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Los operativos con drones siguen en crecimiento y la Policía quiere que comiencen a usarlos todas sus jefaturas y unidades
Contar con dispositivos aéreos en el interior del país permitiría un mejor control de delitos como el abigeato, dice el encargado de la Unidad Nacional de Vehículos Aéreos No Tripulados (Unavant)
imagen de Los operativos con drones siguen en crecimiento y la Policía quiere que comiencen a usarlos todas sus jefaturas y unidades
Mirador es el nombre de los procedimientos policiales con los cuales el Ministerio del Interior logró desarticular grupos criminales que dominaban barrios del país a base del narcotráfico, como Los Chingas en Unidad Misiones. Por su peligro y envergadura los operativos despliegan a buena parte de las fuerzas de la Policía: jefaturas departamentales, Inteligencia, Científica, Drogas, Aérea, Crimen Organizado e Interpol, Guardia Republicana, Convivencia, Tránsito y Bomberos. Lejos del suelo donde suceden los acontecimientos, los procedimientos también emplean drones, una herramienta más sigilosa y discreta que se transformó en un elemento indispensable en estos y otros tipos de operativos de seguridad.
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Desde 2015 el uso de drones por la Policía aumentó un 30% cada año hasta sobrepasar los 120 operativos el año pasado. El objetivo es que la cifra siga en crecimiento a partir de una descentralización de los aparatos. Actualmente, tres drones forman parte de la Unidad Nacional de Vehículos Aéreos No Tripulados (Unavant), que con siete funcionarios es la que participa de los operativos y capacita a otras unidades policiales para que adquieran sus propios drones y los empleen según sus necesidades. “La idea no es ampliar lo que hay aquí en esta unidad, sino que existan drones en todos los departamentos. Entrenar al personal de jefaturas y direcciones para que tengan su propio equipo. Crear una red nacional, expandirlos por todo el país”, explicó a Búsqueda Julio Rodríguez, encargado de la Unavant.
Por fuera de esta unidad en la actualidad solo la Jefatura de Policía de Salto, la Dirección Nacional de Policía Científica y la Dirección Nacional de Bomberos tienen drones, en un ministerio formado por alrededor de cuarenta dependencias. “El gran potencial que tiene esto es que cada división tenga sus aparatos y los explote para la actividad específica que necesite. Por ejemplo, en una jefatura del interior del país, un delito como el abigeato, que abarca grandes extensiones rurales, puede ser mejor monitoreado con drones que en una moto, donde te encontrás con cercas eléctricas u otras limitaciones”, señaló Rodríguez.
En 2019 la Unavant realizó reconocimiento de terrenos por ordenes fiscales y judiciales, búsqueda de personas, y control y estimaciones de incendios, aunque la mayoría de los operativos en los que participó fueron allanamientos. Para los Mirador, por ejemplo, los drones otorgan una perspectiva aérea que ayuda en la efectividad de un procedimiento complejo que habitualmente requiere el arresto de decenas de personas. “Por la transparencia, la objetividad y el cumplimiento de la legislación, lo más importante hoy en día es el registro de las actividades policiales. Es cierto que están las cámaras personales GoPro que llevan los policías en el pecho, pero es una cámara individual con una perspectiva individual, específica. Los drones dan otra perspectiva, más amplia, que le da más garantías a la Policía al actuar”, dijo Rodríguez, quien destaca otras dos ventajas: el registro aéreo permite a la Policía evaluar el operativo en su conjunto y realizar una vigilancia menos agresiva, que los sospechosos no necesariamente interpreten como represiva.
Los tres drones de la Unavant son de uso civil y de la marca china DJI, una de las líderes mundiales en el mercado y con mayor presencia en Uruguay. Dos son del modelo Inspire 1, de uso convencional y ligero, silencioso y flexible; el otro es del modelo Matrice 200, grande, estable y diseñado para poder cumplir con operaciones de seguridad pública e inspecciones industriales. Rodríguez los define como económicos, útiles y fiables, capaces de ejecutar todas las tareas necesarias, más allá de que debido a la necesidad de modernizarse ya ha elevado a las autoridades del ministerio la recomendación para adquirir el DJI Mavic 2, que mide con precisión el calor de diferentes objetos y escenarios.
“Por temas presupuestales no tenemos la posibilidad de comprar drones policiales o militares, que son mucho más caros, pero tampoco los necesitamos porque nuestros drones actuales permiten identificar claramente a personas y lugares. Lo que sí sería bueno y no tenemos es la tecnología que detecta rastros de calor”, señaló Rodríguez en referencia a los drones con cámaras térmicas que captan la radiación infrarroja, completamente fuera del rango visible al ojo humano. “En el caso nuestro algo vital es adquirir un dron con cámaras térmicas”.
Esta posibilidad es estudiada también por la Dirección Nacional de Bomberos, que tiene problemas cuando las cantidades de humo le impiden observar la situación y saber dónde está el foco del incendio o si hay personas o estructuras en riesgo. “La idea es ir por el camino de tener un dron con mapas de calor. Estamos estudiándolo para poder conseguirlo este año”, afirmó el director de la dependencia, Leandro Palomeque. “Nos permitiría localizar y rescatar a personas en medio de un incendio forestal, identificar mejor la propagación del fuego y otros elementos no identificables por las cortinas de humo”.
