las cárceles. Después están los efectos en las mujeres de los aumentos de penas al microtráfico. 

—Acá hay dos cosas. Una es la problemática carcelaria que tiene décadas. Es un drama que Uruguay tiene que resolver. Pasamos 15 años de gobierno del Frente Amplio en los que el tema lejos de resolverse se agravó. Ahora se agrava más porque aumenta la población carcelaria. Creo que tenemos que usar mucho más las penas alternativas.

—¿La LUC al aumentar las penas no va contra eso?

—No. No va contra eso. Aumenta penas pero no deroga las penas alternativas.

—En algunos casos sí las limita. 

—Hay una restricción mayor de las penas alternativas en delitos graves. Pero las penas alternativas siguen existiendo y deberían usarse más. Es muy difícil porque implica una estructura y una capacidad logística que Uruguay no tiene. Tenemos pendiente que el Instituto Nacional de Rehabilitación se convierta en un servicio descentralizado. Con respecto al tema del narcomenudeo, se usa mucho el caso de esa mujer que ingresó cuatro gramos…

—Es una problemática bastante más amplia.

—Está bien. Hay que analizar alternativas. Lo dijo la senadora Carmen Sanguinetti y hubo otras manifestaciones de voluntad. Hay cosas que se pueden corregir y mejorar. Ahora, eso no implica votar en contra de 135 artículos.

—Sobre la seguridad, algunos integrantes de la coalición han dicho que si se derogan esos artículos no se va a poder salir a la calle. 

—Eso son exageraciones. Tampoco comparto ese tipo de argumentos. Lo que sí es verdad es que, por la retroactividad de la ley, quedaría en libertad un número importante de personas que hoy están presas. También puedo decir con total firmeza que la señal de derogar estos artículos de la LUC es contradictoria con el objetivo de mejorar la seguridad.

—En caso de que se deroguen esos 135 artículos, ¿cómo sería el día después?

—No sé cómo sería. Por eso la decisión de la ciudadanía es muy importante. Tengo la convicción de que la ciudadanía va a reconocer que hay un gobierno que le puso el pecho a las balas, literalmente. Porque hay que agarrar un gobierno y a los 12 días recibir una situación que hacía un siglo no existía en la humanidad. Solo por eso valdría decirle no al trancazo y permitirle al gobierno seguir adelante.

—La Comisión de Expertos de la Seguridad Social (CESS) terminó su trabajo y ahora el Poder Ejecutivo va a redactar un proyecto de ley. ¿Qué papel tiene el Ministerio de Trabajo en este proceso?

—Vamos a trabajar junto con los organismos que han estado más vinculados, como la OPP y el Ministerio de Economía. Seguramente también junto con (Rodolfo) Saldain. Las recomendaciones no son un mandato imperativo. Deben ser analizadas y transformadas en un proyecto de ley. Eso lleva tiempo y empezará a ocurrir en las próximas semanas.

—Óscar Bottinelli planteó en M24 que este es el segundo asunto después de los combustibles que no favorece al gobierno. ¿Ese dato influye a la hora de elegir el momento de enviar el proyecto de ley? 

—El Parlamento recién vuelve a funcionar el 1° de marzo. Por abril o mayo, cuando esté pronto, irá al Parlamento. Lo hubiéramos querido presentar antes. El problema es que tenemos medio año de atraso por decisiones del FA, que ahora quiere apurar. Nuestro objetivo era que esta fuera una política de Estado. Un partido que durante 15 años fue gobierno, que tres años antes de perder anunciaba que la reforma de la seguridad social iba a ser uno de los grandes temas del siguiente período, ¿ahora no tiene ninguna idea? No presentaron nada. Ni un documento. Suena raro, ¿no? ¿Qué es lo que hay atrás de eso? ¿El FA no piensa gobernar nunca más o está haciendo un cálculo oportunista?

—¿Qué cree que hay detrás?

—No quieren decir nada porque quieren ver si con esto castigan al gobierno. Cualquier reforma de la seguridad social no es demagógica, son siempre complicadas. El Frente está en la oposición y resulta que ahora no hay apuro por reformarla.

—Hay un tema a resolver con la “caja militar”. ¿Es viable lograr un cambio profundo cuando esta reforma va a requerir del apoyo de Cabildo Abierto?

—Las recomendaciones atañen a todo el sistema de seguridad social. Ese fue el mandato. Sobre los contenidos, no voy a adelantar nada.

—Se lo pregunto porque usted recién cuestionaba una iniciativa legislativa de Cabildo Abierto porque cree que tiene nombre y apellido y busca defender a militares que cometieron crímenes de lesa humanidad.

—Cuando llegue el momento lo vamos a discutir.

—¿Qué tan optimista es?

—Va a haber cambios en todo el sistema. Es clarísimo eso.

—Durante la pandemia hablaba de que había un “desempleo oculto” y que la cifra real del desempleo podría llegar a estar entre 12% y 13%... 

—Eso ya no es así. El desempleo fluctuó durante toda la pandemia entre poco más de 9% y 11,2%. Cuando arrancó la pandemia, los analistas decían que iba a crecer al 14%, 15% y algunos hablaron del 20%. Dijimos que había un desempleo oculto por gente que se retiró del mercado de empleo. Eso ya no es real porque la cantidad de personas en el mercado volvió a ser la misma. El desempleo está controlado, pero en un nivel alto. Todavía falta la temporada turística y reactivar de manera más consistente los espectáculos, los eventos, las fiestas, que son intensivos en puestos de trabajo. Soy optimista.

—Uno de los forjadores de la coalición, Julio María Sanguinetti, escribió en El correo de los viernes que esa formación política “llegó para quedarse” y que su partido trataría de “pelear por la mayoría” dentro de esta alianza. ¿Usted también la ve como una construcción de largo aliento?

—Esta coalición tiene un programa que nos une. No descarto que se pueda prolongar hacia adelante. Si el resultado de este gobierno es exitoso y hay un programa para adelante, es válido imaginarse un escenario de continuidad. La del 2019 fue una elección de cambio, como lo fue la de 2004 que llevó al FA al gobierno después de muchos años y eso marcó las siguientes elecciones. Se estructuró un sistema político con el FA de un lado y del otro la coalición blanquicolorada. Nosotros estábamos en el medio. En 2019 se modificó el formato. Tenemos dos bloques: el FA de un lado y esta coalición republicana (que me parece más lindo que multicolor) del otro. Tengo la impresión de que empieza una nueva etapa. En principio, me imagino que en 2024 se ratificará este formato. Ahí el Partido Independiente juega un rol muy importante.

—¿No se come la identidad del Partido Independiente este formato? 

—No, para nada. Estamos en la centroizquierda, en la frontera de lucha con la otra coalición, el FA.

—Por eso. Antes estaban en el centro de dos bloques.

—Seguimos estando en el mismo lugar, nada más que un bloque se amplió y por eso ganó. Nosotros votamos peor, pero hubo candidatos que se corrieron al centro como la candidatura de Ernesto Talvi y el propio Lacalle Pou, que se colocó más hacia el centro que en 2014. La coalición se amplió y nosotros somos parte. Esa va a ser la gran pulseada del 2024.

  • Recuadro de la entrevista

Modernización de los Consejos de Salarios y cambios a la Ley  de Negociación Colectiva en 2022

Contratapa
2021-11-18T00:36:00