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    Las preferencias electorales empiezan a cambiar: la oposición mejora sus intenciones de voto y supera al Frente Amplio por cinco puntos porcentuales

    El oficialismo hoy está perdiendo “la batalla del centro” pero el escenario puede variar después de las internas y con el resultado que obtenga la selección uruguaya en el mundial de fútbol

    Finalmente: el clima electoral se está empezando a mover un poco. Seguimos teniendo dos mitades políticas de tamaño aproximadamente similar, pero ahora, en marzo, se aprecia una diferencia más grande que la usualmente observada hasta hoy. El 44% votaría al Frente Amplio (la mitad “oficialista”), y el 49% a los demás partidos con representación parlamentaria. El 7% restante brinda otras respuestas; entre ellos la gran mayoría no sabe a quién votará (“indecisos”) o prefiere no decirlo. Ningún otro partido llega a recibir el 0,5% o más de las intenciones de voto (Cuadro 1).

    Ahora hay cambios claramente visibles con respecto al promedio de las encuestas del año pasado. El FA recibe la misma intención de voto que el promedio de 2013 (44%, un punto por debajo del 45% observado un mes atrás, en febrero). Pero los demás partidos reciben 7 puntos porcentuales más que el promedio de 2013 (de los cuales cinco puntos fueron a los blancos y 2 a los colorados). El Partido Independiente (2%), como el FA, sigue igual a su promedio de 2013.

    En las encuestas de Cifra de los últimos cuatro años casi nunca se ha observado una “relación entre mitades” como la de esta encuesta: los demás partidos con representación parlamentaria superan al oficialismo por cinco puntos porcentuales. Sin embargo, todavía no es posible deducir conclusiones claras de estos resultados, porque esos números podrían resultar de causas muy diferentes.

    En un extremo, estos datos podrían surgir de una muestra un poco más desenfocada que lo usual. En ese caso, salvo imprevistos de envergadura, la próxima encuesta debería volver a la “normalidad” y a las cifras “de antes”. En el extremo opuesto, al electorado no le estaría gustando el tono de la campaña del FA (tal vez tampoco lo que el gobierno está haciendo, o, en términos más generales, el rumbo de los acontecimientos); si así fuera, la próxima encuesta debería mostrar resultados semejantes a los actuales o algo más favorables a la oposición (nuevamente, salvo que ocurran imprevistos significativos). En lugares más o menos intermedios entre esos dos extremos, los votantes podrían estar expresando su desagrado antes algunos temas o acontecimientos relativamente puntuales, pero por ahora sin mayores consecuencias generales en materia de inclinaciones electorales, en cuyo caso la próxima encuesta podría encontrar resultados también intermedios entre los esperados por las otras dos hipótesis más tajantes (también aquí, salvo imprevistos, etc.). En cualquiera de estas tres posibilidades, para ratificarlas (o rectificarlas) es necesario esperar nuevas encuestas.

    Las diferencias entre las dos mitades también estarían cambiando

    Según los resultados de esta encuesta el FA ya no sería, como siempre lo ha sido, el partido que más retiene a sus votantes de la última elección nacional, en octubre de 2009 (Cuadro 2). En marzo de 2014 retiene el 82% de sus votantes de 2009, similar al valor del mes pasado (83%), pero ahora inferior al de los blancos (84%). Como ya se observaba en las encuestas del año pasado, pero ahora se acentúa, el FA pierde más hacia sus adversarios mayores (13% de sus votantes de 2009) que lo que gana entre ellos (4% de los votantes blancos de 2009, 6% de los colorados); teniendo en cuenta el tamaño relativo de esos electorados, hoy, por cada voto que el FA conquista entre los votantes colorados y blancos, pierde bastante más del doble (algo más que dos votos y medio).

    La identidad de la mitad mayor en la capital y en el interior, en cambio, no cambia: Montevideo sigue siendo frentista en lo nacional, y en el interior, a la inversa, los partidos fundacionales forman la mitad mayor (Cuadro 3). Pero cambian los valores: el 50 a 37 a favor del FA de febrero, en marzo se transforma en 47 a 43. En el interior los cambios son más modestos.

    Tampoco cambia otro punto central: en Uruguay “izquierda” es casi sinónimo de “votar al FA” (Cuadro 4). El 88% de los que se consideran de izquierda en sentido amplio piensan votarlo, contra sólo 7% que prefiere votar a los blancos (5%) o a los colorados (2%). Pero en esta encuesta se aprecia que el FA estaría perdiendo más drásticamente que en febrero “la batalla del centro”: entre los que se ven a sí mismos en el centro del espectro ideológico sólo el 29% votaría al FA (34% en febrero), y casi 6 en 10, 58%, optarían por los blancos o los colorados (48% en febrero). Pero ayuda al FA, también como en febrero, que entre los que se consideran de derecha en sentido amplio el 16% lo votan (18% en febrero).

    En conjunto, la posición del FA en el centro parece debilitarse, y como lo sugieren los resultados anteriores, la tendencia en las dos alas (izquierda, derecha), aunque muy ligera, es a acentuar las diferencias: el ala izquierda es todavía aún un poquito más frentista, y en el ala derecha ocurre lo opuesto.

    Tendencias y prudencias

    El detalle de los cambios observados sugiere que en el electorado se acentúan algunas dudas respecto al FA: pierde más votos en Montevideo que en el interior (esto es: entre los votantes que siguen más de cerca los acontecimientos políticos y partidarios), y también se acentúa su relativa debilidad en el centro del electorado (entre los que pueden cambiar de inclinación más rápidamente, y tal vez también sean más sensitivos a ciertos “giros a la izquierda” del discurso reciente del FA).

    Como ya se observó, sin embargo, para interpretar los resultados con algo más de confianza es necesario esperar nuevas encuestas. Hasta entonces sólo son posibilidades, que por ahora fortalecen el escenario más probable desde fines del año pasado: Vázquez presidente (probablemente, pero sin certezas), en noviembre, sin mayoría parlamentaria propia.

    Sigue siendo cierto que “el día después” del primero de junio puede ser un momento central en la campaña electoral, porque a partir de esa fecha los partidos de alguna manera se identifican con sus candidatos. Eso puede ser muy importante para el tema de las mayorías parlamentarias. Toda la información disponible, por ejemplo, sugiere que el Partido Independiente recibe bastante más intenciones de voto cuando se identifican los nombres de los candidatos presidenciales (duplicando los valores recibidos en preguntas abiertas como las presentadas en este informe), y eso, además de ser intrínsecamente importante para el PI, tiene consecuencias evidentes sobre la composición de la legislatura.

    El gran factor que condiciona todas estas especulaciones es el campeonato mundial de fútbol. Sin mundial hay sólo una campaña durante 2014, aunque con distintas fases. Con mundial hay dos: una antes y otra después. Si a Uruguay le va bien o muy bien, eso puede ser bueno para el partido de gobierno: “borra” lo de la primera fase, y ayuda a definir un mundo más optimista. Que se sepa, los encuestadores no son buenos anticipando lo que ocurre en los mundiales. Habrá que esperar.