En ese estudio, que será publicado en las próximas semanas, se destaca que el 20% de los encuestados consideró que la estabilidad institucional y la política económica son factores relevantes en esa dinámica del sector.
Mientras, un 15,5% dio un destaque significativo a la expansión agrícola de inversores argentinos y brasileños. Los empresarios de Argentina se enfocaron en la producción agrícola, principalmente en la plantación de soja. Aunque en menor medida, los brasileños apostaron a ese cultivo, además de su tradicional vínculo con el cultivo de arroz.
En lo industrial, la mayor parte de la inversión de Brasil fue destinada a la compra de frigoríficos en Uruguay.
Algunas de las conclusiones que enfatizan la importancia del mercado internacional hacen alusión a la visión de los empresarios de ciertos sectores del agro. A modo de ejemplo, el trabajo incluye comentarios de entrevistados que están vinculados a la ganadería y la exportación de carne. Estos empresarios resaltaron que el acceso de ese producto a mercados de alto poder adquisitivo entre los consumidores, como la Unión Europea y Corea del Sur, entre otros, sirvieron de “motor” o “detonador” para la producción cárnica.
En la lechería ocurrió algo similar, aunque los encuestados consideraron que el factor que impulsó la producción fue el crecimiento en los volúmenes de lácteos exportados en los años recientes. Mencionaron además que el acceso de esos productos a mercados emergentes y otros regionales, como Venezuela, Brasil y Cuba, permitió mejorar los ingresos de la cadena lechera local.
En el caso de la agricultura de secano, la demanda mundial impulsada por China y otros países asiáticos tuvo una fuerte incidencia en el precio de los commodities agrícolas. Así fue como la soja y el maíz se valorizaron; igualmente, en Uruguay hubo un incremento de la producción de trigo.
En el sector forestal se dan dos situaciones bien diferenciadas. Por un lado, lo que es la producción de madera para celulosa, que está dirigida a abastecer a grandes fábricas mundiales de papel. En este tipo de negocio también está China como el principal demandante, ya que allí se instalaron las industrias de diferentes capitales internacionales, principalmente por una cuestión de costos inferiores a sus países de origen.
En segundo lugar, en Uruguay además existen fábricas de productos forestales más procesados, como paneles y tableros que se exportan a otros mercados, principalmente Europa y Estados Unidos, donde son utilizados para la construcción de viviendas y muebles.
Es importante la coincidencia entre los entrevistados en cuanto a la importancia del rol del mercado internacional como el principal factor que explica la dinámica del agro.
“El cambio en el valor de los commodities (al alza) fue considerado fundamental por los entrevistados. Existe una fuerte demanda de alimentos, principalmente de los países asiáticos como China e India, pero también para la fabricación de biocombustibles”, señalaron.
En el trabajo, los autores enfatizaron la importancia que tuvo, y que se mantiene en la dinámica agropecuaria, del “proceso de migración del campo a la ciudad en China”.
Ese fenómeno ocurre ahora también en India, lo que lleva a que en la próxima década otros 300 o 400 millones de pobladores de zonas rurales migren hacia las urbes o tengan la expectativa de hacerlo en los próximos 15 años, de acuerdo con la investigación.
Ante esta tendencia creciente de la demanda, algunos de los consultados advirtieron situaciones que constituyen amenazas y oportunidades para los países productores de alimentos, como Uruguay.
“No hay zonas agrícolas para crecer en el mundo y cada vez se necesita más alimento. Por ese motivo, cada vez los precios son más altos”, indicaron.
Resaltaron que esta mejora en los precios “agarró a una agricultura nacional que estaba tocando fondo”, y fue de una magnitud tal, que “contribuyó a invertir los términos de intercambio entre países productores y las economías desarrolladas, lo que alimentó la dinámica”, que se trata en la encuesta.
Argentina, migración y más
Los investigadores no dejan de abordar otro factor clave de los cambios registrados en la agropecuaria local, que es la instalación de argentinos en Uruguay. Los problemas vigentes en Argentina, con las detracciones (impuestos a las exportaciones) y la incertidumbre política” o “la dinámica de los productores argentinos, entre otros factores, los llevaron a buscar otros horizontes”, señalaron.
“Las señales adversas para la inversión en Argentina y los precios llevan a que vengan a plantar acá”, según algunos entrevistados.
Otro efecto importante de la dinámica regional considerada es que “el estar enmarcados en una región exportadora terminó fortaleciendo al agro uruguayo, como proveedor de alimentos. “Estamos en un círculo virtuoso, ya que no exportábamos nada de soja y el último año fueron 2 millones de toneladas, pero además un millón de toneladas de trigo”, resaltó uno de los encuestados en alusión a la zafra de 2012.
Esto derivó en un crecimiento de la participación agrícola en el Producto Bruto Interno (PBI) agropecuario en los últimos años —38 % cultivos, frente a 26 % ganado bovino— cuando tradicionalmente la carne vacuna fue el principal rubro del agro y de las exportaciones del país.
Surgen de la encuesta manifestaciones como “la inversión en tecnología es muy grande. Hoy todos los productores tienen fumigadores con sistemas de control satelital, sembradoras cada vez mejores, cosechadoras y equipos para agricultura de precisión”.
Pese a ello, algunos actores dijeron que “lamentablemente, en el país la investigación no se enfoca en lo que necesitamos” los productores.
“Hay una gigantesca inversión en acopios y silos”, coinciden los encuestados. Otros agregaron que “la soja con el sistema de siembra directa (sin laboreo del suelo) cambió el agro”, y que “las nuevas tecnologías, especialmente ese método de sembrar, y los transgénicos” favorecieron el mejoramiento de la producción y ampliaron áreas de plantaciones.
Estabilidad y reinversión
Basándose en las respuestas de los actores consultados, el trabajo incluye un capítulo sobre la importancia de que “el gobierno mantuvo las políticas, lo que favoreció y dio mucha confianza”. “Las condiciones globales implicaron un fuerte crecimiento y sumado a la políticas macroeconómicas aplicadas benefició, sin lugar a dudas, la inversión en el sector”, reconocieron.
Esa estabilidad “contribuyó a atraer inversores que, incentivados por los precios y las condiciones para producir, vieron un espacio confiable e invirtieron”. Otros mencionaron que “el cumplimiento de contratos otorga certezas, lo que es muy valorado”, conforme a las conclusiones del estudio. Los encuestados además analizaron que eso “ha sido un desarrollo virtuoso. No se modificó la política económica. Se sacaron del cajón leyes como la de inversiones, que permitieron reinvertir”, dijeron.
Los autores
El libro “Dinámica y competencia intrasectorial en el agro. Uruguay 2000 a 2012. La visión de los actores”, fue elaborado por investigadores de la Facultad de Agronomía, entre ellos profesores y asistentes del Departamento de Ciencias Sociales de esa casa de estudios, entre los que figuran Alfredo Hernández (director de Estadísticas Agropecuarias del Ministerio de Ganadería), Virginia Courdin, Miguel Carriquiri, Norberto Rodríguez, Martha Tamosiunas, Rousley Avondet y Miguel Vassallo.
¿Quiénes fueron los encuestados?
El trabajo fue realizado en 2013, por lo que algunos de los entrevistados hoy no ocupan el cargo mencionado en el siguiente listado.
Del gobierno: el subsecretario y actual ministro interino de Ganadería, Enzo Benech, y el entonces director de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria, Carlos Paolino.
Del sector cárnico: el gerente de la Cámara de la Industria Frigorífica, Daniel Beleratti, el director de Análisis Económico del Instituto Nacional de Carnes (Inac), Pablo Caputti, el director de la empresa Conexión Ganadera, Pablo Carrasco, el investigador independiente y productor ganadero, Gabriel Chiara, el director de la Asociación Uruguaya de Producción de Carne Intensiva, Álvaro Ferrés, el presidente del Inac, Alfredo Fratti, el asesor de la Comisión de Fomento Rural, Joaquín Lapetina, el secretario de esa misma gremial, Fernando López, el técnico del Instituto Plan Agropecuario, Carlos Molina, el directivo de Central Lanera, Eduardo Pietra, el director del Tacuarembó Marfrig Group, Marcelo Secco, y el delegado de la Asociación Rural en la junta directiva del Inac, Guzmán Tellechea.
De la lechería: el investigador principal en el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), Yamandú Acosta, el técnico del Instituto Nacional de la Leche (Inale), Gabriel Bagnato, productor lechero y consejero del Inale, Sergio Filgueira, asesor de Cooperativa Nacional de Productores de Leche (Conaprole), Enrique Malcuori, integrante del ejecutivo del Inale y productor, Horacio Rodríguez, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Leche (ANPL), Eduardo Viera, productor lechero y asesor técnico, Luis Villamonte, y el asesor de la ANPL, Daniel Zorrilla.
Del sector agrícola: el consultor, Eduardo Blasina, el presidente de la Asociación Uruguaya de Siembra Directa (Ausid), Miguel Carballal, el director de Barraca Erro, Ramón Erro, el presidente de Fadisol, Carlos Foderé, la directora de Recursos Naturales Renovables, Mariana Hill, el director de Agronegocios del Plata, Marcos Guigou, el técnico analista de la consultora Seragro, Nicolás Lussich, el presidente de Copagran, Matías Maihlos, el gerente general de la Corporación Navíos, Rubén Martínez, y el gerente de Agroterra y Representante de Cereoil, Daniel Torres.
Del sector arrocero: el gerente de la Asociación de Cultivadores de Arroz (ACA), Carlos Batello, el director del Programa de Investigación de Arroz de INIA, Pedro Blanco,el productor e integrante de la ACA, Paschual Cora, el presidente de la Gremial de Molinos Arroceros, Adolfo Crosa, asesor privado, Federico Nolla, el productor y asesor de la ACA, Julio Pintos, el productor Mario Predebon, el presidente del INIA, Álvaro Roel, la técnica de la Oficina de Programación y Política del Ministerio de Ganadería, Lucía Salgado, el presidente de la ACA, Ernesto Stirling, y el gerente técnico de Saman, Raúl Uraga.
Del sector forestal: el gerente de la empresa Foresur, Gerardo Barrios, la gerente de RMK Timber Found, Lucía Basso, el extitular de la Dirección Forestal de Ganadería, Andrés Berterreche, la especialista en Economía Forestal y exasesora del Gabinete Productivo de Energías renovables, Isabel Loza, el presidente de la Sociedad de Productores Forestales, Diego Mora, el investigador forestal, Juan Pedro Posse, el director de la empresa Grupo Forestal, Alberto Rodríguez, el gerente general de UPM-Forestal Oriental, Javier Solari, el consultor privado Luis Sancho y el director forestal del MGAP, Pedro Soust.
De citricultura: el asesor técnico de Azucitrus y directivo de Urudor, Carlos Fraschini, el asesor técnico de la empresa Caputto, Julio Rodríguez, el asesor técnico de la firma Milagro, Juan Carlos Diez, y el asesor y propietario de Naranjales, Alberto de Souza.