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Las demostraciones de cariño públicas exponen a las lesbianas a situaciones violentas y hay barrios más hostiles que otros
Un estudio de la Universidad de la República sobre el derecho a la ciudadanía de esta población busca darle elementos a la intendencia para desarrollar políticas públicas
Marcha de la Diversidad de 2021. Foto: Santiago Mazzarovich / adhocFOTOS
“La zona céntrica, la rambla, todo eso es como un espacio mucho más abierto que los barrios”. “Acá en Colón no veo muchas personas del mismo sexo, o trans, expresándose cariño. No lo veo tanto como en el Centro o Cordón, parte sur, que ahí es más tranquilo, más abierta la mente y se ve que las personas están más abiertas... inclusive yo también”. “Siento que los lugares en los que frecuento, por ejemplo, el Buceo, el Centro, lugares así creo que no me daría cosa ir por la calle caminando de la mano con una mujer. Pero yendo más para el lado de mi barrio, sí, yo siento que está medio heavy”. “Estoy muy enamorada de mi barrio, tenemos un barrio que tiene muchas plazas. Ya como que hay en Ciudad Vieja parejas de tortas con nenes en las plazas, entonces me imagino como muy nuestra la Ciudad Vieja para eso”.
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Estos testimonios figuran en la segunda fase del estudio Derecho a la ciudad, sobre vivencias de “mujeres que se vinculan sexoafectivamente con otras mujeres” en Montevideo, presentado en marzo. Este trabajo, cuya primera etapa vio la luz en noviembre de 2021, fue elaborado por investigadores de la Universidad de la República, coordinados por la politóloga Marcela Schenck, docente del Instituto de Psicología de la Salud de la Facultad de Psicología, a pedido de la Intendencia de Montevideo (IM).
En esta segunda etapa “se acercaron muchas mujeres porque querían que se construyera información en primera persona”, indicó Schenck. La participación de voluntarias a través de entrevistas quintuplicó la cantidad registrada durante la primera y ratificó algo que ya se esbozaba: no todo Montevideo es igual de abierto, tolerante y amigable.
Los barrios que brindan más seguridad son aquellos con más espacios públicos abiertos y una mayor oferta recreativa y gastronómica, como el Centro, Cordón, Palermo, Barrio Sur y Parque Rodó. Sin embargo, se indicó en el trabajo, esto no impide “que algunas de las experiencias más significativas de discriminación” a parejas de mujeres que realizaban en la calle alguna demostración de afecto, por mínimo que fuera, tuvieron lugar ahí.
Estos estudios, que contaron con el respaldo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unpfa), conforman un análisis cualitativo que busca reflejar cómo es la experiencia de mujeres lesbianas en el espacio urbano público para luego, según precisó Schenck, “otorgarle evidencia (a la IM) para elaborar políticas públicas”. Eso en el entendido de que dentro del colectivo LGBTIQ+, este subgrupo aparece particularmente invisibilizado.
“Sé que dentro de la comunidad, el mundo lésbico es algo que no se habla tanto, por lo menos a mí me pasaba. Yo tengo 37 años, en mi época había películas, había información sobre los hombres y nunca sobre mujeres”, señaló una de las 43 entrevistadas de entre 18 y 66 años, entre ambos capítulos.
Acciones como reacción
El Festival de Arte Lésbico Insumisxs, cuya segunda edición comenzó el lunes 24 y se extenderá hasta el sábado 29, es una de las movidas culturales generadas por la IM para visibilizar este colectivo, según dijo a Búsqueda Sergio Miranda, responsable de la Secretaría de la Diversidad de la comuna. En otros ámbitos, agregó el jerarca, hay “trabajo y capacitaciones al personal” e “información a la población” sobre “situaciones de acoso” en espacios públicos, protocolos de actuación sobre estos mismos casos en transporte y “articulación con todas las policlínicas” municipales en salud.
Los problemas en estos últimos aspectos, sobre todo el último, habían sido profusamente señalados por las involucradas. Los problemas a la hora de recibir atención sanitaria —es casi constante la alusión a las consultas ginecológicas— ya habían sido consignados en la primera etapa del informe y luego más desarrolladas en la más reciente. Acá también los responsables del informe destacan las distintas vivencias de acuerdo con la edad de la entrevistada; las situaciones más dramáticas solían ser relatadas por las mujeres de más años.
“La presunción constante de heterosexualidad, en algunos lugares puede ser graciosa (...) pero la ginecóloga no es tan gracioso, y es como medio incómodo, y tenés que estar aclarando”. “Algo que sucede siempre es ir al ginecólogo y la típica pregunta, que creo que te lo habrán dicho todas: ‘¿te cuidás?, ¿qué método anticonceptivo usas?’. ‘Ninguno’. Esa es la respuesta correcta. Dice, ‘pero ¿por qué? ¿Tenés relaciones?’. ‘Sí, tengo’”. “No pueden llegar a imaginarse que salgo con otras mujeres. Siempre es lo mismo. ‘¿Cómo no estás embarazada? ¿Cómo nunca tuviste un embarazo?’. Bueno, salgo con mujeres. Y es como que ahí... ¡ah! Pero les pasa a todos. No está dentro de su imaginación que pueda pasar eso. Y no sé si no se lo anotan en la historia clínica, porque siempre me preguntan lo mismo”. “Cuando tenía 16 años, por primera vez le dije a la doctora que me había tocado que soy lesbiana, que no usaba anticonceptivos ni nada de eso, por eso mismo, y me mandó al psicólogo básicamente. Y fui dos veces y la verdad es que no entendí por qué me mandó al psicólogo y la psicóloga tampoco entendía por qué me mandaron”. “Yo fui ahí con mis 15 añitos, para una consulta ginecológica, decir: ‘Bueno, mirá, me estoy relacionando sexualmente con mujeres y quería saber cómo cuidarme, qué hacer, qué no hacer’ (...). Y me dijo: ‘Ah, yo eso no lo estudié, no sé. Como no podés quedar embarazada, ta, no sé, tranquila’”.
Calle violenta
El estudio refleja que las situaciones de violencia en los espacios públicos frente a las demostraciones de afecto de una pareja de mujeres siguen estando presentes, algo que ya se había consignado en el estudio de 2021. En este se recordaba, con base en las encuestas nacionales sobre violencia de género de 2013 y 2019, que si más de la mitad de las mujeres heterosexuales habían sufrido algún tipo de violencia en sus distintos ámbitos sociales, esta trepó a “más de ocho de cada 10 mujeres no heterosexuales”. En el texto de esta nueva fase se señala el agravante de que “la mayoría de las entrevistadas” no supo identificar “a quién acudir” ante estas situaciones.
En muchos casos, sobre todo en generaciones mayores, eso desalienta las demostraciones de afecto, que son defendidas como un derecho por las más jóvenes.
“Estaba con mi actual pareja en la fuentecita del Parque Rodó, ella estaba sentada y yo tenía mi cabeza apoyada en su espalda, era verano, tipo siete de la tarde un domingo. Y había una familia que empezaron a gritar: ‘Las tortas, las tortas’, muy a los gritos frente a todo el parque”. “Me ha pasado de que se me ha acercado un varón, tipo: ‘¿Te gustaría hacer un trío, vos, la mujer con la que estás y yo?’. Y es tipo: no, la verdad que no… Cuando estoy con una mujer siento que estoy mucho más sexualizada que cuando estoy con un hombre. Si son dos varones genera asco, como ‘reputo’, y si hay dos mujeres es como (...) que su preferencia heterosexual hace que nos vean como objeto sexual”. “(Un hombre) Se nos acercó y nos dijo que éramos... que estábamos mal, que íbamos a ir al infierno, que no podíamos hacer eso, que éramos unas putas... todos los insultos así. En un momento fueron insultos a lo lejos, dos o tres metros de distancia, pero ya el tipo se nos empezó a acercar y nos hacía frente, tipo: ‘a ver si te creés igual que yo. O sea, si te gusta una mujer te creés hombre. Si te creés hombre, vení y haceme frente, peleá conmigo’. (...) Fue en la plaza Cagancha. La gente no hizo nada al respecto. Eso fue un poco... me movió un poco, me chocó, porque, por ejemplo, había un guardia de seguridad y demás y nadie saltó a defendernos”. “Me pasó de tener que denunciar una situación puntual, un tipo me manoseó en la calle y paré a un policía para denunciarlo, y como que no sabía cómo describir a mi pareja que estaba al lado mío. Como… ‘¿y vos qué sos? ¿Qué son ustedes?’”.
“A veces veníamos caminando de la mano con mi novia y veíamos que se acercaba un grupo de varones y ella quería soltarme porque tenía miedo y yo más fuerte la agarraba, la calle hay que disputarla”, señala otro de los testimonios.