—Yo creo que no. Y no es esa la actitud. La decisión es en función de cómo yo dialogo con mi gente. Cómo dialogo yo con la gente que se movilizó, que hizo una gesta formidable. Cómo la contengo, la sostengo y mando un mensaje.
—Cuando dice “contenga”, ¿a qué se refiere? ¿Se planteó que si se reconocía la derrota podía haber problemas en la calle?
—Vos evaluás un montón de escenarios. Obviamente no es el único. Pero uno de los escenarios es en qué estado de ánimo sale y qué consecuencias tiene el estado de ánimo de la gente. Desde luego. No es el único factor pero es uno.
'No tener la presidencia sin duda es una derrota. Sería pueril no reconocerlo. Pero en ese marco, también es una victoria política. Y además, dónde me paro y en qué momento. En este momento yo quiero hacer el énfasis en la victoria. Que no quiere decir que no reconozca que no gané. ¿Me hubiera gustado ganar? Por supuesto'.
—¿No queda como de mal perdedor?
—Eso es una valoración. Desde luego es una decisión política. Yo tengo una victoria política. Puedo tener una derrota electoral pero tengo una victoria política. Actúo políticamente. Y no es contra otro. No es causar mal a otro ni impedir festejar. Estoy tomando decisiones políticas siendo totalmente consciente de que no hay un peligro institucional ni que iba a causar ninguna duda. Nosotros no cuestionamos ni un segundo a la Corte Electoral. Es una decisión política y yo creo que fue acertada. Acepto que hay opiniones distintas.
—¿No es una señal a futuro?
—No, de ninguna manera. No es un mensaje a futuro de “nos paramos en la vereda de enfrente y te vamos a tirar piedras”. Es más, somos los que construimos el mensaje de que culminó la etapa de la campaña y que por lo tanto la lógica de la polarización de la campaña no puede seguir siendo. Y cuando escuchás el discurso a la noche de Lacalle Pou, sigue el discurso de campaña. Y Sanguinetti sale a hacer discurso de campaña ahora.
—De acuerdo con ese criterio, también hay dirigentes del Frente Amplio con tono de campaña después del 24 de noviembre.
—Sí, sí. Está bien. Mi actitud y la que promuevo en el Frente es de que terminó la campaña. Hay que cambiar el chip. La ciudadanía ya se expresó y ahora tengo que construir políticamente en una situación que es delicada.
—¿Cuando ve todo el proceso electoral, qué mensaje cree que dio la ciudadanía al Frente Amplio?
—Esa es un poco más compleja. Cuenta la leyenda que en el año 1979 alguien le pregunta al presidente de China qué opina de la Revolución francesa, ocurrida en 1789, y él le contesta: “Es un hecho muy reciente para sacar alguna conclusión”. Acaba de terminar la elección, a 72 horas poder sacar la conclusión de lo que fue la campaña, no. Obviamente hay que hacerlo y lo vamos a hacer. La campaña y mucho más.
—¿Los votos que pierde el Frente Amplio de una elección a otra, son responsabilidad de lo hecho por los gobiernos o la campaña política?
—Yo creo que hay un montón de factores que inciden en por qué el Frente Amplio llega al 40% de los votos y no al 42%, que era un piso estimable, o no llega a ganar. Desde luego que hay un montón de factores. Inciden los 15 años de gobierno, sin duda. Incide la campaña, claro que incide. Inciden errores que cometimos como fuerza política, claro que sí. Esos son los que quiero analizar, finito. Reconozco que existe ya eso. La contracara de eso es que, y por eso sigo hablando de victoria política, no solo el domingo llegué al 47,5%, sino que además por quinta vez consecutiva soy el partido más grande del país.
—El 1º de marzo de 2020 el Frente Amplio no va a tener el Poder Ejecutivo después de 15 años y no va a tener una mayoría parlamentaria. Parece más una derrota que una victoria.
—Es una apreciación y está bien. No tener la presidencia sin duda es una derrota. Sería pueril no reconocerlo. Pero en ese marco, también es una victoria política. Y además, dónde me paro y en qué momento. En este momento yo quiero hacer el énfasis en la victoria. Que no quiere decir que no reconozca que no gané. ¿Me hubiera gustado ganar? Por supuesto.
—¿A qué atribuye el crecimiento de este último mes?
—Otra vez, 1789 está muy cerca. Pero hay algunos factores que hay que analizar más fino. El video de Manini, que en realidad es el video más la carta del Centro Militar. Yo creo que ese factor jugó. Obviamente no tengo, lo estamos intentando estudiar, la hipótesis de que eso incidió. ¿Es eso lo que da vuelta? No, pero sí creo que ahí hay un factor. Creo que hay otro factor y esa es la victoria política que es la formidable movilización. Fue un enorme acierto la campaña Voto a Voto, sobre el que se cimienta la victoria política.
'Hay una vertiente de ultraderecha que intenta decidir en la conducción política del país. Y no es un fenómeno únicamente uruguayo. Está pasando lo mismo con Vox en España. Es la presidencia en Brasil. Sí, me preocupa muchísimo los ascensos de la ultraderecha'.
—No nombró al candidato.
—¡Cómo no va a incidir! Sí, el candidato tracciona. Entiendo la pregunta. No se me escapa y sé que hay críticas al candidato. Como todo candidato es pasible de crítica y es entendible. Y algunas seguramente fundadas. Yo creo que el candidato también traccionó mucho. Yo creo que Martínez en un balotaje tiene una gran característica, que siempre quise destacar, que es gente. Es un tipo parecido a todos los uruguayos. Martínez es muy uruguayo y nosotros queríamos transmitir eso.
—¿Este gobierno no sumó poco a la campaña electoral?
—Está tan cerca 1789. ¿Incidió la gestión de gobierno en la elección? Y sí. ¿Cómo no va a incidir? ¿A quién que analice la política se le va a ocurrir que la gestión del gobierno no va a incidir en el resultado?
—¿Hubo una apelación al miedo a lo que podía venir?
—Y sí. El ascenso de la ultraderecha a mí me da miedo. El sábado se cumplen 44 años de que fueron a mi casa a llevarse a mi viejo; 30 de noviembre de 1975. Hace rato que yo le dije a algún compañero acá: “Tengo miedo, yo tengo miedo de las manifestaciones fascistas”.
—¿El próximo gobierno puede ser de ultraderecha?
—No, pero creo que hay una vertiente de ultraderecha que intenta decidir en la conducción política del país. Y no es un fenómeno únicamente uruguayo. Está pasando lo mismo con Vox en España. Es la presidencia en Brasil. Sí, me preocupa muchísimo los ascensos de la ultraderecha. Yo puedo tener muchas diferencias ideológicas con el Partido Nacional, con el Herrerismo, con el sector de Larrañaga, con el Partido Colorado, con Talvi, mucho más con Sanguinetti. Pero nos sentamos en una mesa y discutimos de igual a igual sobre bases democráticas. Ninguno de nosotros duda de la voluntad democrática del otro. No es lo mismo con la dirigencia de Cabildo. No es lo mismo porque lo ha expresado. Ojo con la banalización del mal. ¿Cuál es el peligro? La banalización de la emergencia de las ultraderechas que luego efectivamente condicionan las políticas en los Estados democráticos.
—¿Y acá cuánto cree que puede condicionar?
—Tiene el 10% del electorado. La coalición no construye mayoría sin la ultraderecha.
—¿El gobierno de Lacalle Pou nace condicionado por la ultraderecha?
—Incide sin duda. En principio tiene un peso importantísimo. Y hay que saber manejarlo.
—¿Qué rol tiene el Frente Amplio?
—¡Y justamente! Lo que hay que hacer es fortalecer las fuerzas democráticas. El diálogo democrático, sin duda. Suecia hizo eso. Generó un cerco sanitario. Los conservadores que ganaron la elección hacen una alianza… No digo que en Uruguay haya que hacer eso. Yo no digo que Cabildo Abierto sea Bolsonaro. Lo que digo es que las dos son manifestaciones de la ultraderecha. Claramente. Y estoy muy preocupado.
—¿Cómo tiene que actuar el Frente en ese escenario? ¿Cómo se baja a tierra ese diálogo?
—Discutiendo las leyes. Buscando los acuerdos, sin duda. Como se hace habitualmente. El 85% de las leyes que salieron en los últimos 15 años no salieron con los votos del Frente Amplio nada más. La actitud que tiene que tener el Frente es la que no tuvo el Partido Nacional en el período anterior cuando no te votó una. No quiero caer en la polarización, pero la expresión de Sanguinetti de decir que lo del Frente es anecdótico porque perdió yo creo que es el camino equivocado. Porque si considerás que es anecdótico el partido más votado, tenés que formar mayorías con las tendencias más reaccionarias de la sociedad. Pero lo vamos a ver. Sin prejuicios.
—En el MPP ven que Mujica será el jefe de la oposición, informó El Observador. ¿Está de acuerdo?
—No, ni me lo planteé. El Frente va a ser la única oposición. No hay duda. Dentro del Frente la bancada más importante es la del MPP. Eso es un hecho objetivo. ¿Quién va a ser el líder de la oposición? No lo sé porque eso no tiene que ver solo con la cantidad de votos. No lo descarto ni lo confirmo.
—¿Y usted, como presidente del Frente Amplio?
—Yo como presidente del Frente Amplio juego, pero yo no estoy en el Parlamento. Esas cosas no se decretan. Se construyen.
'Dentro del Frente la bancada más importante es la del MPP. Eso es un hecho objetivo. ¿Quién va a ser el líder de la oposición? No lo sé porque eso no tiene que ver solo con la cantidad de votos. No lo descarto ni lo confirmo'.
—¿Se imagina en un escenario de conflicto de entrada o de tregua al gobierno?
—Ni lo uno ni lo otro. Ni tan calvo ni con dos pelucas. No me imagino incendiar la pradera al otro día, tampoco una carta blanca y hacé lo que quieras. Creo que va a haber que hablar mucho.
—Pero un clima de confrontación social permanente dificultaría al gobierno.
—Sin duda.
—¿Y no hay un clima de mayor crispación?
—Lo primero que creo es que tenemos un movimiento social de una enorme madurez, con una conducción del movimiento sindical de una madurez enorme. Y además tienen capacidad de conducción. Eso lo primero. La campaña electoral y la de balotaje en especial generan polarización porque tienen una lógica de la polarización. Ahora hay que tener madurez política. Todos los actores políticos, desde luego los que estemos en la oposición y también los que estén en el gobierno, tenemos que entender que se terminó la campaña electoral. Y sobre todo cuando nadie tiene mayorías. Es un error fomentar la polarización.
—¿Hay un riesgo de empujar a Lacalle Pou hacia sus socios de “ultraderecha”?
—Claro, totalmente. Sería un error. Por eso hay que dialogar políticamente.
Información Nacional
2019-11-28T00:00:00
2019-11-28T00:00:00