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El golf es uno de los pocos deportes que permite competir al más alto nivel después de los 40 años de edad y hasta ganar. El maestro Roberto de Vicenzo, que fue campeón del British Open a los 46 años, es uno de los ejemplos históricos de esa particularidad y ese encanto, del que en las últimas semanas disfruta Lucas Glover (44 años).
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Dos semanas atrás, el golfista estadounidense se había quedado con el Wyndham Championship. El pasado domingo 13 ratificó su buen momento en el FedEx St. Jude, el primero de los tres playoffs con los que se cierra el circuito del PGA Tour. Para ganar debió vencer en un desempate a su compatriota Patrick Cantlay.
El certamen, que reunió a los primeros 70 jugadores del ranking de ganancias, se jugó en el TPC Southwind de Tennesse. Glover y Cantlay empataron en el primer lugar con un acumulado de 265 golpes para las cuatro rondas.
El campeón obtuvo un cheque de US$ 3,6 millones de los US$ 20 millones que repartió el torneo tras definir la contienda con un par en el hoyo 18 contra un bogey de su rival. El premio le permitió a Glover ascender al cuarto puesto del ranking de ganancias del PGA Tour, con lo cual aseguró su participación en los dos playoffs restantes, el BMW Championship y el Tour Championship.
El argentino Emiliano Grillo volvió a tener una destacada actuación al finalizar en el puesto 20. Esa ubicación le da buenas chances de participar también en los dos últimos torneos del PGA.
Certamen millonario
La FedEx Cup es una competencia que se juega desde el 2007 y está compuesta por tres torneos eliminatorios: el St. Jude Championship, el BMW Championship y el Tour Championship. En el primer campeonato participan los primeros 70 jugadores del ranking de ganancias del circuito estadounidense, en el segundo continúan en competencia los 50 primeros del escalafón, mientras que la gran final se concentra en el Tour Championship, conocido en el ambiente como “el quinto Major”, con la participación solo de los primeros 30 del ranking de ganancias de la temporada.
El St. Jude comenzó el jueves 10 en el espectacular trazado del TPC Southwind. Jordan Spieth fue la gran figura de la apertura con una tarjeta de 63 golpes, siete bajo el par del campo. En la segunda jornada comenzaron los problemas para las autoridades del torneo, ya que la presencia cercana de tormentas eléctricas llevó a la suspensión del juego por espacio de dos horas con todos los inconvenientes que esto acarrea. Finalmente, en una larga jornada, Glover quedaba en lo más alto de las posiciones con un acumulado de 130 golpes para los 36 hoyos.
El campeón logró conservar el liderazgo en la tercera vuelta, en la que por lo general suelen darse los grandes movimientos en las posiciones. Una tarjeta de 66 golpes y un score global de 196 golpes lo mantuvieron en la cima en la ronda que tuvo como figura destacada al inglés Justin Rose, quien presentó una espectacular tarjeta de 61 golpes, marcando un récord para la cancha.
En paralelo, la lucha por el puesto 50 era un verdadero sube y baja. Los tableros mostraban en la definición a 11 jugadores separados por cuatro golpes a falta de una ronda.
Con tantos golfistas en busca del título, el empate era un escenario factible tras la disputa de los 72 hoyos, y así fue. Una ronda espectacular de Cantlay de 64 golpes, sobreponiéndose a las complicadas condiciones climáticas, lo dejó en lo más alto de las posiciones junto con Glover, ambos con un acumulado de 265 golpes.
La definición llegó en el primer hoyo del playoff y hubo una nueva sorpresa en el mundo del golf ante la imposición de Glover y sus 44 años, con muchos especialistas preguntando si con estas actuaciones ya no se ganó un lugar en el equipo de los Estados Unidos para la próxima Ryder Cup.
El campeón
Visiblemente emocionado por su sexto triunfo en el PGA Tour, Glover contestó una infinidad de preguntas en la conferencia de prensa. “Lo dije la semana pasada, cuando tuve la fortuna en Wydham de cortar ocho años sin victorias. Solo yo sé por lo que pasé en los últimos tiempos, mis yips con el putter, mi pérdida de la tarjeta del PGA Tour teniendo que ir al Korn Ferry para intentar recuperarla… No fueron para nada tiempos fáciles”, dijo. Los yips son espasmos involuntarios de las muñecas cuando un golfista golpea con el putt.
Glover repasó la incertidumbre que vivió en la última jornada, “un día muy largo” marcado por la suspensión temporaria del juego. Su putter fue fundamental en esa última ronda, ya que acertó solo nueve greens.
“Siento una gran confianza ahora sobre el green y agradezco infinitamente a mi grupo de trabajo por la labor que han realizado en los últimos meses. Esa confianza con el putter me permite ahora jugar de manera diferente, es un juego más inteligente, donde ya no está aquello de la presión para no fallar greens porque no había poder de recuperación”, relató.
El campeón se permitió una reflexión: “En este nivel no hay consejos, simplemente digo que hay que trabajar mucho porque uno nunca sabe cuándo va a llegar el momento. No pasé cortes clasificatorios, perdí mi tarjeta del circuito, caí muy bajo, sin embargo, aquí estoy de pie. El golf siempre da revancha”.
