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    Los futuros jazzistas

    Jeremías Di Pólito Quinteto y Puerto sur, de Manuel Contrera

    Hay un movimiento que crece en el jazz montevideano. Desde hace unos cinco años, un grupo de músicos que promedian los 25 años empezaron a mostrar sus armas en ámbitos como el festival Jazz a la Calle de Mercedes y el boliche Mingus. Nombres como Jeremías Di Pólito, Manuel Contrera, Juan y Martín Ibarra, Maxi Nathan, Antonino Restuccia y Juan Olivera forman una especie de banda estable que comparte varios proyectos solistas y colectivos. Hace un par de años salió el disco del bajista Antonino Restuccia, el año pasado el de La Jarana, donde brilla el vibrafonista Maxi Nathan, y sobre fines de 2014 apareció Jeremías Di Pólito Quinteto, álbum del guitarrista homónimo y Puerto sur, del pianista Manuel Contrera. Todos editados por Perro Andaluz.

    “Jere” es un músico delicado, medido, que no apabulla al tímpano con ochocientas notas por segundo sino que dibuja sinuosos y originales caminos melódicos. Por lo general se acompaña con un leve tarareo octavado que se hermana sutilmente a su guitarra, nunca estridente, casi siempre inesperada. El disco se grabó en vivo en una sola sesión en Sondor, y captura la química del ensamble, como en un concierto. Además de Encuentro, tema distinguido en el Premio Nacional de Música 2014, se destaca una versión muy distendida de Chicalanga, de Manolo Guardia, que visita zonas muy confortables. La virtud aquí está en el misterio de qué acorde o qué línea puede sorprender en el siguiente compás. Esa serenidad habla de un mundo interior de un veterano que ya las vivió. No parece, luego de oír los arpegios de Microcentro —un solo hecho tema— ni la intensa pero contenida Luna roja que sean obra de un muchacho de 23 años.

    Contrera es capaz de presentarse en formato piano solo, con banda o ponerse el traje de sesionista. Grabó en Vivace, un estudio ideal para el jazz acústico, también en sesiones en vivo, durante dos días. En estos seis temas demuestra un amor incondicional por la melodía, en un plan seguramente influido por figuras como Hermeto Pascoal y Egberto Gismonti. Su orquestación es más tradicional que la de Di Pólito, recostada en el be bop. Su piano es la argamasa que une al resto de los sonidos, aunque en temas como Primero de enero aparecen abruptos cruces de camino hacia otros paisajes rítmicos y armónicos, radicalmente diferentes entre sí.

    El swing de Ibarra en la batería, el aplomo de Martín Olivera en la trompeta y la originalidad de Di Pólito —quien toca además en el disco de Contrera— son los puntos en común de ambos trabajos. Pero el alma que comparten ambos discos habita en la química de estos pibes que se conocen como hermanos. Vale la pena prestarles el oído.