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    La grieta: dividir el Uruguay en dos

    N° 1931 - 17 al 23 de Agosto de 2017

    , regenerado3

    La grieta que empezó a cavar el socialismo en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina y Brasil, también llegó a Uruguay. Y a esta altura, creo que será imposible de cerrar.

    No tiene más sentido que la mitad de la población esté siempre desconforme con el gobierno que ejerce la otra mitad. Nunca un socialista-estatista-progresista va a estar feliz con un gobierno que busque liberar la economía, terminar con los absurdos monopolios, flexibilizar las relaciones laborales y despedir miles de innecesarios empleados públicos.

    Por otro lado, quienes sufren las políticas socialistas no quieren seguir trabajando y desarrollando sus talentos y virtudes, para que vengan el Estado, los sindicatos y las ONG compañeras a esquilmarlos. Estas personas no soportan que los malandros sean tratados como víctimas de la sociedad mientras los honestos y decentes viven entre rejas. Y ni hablemos de la imposición del caos cultural, cuando quieren traernos musulmanes que celebran matar judíos, porque creen que setenta vírgenes los esperarán en el cielo.

    Son diferencias absolutamente irreconciliables. Un diálogo imposible. Entonces, ¿por qué no nos separamos? ¿Por qué mantener este matrimonio forzado? ¿Para qué ser amigo de mi vecino si no tengo nada en común con él?

    Uruguay y muchos otros países están dejando de ser verdaderas naciones, entendiéndose por tal: “un conjunto o agrupación de hombres, ligados generalmente por una comunidad étnica, lingüística, histórica y cultural, por unas mismas tradiciones, por análogas costumbres y fines sociales y políticos, que viven casi siempre establecidos sobre un determinado territorio”.

    Salvo para gritar juntos un gol de Luis Suárez en una final contra Argentina, ¿qué otro motivo me podría llevar a abrazarme con un Sendic, un Mujica o un Astori? Mientras ellos ven un paraíso en Cuba, yo veo allí el infierno. Mientras ellos escupen sobre las bases liberales del capitalismo, yo construyo allí mi templo. ¿Cómo podemos estar juntos? Es una absoluta utopía.

    Corea se dividió en dos: la comunista Corea del Norte y la liberal Corea del Sur. Mientras la primera vive bajo la mano dura de un tirano que amenaza al mundo con una guerra nuclear, la segunda disfruta de las mieles del progreso, la innovación y la calidad de vida. Lo mismo sucedió con varias exrepúblicas soviéticas. Y la historia de la propia Europa, es un continuo cambio de fronteras.

    Entonces, dividamos el Uruguay en dos. Lo cortamos al medio por la ruta 5. Dejémosle el lado izquierdo a la izquierda y el lado derecho a la derecha. Puedo asegurarles —sin temor a equivocarme—, que en 10 años el Uruguay del Oeste estará fundido, endeudado y posiblemente con pocas libertades públicas.

    Mientras tanto, el Uruguay del Este, tendrá (ahora sí) su puerto de aguas profundas, la energía costará la mitad de precio, porque no existirá ningún monopolio expoliador; los combustibles se importarán libremente y el costo de la gasolina podrá rondar los 20 pesos (en vez de los 46 que cuesta hoy). El IVA estará en el 10%; se eliminará el IRPF y las empresas pagarán no más del 15% por sus ganancias. Y la legislación laboral será la mínima: no habrá salario mínimo, sino que cada uno acordará el precio de su mano de obra, pero sí habrá abundante información para que todos puedan negociar con las cartas a la vista.

    Esto traerá empresas de todo tipo y color, que crearán empleos de calidad y productos a bajo precio. Además, la educación no será el desastre actual y nadie estará reclamando el absurdo 6% del PBI a cambio de nada. La gente estudiará online en cualquier parte del mundo y las aulas serán totalmente diferentes a lo que son hoy: serán espacios de experimentación, de búsqueda de talentos y desarrollo de proyectos personales. Se terminarán los programas oficiales y los colegios habilitados.

    En pocos años, el Uruguay del Este será como Nueva Zelanda, Finlandia, Estonia u Holanda; mientras el Uruguay de la rive gauche, se desvanecerá en lamentos bolivianos por la sencilla razón de que los emprendedores se irán al lado Este y los depredadores, ya sabemos que son incapaces de generar un centavo de riqueza genuina.

    No me molesta que exista la grieta que ellos cavaron. Lo único que pido es que, si realmente creen en su modelo y en su relato, lo apliquen sin vacilar. Pero que lo hagan del otro lado.