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    Los nuestros

    Cuatro escritores uruguayos reflexionaron para Búsqueda sobre la novela negra. Tres de ellos vienen publicando sus trabajos en la colección Cosecha Roja, de Estuario: Hugo Fontana (Desaparición de Susana Estévez), Damián González Bertolino (Los trabajos del amor) y Renzo Rossello (El combatiente). Milton Fornaro es autor de la novela Cadáver se necesita (Alfaguara), convertida en serie de televisión y finalista de los premios Emmy en 2013.

    Lo que no puede faltar:

    “De atenernos a las definiciones clásicas: un investigador, un crimen, un criminal y una buena dosis de violencia.

    Yo preferiría una fórmula ligeramente distinta: alguien que quiere descubrir una verdad oculta, alguien que se encarga de ocultarla, una buena dosis de violencia, una conclusión que desnude la situación política que encubre a esos tres ingredientes. Otros: pasión, sexo, suspenso, una ciudad donde los malos se puedan esconder y donde los más o menos malos se extravíen por la noche” (Fontana).

    “Los elementos de cualquier ficción policíaca: detective, criminal, víctima, relato de un crimen y un enigma a resolver.

    Debe ocupar un lugar preponderante la acción, y los personajes deben ser reales. Los crímenes deben corresponderse con una causa creíble que se integre sin esfuerzo en la descripción del mundo que, generalmente, es violenta” (Fornaro).

    “Algún tipo de crimen o, si nos ponemos muy experimentales, la amenaza de uno.

    No creo que la novela negra deba contener ‘denuncia social’. Lo que la diferencia de la novela policial clásica o ‘enigma’ es que viene del realismo más crudo y los crímenes ocurren en determinados estratos: los bajos fondos, con delincuentes ‘profesionales’, ambientados por las drogas, el alcohol y las tensiones más violentas. Es necesario el suspenso, y se puede prescindir por completo de la figura del ‘detective”(Rossello).

    Diferencias entre novela policial y negra:

    “Hay que diferenciar la novela negra de la novela de ‘enigma’ o de ‘habitación cerrada’.

    Las diferencias van desde el tipo de crímenes hasta los tipos de narrador, desde los investigadores —analíticos y circunspectos para el enigma, solitarios y rudos para el noir— hasta los criminales: malos y circunspectos para el enigma, muy malos e impiadosos para el noir” (Fontana).

    “Creo que la diferencia estaría en la modulación de la violencia y en cierto aire de desánimo” (González Bertolino).

    “La novela negra es tributaria de la que surgió en la década de los 20 del siglo pasado en Estados Unidos: de la ley seca, de los gángsters, de la mafia que compraba políticos, jueces y policías.

    Era el epítome de una sociedad violenta e insegura. Cuando hoy cualquier ciudad del mundo presenta rasgos similares a la Chicago de los 20, la novela negra campea en todos los rincones del orbe” (Fornaro).

    “En este nuevo boom del género se le llama ‘novela negra’ a casi cualquier cosa.

    Es claro que las novelas de Agatha Christie no lo son, aunque así sean presentadas. No lo es, precisamente, cualesquiera de las novelas o relatos clásicos, de Conan Doyle, o Dorothy Sayers, SS Van Dine, John Dickson Carr. En estos relatos la estrella es el enigma a resolver y el juego cómplice con el lector. En la novela negra a veces no hay nada que descubrir, como no sea el fondo oscuro de nuestra naturaleza. En las novelas canónicas (Chandler, Hammett) la figura del detective es más bien la del tipo que, sin ser un santo, lucha desde los márgenes de la sociedad por la verdad y por castigar a los malos, sin importar qué tan malo sea él mismo (Rossello). 

    En qué se inspiran:

    “No me considero un escritor policial, sino alguien que en muchos casos parodia el género para ir del no saber al saber, como dice Ricardo Piglia.

    Por lo tanto, me inspiro en cualquier ser humano” (Fontana).

    “He vivido toda mi vida en contacto con personajes como los que se describen en mi novela; pero en realidad nunca tuve la intención de escribir un policial.

    Yo quería escribir una historia sobre un par de malandros; sobre todo quería hacer una descripción de su mirada, no tributar un género. Pero estaba claro que la historia, una vez que se terminó de escribir, iba a caer fatalmente en el amplio molde del policial. No creo que vaya a escribir algo parecido de aquí en más, porque lo que me inspira es más bien la idea de ‘margen’” (González Bertolino).

    “Simplemente observo lo que me rodea.

    Creo que la novela negra es, sin perder su condición de ficción, una estupenda herramienta para indagar en las conductas, comportamientos y relaciones entre los hombres sometidos a las presiones, a la banalidad y a la estupidez creciente de la sociedad, que a la corta o a la larga termina por hacer aflorar lo peor de nosotros mismos” (Fornaro).

    Supongo que me inspiro en mi experiencia y en mis lecturas, no sé exactamente en qué proporciones.

    De lo que sí estoy seguro es de que no he logrado escribir en tono de ficción ningún caso ‘real’ en el que haya trabajado como periodista de policiales. Más bien aparecen algunas situaciones, algunos personajes con algún rasgo de los que pude conocer en ese ambiente. En general, cuando me doy cuenta de qué estoy escribiendo, ya estoy escribiendo desde hace un buen rato” (Rossello).