Lo nuevo en discos

Autor: Jeremy Denk

Autora: Mariana Ingold & Kit Walker

Fue pionera de la canción pop femenina uruguaya en Travesía y Las Tres, formó un recordado dúo con Osvaldo Fattoruso, cantó junto a Mateo, Cabrera, Rada, Darnauchans y Maslíah, y logró una quincena de discos en más de 30 años de carrera. Luego de unos cuantos años radicada en Estados Unidos, Mariana Ingold se instaló en Playa Hermosa con Kit Walker —su pareja y nuevo socio musical— renombrado tecladista de jazz y fusión de San Francisco. La senda espiritual y mística que predomina en la obra de Ingold continúa en esta decena de canciones que celebran la vida en comunión con la naturaleza y la música como principal manifestación humana. Su canto atemporal y sus floridos arreglos vocales conviven con un caleidoscopio algo anacrónico de teclados, bases percusivas y programaciones. Un regreso desparejo, con luces como y la versión de “El tungue le” y “Ríndete al amor”, tonada afro que remite a ese discazo llamado “El gran misterio”, y sombras varias como “Magicians” y “La risa es la gasolina”, un complicado intento de hacer una canción con carcajadas.

Título: High Hopes (Columbia Records)

Autor: Bruce Springsteen

El decimoctavo disco de la carrera de El Jefe salió a la calle cuando “Wrecking Ball” (2012) aún estaba fresco y el eco de su recital de setiembre pasado en Buenos Aires aún resonaba en quienes cruzaron el charco. Es una obra que funciona como lacrado del segundo apogeo del sexagenario rockero de New Jersey, luego de su década inicial. La canción que da nombre a este álbum de regrabaciones, versiones y rejuntes de lados b y músicas olvidadas, es un tema original del cantautor folk Tim Scott McConell, versionada por El Jefe en 1995 y ahora vuelta a pasar por el estudio. Hay temas como “The Wall”, descartados de viejos discos, nuevas versiones de clásicos como “The Ghost of Tom Joad” y “American Skin (41 Shots)” y registros con los fallecidos Clarence Clemons y Danny Federici, viejas glorias de la mítica E Street Band, ahora renovada con la efervescente guitarra de Tom Morello, ex cerebro musical de Rage Against The Machine, presente en “Harry’s Place”.

Título: Peste Gurú (Perro Andaluz)

Autor: Nacho Mateu

Es uno de los principales sesionistas de la escena uruguaya. Toca con Julieta Rada, Juan Pablo Chapital, Nicolás Ibarburu y acaba de integrar la banda en vivo de la opereta tanguera “Dandy”. Para su tercer disco, parcialmente grabado en el estudio “The New School” de Nueva York, este bajista montevideano y treintañero reunió una banda muy competente, con el baterista Martín Ibarburu, el pianista Ignacio Labrada, Santiago Olariaga en guitarras (por primera vez en su discografía suena una guitarra), Nico Arnicho en percusión y algunos compañeros de estudios de la Manhattan School of Music. Mateu es un bajista más melódico que rítmico, como se aprecia en “Legend” y “Brooklyn”, tema levemente apiazzollado que realza al saxofonista Pablo Moser (aunque se aprecia que hay menos vientos que en “Santos domingos”, su disco anterior). “Bóveda celeste” reúne la guitarra de Guzmán Mendaro con el bandoneón de Nico Mora, quien vuelve a derramar el llanto de su instrumento en la melancólica “Adá”. La veta funky aparece al cierre, en “MP Blues”, antes del cierre emotivo, bien Mateu, a paso de milongón, en “House”.

Título: Fan de Faith No More, versiones & remixes (Bizarro)

Autor: Socio

Irrumpió con Loop Lascano, la supernova que no llegó al disco pero dejó “Gris”, una de las mejores canciones de la historia del rock uruguayo. Luego se fogueó con Miss Wichita, una banda que se atrevió a incluir una flauta en escena. Al igual que el colectivo Bajofondo con sus habituales segundas ediciones, este álbum reúne versiones alternativas y remezclas de “Socio” (2007) y “Aurora” (2010), los dos discos de Socio, tercer proyecto de Fede Lima, y el más duradero. Un genuino producto del estudio, que combina la mirada de músicos y productores como Enrique “Checo” Anselmi, Francisco Nasser y los raperos de AFC, y Dj como Fernando Picón, Andino y Nacho Benedetti, con Lima como común denominador en las perillas. El resultado es altisonante y variopinto: coexisten buenos logros, como la versión rockera de “Nos fuimos estrellando” y su remezcla bolichera, con otros pasajes poco novedosos, mucho menos memorables.

Título: Pure Heroin (Columbia Records)

Autora: Lorde

Cumplió 17 años solo dos meses después de editar este disco, aunque en escena parece una veterana (ver video de su reciente actuación junto a los ex Nirvana). De voz dulce y canto firme que recuerda a Amy Winehouse, esta adolescente neocelandesa es la nueva figura de la canción pop a escala global, de la mano de “Royals”, tema que llegó al número uno a ambos márgenes del Atlántico, y de los dos Grammy que ganó en febrero (Canción del año e Interpretación pop solista). Despotrica contra el mundo adulto y sus reglas, canta de amor y desamor, y titula el disco como para dejar bien en claro que no hace música para teenagers. De hecho, prensa y aficionados coincidieron en que el suyo fue uno de los mejores shows del reciente Lollapalooza de Buenos Aires. Y ojo, que esta piba impone su personalidad y firma todas las canciones del disco, una rara virtud en estas ligas.

Título: Cucú Rapé (Ayuí-Tacuabé)

Autor: Cucú Rapé

Jorge Lazaroff, Leo Maslíah y Frank Zappa se encuentran en este grupo que combina la tradición más ortodoxa del canto popular uruguayo con la libertad experimental del jazz, la garra del rock y el desparpajo de una cumbia, una síntesis tan incómoda como atractiva. Las voces de Valentín Abitante y Leticia Vidal logran la química justa para ensamblarse, pese a sus notable contraste tímbrico. Pablo Balbela en batería y Diego Mirandetti en bajo cimientan una base multiestilo para una orquestación que transita con naturalidad del acústico al eléctrico. Un coro de murga introduce una balada blusera llamada “Éxodos”, sucia de distorsión. La viola de Gastón Figueredo electrifica el aire y rompe las reglas armónicas usuales en “Zona” y agita en la punkie “Titular”. “Chamarra posta” devuelve el aliento, remite a la veta geográfica de Cabrera y recuerda a El Cuarteto de Nos con el solo de guitarra menos pensado. Descoloca el cóctel rítmico desprejuiciado de “Rapé”, y destila acidez e ironía esa cumbia eléctrica llamada “Ico-Ícono”, que dispara dardos venenosos contra la música chatarra.