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    Lo que logró Ángel Cabrera en el golf solo es “comparable a lo que hizo Messi”, dice su caddie

    Ruben Yorio cuenta cómo es trabajar junto con un golfista de elite, la “locura” de verlo ganar dos Majors y la “tristeza” cuando cayó en prisión por violencia de género; está convencido de que el cordobés volverá a jugar y de que puede aportar mucho a los más jóvenes

    En la época dorada de golfistas de la talla de Tiger Woods o Phil Mickelson, un jugador argentino lograba entreverarse en la elite de ese deporte y hasta sellar el logro poco frecuente para esta región de coronarse en torneos grandes del principal circuito. Con sus victorias en el US Open en 2007 y en el Masters de Augusta en 2009, el cordobés Ángel Cabrera se ganó un lugar en las páginas más importantes del golf sudamericano.

    Lejos de sus años de gloria, los últimos 30 meses los pasó en prisión, condenado por la Justicia de su país por violencia de género contra dos de sus exparejas. El mes pasado, a sus 53 años, volvió a quedar en libertad.

    Ruben Yorio participó de forma directa de las conquistas de Cabrera. Fue su caddie en los dos Majors que ganó en el PGA Tour.

    En extenso diálogo con Búsqueda, Yorio definió su relación con Cabrera como “un matrimonio muy intenso, con sus idas y vueltas”. Empezaron a trabajar juntos en Argentina en el 2000 hasta que el cordobés lo echó. Luego decidió volver a llamarlo para ir a Europa y tuvieron su período más estable entre el 2008 y el 2015.

    Lo que sigue es una síntesis de la entrevista en la que Yorio cuenta sobre el orgullo de participar de forma directa de conquistas deportivas inéditas, sobre la tristeza de ver al artífice de esas hazañas caer en prisión y sobre cómo es llevar los palos de uno de los jugadores más exigentes y competitivos.

    —¿Cómo es trabajar con Cabrera?

    —En el ambiente del golf es conocido: Ángel es sumamente competitivo y como tal es tremendamente exigente.

    —¿Lo consultaba a usted por distancias, caídas o estrategias?

    —Dependía mucho del momento. Por ejemplo, si él conocía la cancha era una cosa totalmente distinta a si no la conocía. En este caso, me preguntaba absolutamente todo. Creo que es algo que se da en la mayoría de los jugadores que llegan a ese nivel, pasa mucho por la confianza, porque en el golf dos más dos no suman cuatro. Un hoyo jugado ayer puede ser totalmente diferente hoy, cuando está en juego una definición de un campeonato o para pasar el corte clasificatorio. De afuera puede parecer que es el mismo hoyo pero bajo esas circunstancias puedo asegurarle que es totalmente diferente.

    —¿Qué valor tiene ganar dos Majors para un golfista sudamericano?

    —Fueron dos victorias emblemáticas para el golf argentino y sudamericano. Es algo que nunca nadie había alcanzado. Pienso que con el paso del tiempo la gente lo va a destacar como corresponde. Personalmente, cada vez que me preguntan, digo que lo que logró Cabrera solamente se puede comparar con lo que hizo Messi en el último Mundial de Catar. El US Open en el 2007 fue el primer grande, y como tal se lo disfruta, pero fue totalmente distinto al Masters de dos años más tarde. Ahí, en Oakmont, tuvimos que esperar muchos minutos, que parecieron una vida entera, hasta que terminaran los grupos que venían atrás. Ángel puso el score de 285 golpes en el tablero y había que esperar, Tiger (Woods) y (Jim) Furyk cometieron unos bogeys en los últimos hoyos y terminamos ganando por uno. También fue distinto porque a Cabrera le encanta la cancha de Augusta. No le tiene miedo al trazado, a sus peligros. Tomó la punta en la segunda vuelta y no la abandonó más. Aquello fue una verdadera locura. Por ejemplo, fue la única vez en sus carreras que Tiger y Phil Mickelson jugaron juntos en un domingo de definición. Para peor a Mickelson se le da por hacer 30 golpes en los primeros nueve hoyos y se mete en la definición del torneo. La gente enloquecía. También hay que destacar el rendimiento de Kenny Perry, que venía jugando con nosotros y no paraba de hacer birdies (se ríe). En el hoyo 16 la dejó a cinco centímetros del hoyo, y marche otro birdie. Ahí pensé para mí: “Se le puso difícil al cordobés”. Sin duda, la respuesta de Ángel haciendo también birdie en ese hoyo fue un punto clave, decisivo para la definición de ese Masters.

    —¿Qué recuerdos tiene de esa consagración?

    —Aquello fue una locura total, Cabrera había ganado dos Majors, nada menos que en la época de oro de Tiger Woods, de Phil Mickelson, de Ernie Els, verdaderos monstruos del golf. El haber estado ahí aportando lo mío, llevándole los palos, ayudándolo, apoyándolo a mi medida, me llena de orgullo (se emociona).

    —¿Cuándo comenzó a vincularse al golf?

    —Comencé muy chico como caddie en Ranelagh por un amigo que me convenció y nunca más dejé. A través del golf pude conocer a mucha gente, me educó, viajé por todo el mundo, construí una familia y hoy lo disfruto de una manera muy especial. El golf me dio todo. Al ganar dos Majors tuve una importante recompensa desde el punto de vista económico, donde además quisiera destacar que Ángel fue siempre muy generoso conmigo.

    —¿Cómo fue para usted verlo caer en prisión?

    —Todos cometemos errores en la vida, son temas personales muy delicados. Lo que puedo afirmar convencido es que Ángel es una buena persona, es un buen hombre, del resto no quiero opinar porque no tengo detalles para hacerlo. Claramente sentí una gran tristeza por cómo se dieron las cosas, todas las semanas se decía que salía y sin embargo fueron muchos meses. Hay que separar la vida personal del golfista del reconocimiento mundial que ha logrado. Ángel es un verdadero ícono del golf. Puede aportar mucho a los más jóvenes, es fundamental que siga de alguna forma u otra vinculado al golf.

    —¿Cree que va a volver a jugar?

    —Pienso que va a volver a jugar. No sé a qué nivel, pero es una figura enorme del golf argentino y sudamericano. Tiene 53 años, así que perfectamente puede intentar en el Champions Tour. Es un peleador nato. Por lo que se comenta no puede salir de Argentina hasta el año que viene, a partir de ahí podrá hacer un plan de vida para intentar regresar. Fue mucho tiempo, el golfista top pierde el ritmo, el juego corto, el movimiento, pero estoy convencido de que Ángel va a volver.

    —¿Y usted volvería a trabajar con él?

    —Por supuesto que estoy a disposición. Actualmente trabajo para Jhonattan Vegas, quien lamentablemente sufrió una lesión en el torneo de San Antonio. Debieron operarlo del hombro, son casi cuatro meses fuera de las canchas. La idea es volver a principios de octubre al Abierto de España y a algún torneo más en Europa antes de regresar al PGA Tour. También estuve trabajando con Mateo Fernández Oliveira, quien al ganar el Latin American Amateur Championship (LAAC) pudo jugar el Masters, el US Open y el British Open. Se trata de un gran jugador a pesar de su edad. Esta es mi realidad hoy. Por supuesto que estoy expectante por un llamado de Ángel, verdaderamente no conozco sus planes pero él sabe que puede contar conmigo.