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    Las mayorías parlamentarias se construirán “ley a ley” y para eso habrá que tener “paciencia” y “diálogo”

    El candidato a vicepresidente por el Partido Nacional, Jorge Larrañaga, dice que la agenda legislativa de su gobierno se construirá recién tras las elecciones en función de la conformación del Parlamento, porque atarse hoy “a una taxativa agenda legislativa” es “imposible”

    En ese mismo living, con una imponente vista a la rambla de Punta Carretas y una decena de cuadros con referencias campestres, Jorge Larrañaga y Luis Lacalle Pou sellaron el acuerdo para integrar la fórmula presidencial del Partido Nacional. Era un día gris, ventoso, y faltaban solo unas horas para que en Brasil comenzara a rodar la pelota que inauguraría el Mundial de fútbol. Sentado en uno de los sillones de su apartamento en Montevideo, Larrañaga, el candidato a vicepresidente de los blancos, evalúa que al igual que en aquella jornada, los uruguayos todavía no están metidos de lleno en la campaña. Dice que recién en los “últimos 15 días” la “gente va a tomar conciencia clara de que está frente a la elección” y “va a patear el hormiguero”.

    Larrañaga sostiene que si su partido llega al gobierno se imagina en un rol distinto al del actual vicepresidente Danilo Astori, que “no juega ningún papel” más que “tocar la campanilla”. Aventura una tarea de “paciencia y diálogo”, de “pasar horas” en el Palacio Legislativo para construir las mayorías parlamentarias necesarias para gobernar.

    Lo que sigue es un resumen de su entrevista con Búsqueda.

    —¿Cómo observa este último tramo de la campaña electoral?

    —Transitamos el tramo final con mucha ilusión y confianza por la esperanza que se va despertando en todo el país. Percibimos un clima de victoria que implica una gran cuota de responsabilidad.

    —¿Sigue sintiendo ese “clima de victoria”? ¿No cree que hubo un cambio en estas últimas semanas, con el oficialismo operando más fuerte en la campaña?

    —Ese cambio es el que quiere hacer ver el Frente Amplio. Es la atmósfera que respiran como por un tubo los periodistas. Pero no es la imagen real de la gente. Seguimos teniendo una gran convocatoria. Yo fui candidato en el 2004 cuando el Partido Nacional tuvo el 35 % del electorado y estoy convencido de que ahora se supera.

    Las últimas encuestas marcan que ahora también hay un crecimiento sostenido del Frente Amplio

    —Yo no voy a entrar en discusiones sobre las encuestas. Creo que el proceso de definición va a ser en los últimos 15 días. Va a ser como patear un hormiguero.

    —¿Por qué?

    —Porque es así

    ¿Siempre es así o esta vez es especial?

    —No, esta es especial, va a ser como patear un hormiguero y la gente va a tomar conciencia clara, faltando 15 días para la elección, de que está frente a la elección. Y ahí el 15% o el 18% del electorado va a culminar su proceso de decisión. Y ahí tengo el convencimiento del crecimiento del Partido Nacional.

    ¿Qué es lo que va a quedar expuesto 15 días antes, dos modelos de país?

    —La gente va a resolver si quiere más de lo mismo. En estos diez años ha habido un enorme desperdicio de oportunidades. Porque si bien el país ha crecido en términos económico, ¿cuánto más podría haber crecido? Se va a polarizar con el Frente Amplio y va a quedar marcado con nitidez que el 26 de octubre habrá un nuevo mapa político a partir de una realidad indiscutible: ningún partido va a tener mayorías parlamentarias.

    Un escenario que lo tendrá a usted, de ser gobierno, en un rol activo.

    —Por eso mismo decimos que nace un gobierno de equipos. Acá cuenta la candidatura a la presidencia y a la vicepresidencia. El rol del vice va a ser fundamental. Tener experiencia, credibilidad, liderazgo, moverse con diligencia entre el Ejecutivo y el Parlamento y construir mayorías parlamentarias, que en algunos casos podrá ser duradera y en otros una construcción de mayorías ley a ley. Me parece que eso va a estar muy bueno, tremendamente positivo, porque el eje de la democracia va a pasar indiscutiblemente por el Parlamento. El nuevo eje de la democracia va a volver a tener en el Parlamento a uno de los protagonistas más importantes.

    Hay que articular mucho, tener diálogo.

    —Bueno, yo tengo 15 años de experiencia en el Senado.Y en tiempos realmente muy complejos para la vida del país. Estuvimos en todo el proceso de la crisis del 2002, en aquellos procesos complejísimos de la ley de reprogramación de los depósitos de los bancos públicos, el canje voluntario, del endeudamiento externo del 2003. Se construyeron salidas para la crisis que permitieron que Uruguay comenzara a crecer a partir del 2003. Y fue un enorme ejercicio de responsabilidad política. Hemos estado en dos etapas del Parlamento bien distintas: 2000-2005 sin mayorías parlamentarias en manos de un partido; 2005-2014 con mayorías en manos de un partido. Conocemos el Parlamento y los parlamentarios saben que cuando se habla con Larrañaga, Larrañaga cumple sus acuerdos, compromete su palabra. Y esos son elementos relevantes en lo que será el próximo Parlamento, que no va a poder tener una suerte de caricatura de presidente. Esa es la realidad. Hoy el presidente del Parlamento, el contador Danilo Astori, no juega ningún papel, absolutamente ninguno. Hoy el presidente del Parlamento toca la campanilla. En el debate toca la campanilla.

    ¿Y cuál va a ser su rol?

    –Va a ser el de pasar horas en el Parlamento, de tener una enorme paciencia y diálogo, de tener convicción y defensa de propuestas y de articular acuerdos y soluciones.

    ¿Cuán atado quedará un gobierno blanco a que no haya mayorías parlamentarias para impulsar leyes que marquen su impronta, sobre todo en el primer año, que suele ser el más importante?

    —Creo que los cambios podrán ser importantes, y la construcción de mayorías estará como uno de los elementos a dilucidar si tendrán conexión con esos cambios

    ¿Pero hay una agenda legislativa ya definida?

    —Tenemos temas vinculados a la educación, a la seguridad, la salud, la infraestructura, el presupuesto. Hay una agenda que va a ser de importancia. Y esa agenda generalmente se construye entre el primero de diciembre y marzo, eso es lo práctico, en función de la conformación del Parlamento. Atarnos anticipadamente a una taxativa agenda legislativa creo que es imposible hoy.

    —¿Por qué cree que el caso Pluna no ha estado tan presente en la campaña? En los meses previos se especulaba con que iba a ser un asunto que le iba a afectar al gobierno.

    Es una vergüenza que se diga que lo de Pluna es insignificante. Van a ser pérdidas por 300 millones de dólares. También es una vergüenza que se diga desde el gobierno que nosotros pasamos de “la positiva” a “la chiquita” porque hablamos de un gasto de publicidad oficial de 40 millones de dólares. No se puede hablar de insignificancia y de estar en la chiquita cuando hablamos de cifras millonarias, que hablan del despilfarro, de la mala gestión, de la mala utilización de los dineros públicos. Tibiamente han salido a defender situaciones indefendibles

    —Pero se ve que no le afectó el episodio Pluna, porque hasta el ex ministro Fernando Lorenzo, que tuvo que renunciar por este caso, está haciendo campaña.

    —Yo no voy a comentar sobre nadie en particular. Creo que es una situación escandalosa, que estuvimos denunciando a través del senador Carlos Moreira desde el 2007. Lamentablemente no se tomaron en cuenta las advertencias de la oposición y terminaron cerrando Pluna. El señor de las certezas, el contador Astori, ha sido responsable de haber traído a los inversores de Pluna que ahora están presos.

    El tema de la seguridad sí ha estado presente en la campaña. Ahora Tabaré Vázquez no solo los intimó a nombrar su ministro del Interior sino que también les ha pedido que detallen sus propuestas. ¿Qué le responde?

    —Primero, no tenemos por qué andar respondiendo a las intimaciones del doctor Vázquez. En segundo lugar, quien ocupe la cartera del Interior va a ser un integrante del Partido Nacional.

    —No va a ser Pedro Bordaberry.

    —Sin ningún tipo de dudas, esos son disparates que alimentan el folklore de la política vernácula. Y en tercer lugar, sobre las ideas: el gobierno de Vázquez me trató de golpista cuando le propusimos al ministerio de la actual diputada Daisy Tourné la transformación del cuartel de Punta Rieles en una cárcel, cuando le propusimos la expansión y la reorganización de la Guardia Republicana, el pasaje de militares a la Policía, medidas con respecto a los adolescentes infractores. Bueno, resulta que en el último gobierno nuestra idea de transformar el cuartel de Punta Rieles con 42 hectáreas en un cárcel para 800 presos fue una importantísima solución que vino desde la oposición. No lo han reconocido. Lo mismo que la ampliación de la Guardia Nacional Republicana y el pasaje de algunos efectivos militares a la Policía. Hemos tenido ideas y hemos trasladado propuestas al país y al gobierno. Y no solamente en campaña electoral. El ministro del Interior tendrá que ser el primer policía del país y esto es una actitud frente al delito donde hay que tener mano firme, justa, con plena sujeción al Estado de derecho. En su momento intentaron ridiculizar nuestra propuesta al botón de pánico y resulta que ahora el propio doctor Vázquez habla del botón de pánico en las tablets para los jubilados. Es un descaro.

    —En algún momento declaró que Eduardo Bonomi había sido el mejor ministro del Interior de los últimos años. ¿Cambió de opinión?

    —No, yo no cambié de opinión. Yo no dije eso. Yo expresé que era el mejor dentro de los ministros del Frente Amplio. Ahora, malo comparado con malo puede ser menos malo. Pero sigue siendo malo. Bonomi, comparado con (José) Díaz y Tourné es malo en comparación de malo contra malo. Es el menos malo. Vamos a ser claros. Ahora, me parece que es una ligereza la de Vázquez al proponer dos cosas en materia de seguridad: que no va a cambiar la política de seguridad y que va a mantener al ministro y al viceministro, que es su hermano. Lo que yo percibo —y miren que yo recorro el país, nadie en la actividad política recorre el país como lo recorro yo, nadie— es que es un problema gravísimo que está en el pensamiento de la gente.

    —La baja de la edad de imputabilidad también es un tema de seguridad. ¿Qué consecuencias puede tener que entre los blancos haya dos posturas?

    —A mí me parece que es algo natural. El Frente ha tenido diez posturas sobre muchos temas y nadie se sorprende. En todos los sectores del Partido Nacional hay compañeros a favor y otros en contra. Resolvimos que no es un tema programático y al no estar en la agenda de gobierno se resolverá en las urnas. Y vamos a respetar el pronunciamiento de la gente, algo que no ha hecho el Frente en otras instancias plebiscitarias.

    —¿Cree que esto genera mayor rispidez con el Partido Colorado, que no lo acompañen del todo en una cruzada que en lo previo tenía a los blancos como aliados?

    —No, porque el mapa ya estaba definido antes de la interna. Si yo hubiera ganado la interna las cosas serían exactamente iguales: unos sectores apoyando y otros que no.

    ¿Cómo ve la relación con los colorados, cree que quedarán secuelas tras la denuncia de extorsión?

    —Los propios dirigentes colorados involucrados han dicho que se trató de un malentendido. Tenemos respeto por todos los partidos, y el nuevo escenario de octubre hará que tengamos que priorizar las coincidencias por encima de las divergencias.

    —¿Cómo imagina su futuro político en caso de no ganar las elecciones?

    —Vamos a ganar las elecciones.