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    Lacalle Pou, un “oceanógrafo frustrado”, tiene el reto de “cambiar la historia” de la política pesquera y apoyar a la ciencia

    Acaba de regresar a Uruguay desde Perú, a donde viajó para un encuentro sobre pesca artesanal, y está entusiasmado. Trabaja para la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) en el diagnóstico sobre la pesquerías en América del Sur. De sonrisa fácil, el ecólogo pesquero Omar Defeo acomoda su silla en la sala contigua al decanato de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República (Udelar) en Malvín Norte, donde es profesor titular de la Unidad de Ciencias del Mar (Undecimar). Por cuestiones de agenda la cita para la entrevista se concretó en la facultad, aunque inicialmente iba a ser en su otra oficina, en la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara), dependiente del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca.

    Entre la Dinara y la Udelar, Defeo forma nuevos profesionales y agradece mantener su oficina pese a no contar con un cargo público fijo allí desde la década de 1990. Gobiernos de todas las banderas han amparado su participación como nexo entre la academia y el gobierno. Ahora, con una nueva administración por delante, Defeo plantea la urgente necesidad de contar con más apoyo para los temas oceanográficos, reprocha la falta de presupuesto de la Dinara y se preocupa por la mala situación de la pesca en Uruguay y los problemas que afectan al agua.

    A continuación, un resumen de la entrevista que Defeo mantuvo con Búsqueda:

    —Usted es oceanógrafo y forma parte del grupo que trabaja desde la Udelar para crear un programa nacional en oceanografía que incluya al mar y los temas costeros. Tras un Consejo de Ministros en 2017 Tabaré Vázquez coincidió con un vecino de Lavalleja que le planteó darle prioridad al estudio del mar, ahora que Uruguay pasó a tener más agua que tierra. La Udelar comenzó a trabajar para coordinar el trabajo, atenta al diagnóstico que el gobierno encomendó realizar. El grupo va tomando forma y ahora necesita del apoyo del nuevo gobierno para que realmente la investigación en oceanografía y costa tenga un impacto. Las autoridades entrantes ya definieron los temas del agua como una de sus prioridades, ¿qué expectativas tiene?

    —Yo creo que (el nuevo gobierno) es afín. Al menos Lacalle Pou dijo que era un oceanógrafo frustrado (sonríe).

    —Y eso los tiene recontentos…

    —Le tomo la palabra a Lacalle Pou, porque es momento de que la ciencia tome su debido papel en el gobierno. Es momento de que la ciencia pase a ser, en vez de un elemento decorativo, una punta de lanza para mejorar las condiciones humanas socioeconómicas, con base en la toma de decisiones informadas, y tomarla como patrimonio nacional, para que no sea usada coyunturalmente por los políticos de turno. Hablo a partir del amor a la ciencia y mis 40 años de trabajo; puede ser políticamente incorrecto pero duermo tranquilo. Con casi 60 años a veces uno se cansa de que enarbolen el papel de la ciencia para usarlo coyunturalmente. O se usa el conocimiento para la mejora de la sociedad, como capital, como patrimonio nacional, o no se usa. Debemos ser muy honestos al respecto. Es un momento para decir “señores, se acabó el cuco”, ahora podemos desarrollar una política de Estado de ciencia y tecnología.

    —Históricamente a la academia se la reconoce como más afín a la izquierda. ¿Cree que a priori podría haber ciertas reticencias al vínculo con un gobierno de derecha?

    —No estoy de acuerdo con eso. Pienso en mis hijos y en mis nietos. No quiero ponerle palos en la rueda a nadie en la medida en que no violen mis principios. Yo estoy para construir y construir implica desarrollar ciencia al servicio de la sociedad y articular ese conocimiento científico con el gobierno para la toma de decisiones.

    —Sin importar la bandera política.

    —Exactamente, quizás sea muy lírico pero bueno. Es un reto y creo que el presidente está pensando en retos y va en él, o no, cambiar la historia.

    —¿Cuáles son las necesidades que más le preocupan en cuanto a lo oceanográfico?

    —¿Las más urgentes? Múltiples usos del espacio marítimo, manejo costero integrado, cambio climático y el abordaje de la pesca, conservación de la biodiversidad, contaminación, polución y desarrollo de las políticas que traten de mitigarlo. Estamos tratando con sistemas con un componente humano y uno ecológico. Son complejos, deben ser analizados desde esa perspectiva y la ciencia juega un rol protagónico en el conocimiento para la toma de decisiones informadas.

    Se necesita mucha más gente. Por poner un ejemplo, en la Dinara hay un envejecimiento tremendo, una cantidad de jubilaciones. Son todos más o menos de mi edad o mayores. Es un instituto que ha tenido un rol fundamental en la toma de decisiones informadas en la ciencia, a la hora de discutir un cupo de pesca en la Comisión del frente marítimo con Argentina por merluza y corvina. Estamos hablando de millones y millones de dólares. De una vez por todas tenemos que cortar ya esa canilla de gente supercapacitada que nos sale muchos miles de dólares y que formamos para que se vayan del país. Para eso se necesita capital y una política de Estado convencida de que debemos aportar.

    Una vez me dijo un político, “Yo lo arreglo con un tiling, tiling con los argentinos” (por el ruido de los hielos en un vaso de whisky). Estas son las dos opciones. O volvemos a un tiling, tiling o seguimos concientizados en que debemos formar recurso humanos para tomar decisiones informadas.

    —Daniel Gilardoni, exdirector de Dinara, reclamó durante años la falta de dinero para hacer cosas.

    —Estoy de acuerdo. La pesca ha sido dejada históricamente de lado del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca, parece como una mala palabra. Atiendo y concuerdo muchas veces con los comentarios del sector productivo. O se considera la pesca, o no.

    —¿Algo así como: dejar a la pesca en un limbo, no?

    —Así como está, no. Se necesita reformular la política pesquera. Tenemos una flota obsoleta de 60 años y se nos ha caído la producción a la tercera aparte. Estamos en 50.000 toneladas cuando llegamos a superar las 150.000. La flota es obsoleta y ha disminuido muchísimo. Necesitamos diversificar las capturas y pensar en otro modelo de desarrollo pesquero. Ese es uno de los tantos problemas que dicen a la propuesta del desarrollo de la oceanografía en el sentido más amplio.

    —¿Qué opina sobre el apoyo que en estos últimos 15 años el gobierno del Frente Amplio le ha dado a la oceanografía?

    —Hubo mucho apoyo al desarrollo de la ciencia y la investigación en muchos aspectos que no habíamos tenido antes. No pienso solo en el dinero. Querría ver en mi país el desarrollo de políticas claras y firmes de ciencia y tecnología que no vi en el último periodo (segunda administración de Vázquez) después de todo lo bueno de la primera administración. No quiero llorar, sobre lo pasado, pisado. Uno de los retos de un gobierno que no es de izquierda es tratar de derribar ese cuco en donde a veces se iguala, se equipara, la derecha con la ausencia de intelectualidad. Entonces, es un reto para este gobierno, y ya que el doctor Lacalle Pou es un oceanógrafo frustrado, lo invito a que piense un poco en el mar y en la generación de esas políticas tan necesarias para el país.

    Es difícil el abordaje, necesitamos desde aspectos relacionados con el estudio de corrientes oceanográficas hasta el monitoreo, control y vigilancia de nuestras aguas, que muchas veces es un desastre. Tenemos barcos piratas pescando en nuestras aguas. No es un problema simple, requiere múltiples abordajes y la formación de recursos humanos pasa a tener un rol sustantivo en la toma de decisiones informadas. Es lo que a nivel mundial llaman science based managment (gestión basada en ciencia). No es un mero título, es la toma de decisiones informadas y sustentadas en el conocimiento científico y patrimonio nacional.

    —Para el extitular de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) Alejandro Nario, la Dinara debería pasar a formar parte del nuevo Ministerio de Medio Ambiente y Agua. ¿Qué opina usted?

    —No estoy de acuerdo. No hay que mezclar competencias. Estoy concibiendo la pesca como sector productivo donde se necesita imponer pautas para el manejo de los recursos. Puede haber un nexo de un trabajo conjunto con otras perspectivas de implementación de áreas protegidas con una visión de biodiversidad, pero necesitamos compatibilizar aspectos de conservación y manejo. La Dinara puede tener un rol protagónico en cuanto al desarrollo de una política pesquera renovada que abra las ventanas a la universidad y se apoye en ella para la generación de conocimiento.

    —En los últimos años la Dinama y la Udelar no han tenido el mejor relacionamiento…

    —No, pero estoy convencido de que eso se va a mejorar sin duda. Muchas veces depende de los nombres, de las autoridades que pudieran estar, de divergencias, no sin mala intención, pero de divergencias. En todo caso, lo que tenemos que tratar es de mirar hacia el futuro y recomponer eso. Hay mucho potencial. Le debo buena parte de mi carrera al Dr. Ricardo Ehrlich. Cuando me reinserté en el país siempre me hizo ver la necesidad de un acuerdo entre Ciencias y Dinara, y de que yo estuviera ahí para hacer el nexo entre la academia y la toma de decisiones.

    Estoy en Dinara desde 1981, ahora formando recursos humanos de doctorado. Tengo mi oficina ahí, la han mantenido y le debo gratitud a las autoridades. Desde 1999 accedí a la dedicación total en la Udelar y la Dinara me ha contratado como consultor. He articulado el plan nacional de desarrollo pesquero en la primera administración de Tabaré Vázquez y he seguido trabajando con mis estudiantes de Dinara y de Facultad de Ciencias de forma conjunta. ¿Cuál es el mensaje de esto? Se puede trabajar y se puede articular muy bien. Hay mucho potencial.