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Hace poco más de tres meses, en plena crisis política del gobierno por la renuncia de Raúl Sendic, Tabaré Vázquez confiaba en la presencia de Lucía Topolansky como una “inyección renovadora” para superar la situación. Lo manifestó en público y en privado, aun cuando dentro del propio Frente Amplio algunos dirigentes creían que la figura de Topolansky, por ósmosis la de José Mujica y el Movimiento de Participación Popular (MPP), podía profundizar al más alto nivel de la administración diferencias ideológicas y de políticas ya existentes en el oficialismo.
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El breve tiempo parece haberle dado la razón a la expectativa de Vázquez: la actual vicepresidenta ejerció como “inyección renovadora” no solo al agilizar, como líder de la bancada frenteamplista, trámites legislativos del Poder Ejecutivo estancados en el Parlamento; también, como pareja de Mujica, en lugar de distanciar ha conseguido aproximar al actual presidente con su antecesor.
Fuentes del Poder Ejecutivo señalaron a Búsqueda que Topolansky “generó un acercamiento” entre Vázquez y Mujica a partir de mediados de setiembre, momento en el que asumió como nueva vicepresidenta en lugar de Sendic. “Los dos dialogan más desde entonces”, aseguró una de las fuentes. El intercambio toca principalmente la coyuntura política internacional, uno de los temas que más apasionan a Mujica y en el cual Vázquez lo respeta especialmente por la experiencia acumulada en su gestión como presidente.
De acuerdo con los consultados, el mayor contacto entre los dos líderes se dio “naturalmente” como resultado de la “fluida relación” que Vázquez y Topolansky han forjado en estos meses de trabajo. El presidente y su vice hablan más de una vez por semana, en persona o telefónicamente, para discutir “todos los temas que conciernen al gobierno”. La facilidad de conversación con Topolansky y el aumento de contacto con Mujica permitieron a su vez que “se suavicen” ciertas diferencias entre Vázquez y el MPP, el sector mayoritario dentro del oficialismo y que en diversas ocasiones se ha mostrado contrario a apoyar propuestas del Poder Ejecutivo.
“Todo bien”.
Al inicio de su segundo gobierno, Vázquez directamente no se hablaba con Mujica e incluso los dos procuraban no encontrarse. Con personalidades, pensamientos y estilos de conducción muy distintos, la relación entre ambos siempre mantuvo el respeto como base pero ha tenido vaivenes a lo largo del tiempo. En 2015 tocó uno de los puntos más bajos y luego lentamente se fue recuperando. “Se hablan muchas cosas. Está todo bien con Mujica. De la misma manera que yo lo respeté en su gobierno, y no quise tener ninguna acción que le limitara la libertad de ejercer la presidencia, él está cumpliendo lo mismo”, afirmó Vázquez a Búsqueda en agosto.
En aquel momento los presidentes habían vuelto a conversar esporádicamente sobre asuntos específicos, como la postura de Uruguay ante la crisis política, económica y social de Venezuela y la reforma al Servicio de Retiros y Pensiones de las Fuerzas Armadas planteada por el Poder Ejecutivo al Parlamento. Esa comunicación comenzó a acrecentarse cuando el 13 de setiembre Topolansky abandonó su puesto de senadora para ocupar la vicepresidencia.
Ya entonces Vázquez consideraba que Topolansky iba a ayudar al gobierno a salir del laberinto Sendic. Para el presidente, el desempeño de la exsenadora fue tal como lo auguraba. “Excelente ha sido. Excelente. La señora vicepresidenta cumplió una tarea muy importante en el seno del gobierno, trabajando codo a codo con el presidente, con los ministros, en los Consejos de Ministros, aportando positivamente. Pero también como nexo de unión entre el Parlamento y el gobierno nacional. Estaba seguro de que iba a ser así. Lo dije desde antes de que ingresara porque conozco a Lucía desde hace muchísimos años. Y sé que es una gran trabajadora, muy responsable, que está para el diálogo, para construir. Y lo viene haciendo excelentemente bien. Para mí es un apoyo enorme e invalorable”, dijo la semana pasada a Búsqueda. Un concepto similar le transmitió a todo su gabinete el jueves 28 de diciembre, durante un encuentro de cierre de año en la residencia de Suárez y Reyes.
Con Topolansky ejerciendo como presidenta de la Cámara de Senadores y como principal articuladora en la siempre disputada bancada oficialista, el Parlamento logró votar determinados proyectos cuya aprobación Vázquez quería para antes de 2018, comenzando por la Rendición de Cuentas del ejercicio 2016.
Otros fueron la modificación de los artículos 311 y 312 del Código Penal al tipificar como delito muy especialmente agravado el homicidio de una mujer por motivos de odio, desprecio o menosprecio (Ley Nº 19.538); la ley que crea normas contra la violencia hacia las mujeres, basada en el género (Nº 19.580); la modificación de la Ley de Riego de 1997, que establece nuevas disposiciones relativas al riego con destino agrario (Ley Nº 19.553); la ley que prohíbe el uso del fracking para la explotación de hidrocarburos no convencionales (Nº 19.585); la ley que cambia el régimen de aportes y funcionamiento del Fondo de Solidaridad (Nº 19.589); y la ley que modifica el régimen jubilatorio y permite la opción de retorno al Banco de Previsión Social (BPS) de los llamados “cincuentones” (Nº 19.590).
Aunque para este año quedó en lista de espera la aplicación del impuesto a las jubilaciones de los militares, un proyecto que Vázquez pensaba finiquitar en 2017, el balance que el presidente realiza de contar con Topolansky a su lado es claramente positivo. El balance también es positivo para la vicepresidenta e incluso para su concubino.
La actual situación también quedará en los registros históricos. De hecho, es la primera vez que la esposa de un expresidente uruguayo ejerce la vicepresidencia y eso en dos gobiernos consecutivos. “Es la pareja que más poder concentró en la historia nacional”, asegura uno de los principales dirigentes del Frente Amplio. “Y eso está teniendo efecto en el gobierno”.