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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáNo toda la gente que tiene campo es de campo, ni toda la gente de campo tiene campo. Pero lo que sí tiene toda la gente de campo es un gran amor por la tierra. No la llaman Pacha Mama, ni Gaia, ni abrazan árboles ni son miembros de partidos ecologistas. Lo suyo es mucho más primario, más básico. Más elemental. La han trabajado por generaciones y la conocen como nadie. Se conocen como nadie.
Es muy difícil para la gente que no es de campo entender esa relación. Quizás por eso en el Parlamento se votó la ley de megaminería y quizás por eso también es que en la ciudad la gente no se escandaliza con ese proyecto.
No puedo imaginar el dolor de la gente que perderá su historia a favor de 20 años de producción minera. El que sea lo suficientemente corajudo o masoquista para quedarse a ver cómo vuelan por los aires su casa, sus galpones, los árboles que plantó, las praderas que aró, el trabajo de una vida, no, no de una, de muchas vidas; seguramente nunca pueda borrar esa imagen, ni nunca pueda perdonar que su país le haya causado tal dolor.
El punto no son las indemnizaciones que se les pagarán. Si bien muchos no lo creen, para la gente de campo, la tierra no tiene un valor monetario. Si así fuera, ya hubieran vendido sus tierras a precios que hasta no hace mucho eran impensables. ¿Y dejar la querencia? Algunos seguramente por su edad ya no vuelvan a aquerenciarse.
A todos ellos, perdón.
Ma. Pía Basso Piana
CI 2.575.570-9