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“Para reducir la contaminación hay que ir en la búsqueda de nuevos materiales y nuevos sistemas que puedan ser eficaces y competitivos”, y es necesario invertir en investigación, comentó a Búsqueda el químico Eduardo Ruiz-Hitzky, profesor de investigación y jefe del Departamento de Nuevas Arquitecturas en Química de Materiales del Instituto de Ciencias de Materiales. El Instituto, donde trabajan unas 1.400 personas, está ubicado dentro del predio de la Universidad Autónoma de Madrid e integra el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, dependiente del Ministerio de Economía. Su objetivo es investigar y servir de apoyo tecnológico para las empresas.
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Con experiencia en el vínculo entre ciencia y empresa, Ruiz trabaja en la elaboración de materiales nanoestructurados (con dimensiones del rango de los nanómetros, de una millonésima de milímetro). Los prepara junto a su equipo a partir de recursos naturales.
Uno de sus recientes éxitos ha sido la creación de un material que tiene la capacidad de absorber contaminantes del agua, como el hidrocarburo, con aplicaciones de la industria para tratamiento de efluentes, por ejemplo. El nuevo material tiene propiedades absorbentes y además magnéticas. Primero absorbe el contaminante y luego mediante el uso de un imán se lo puede retirar del agua.
Tras 40 años de experiencia como investigador, Ruiz compartió su experiencia ante un auditorio de jóvenes científicos en el Polo Tecnológico de Pando de la Facultad de Química el jueves 30 de abril.
“Lo más importante es hacer investigación de base, teoría. Si uno no tiene investigación de base fuerte, poco se puede hacer. Esa investigación fundamental y de base permite estudiar los materiales a fondo, caracterizarlos con mucho detenimiento y hacer aproximaciones teóricas. Así uno consigue saber muy bien qué materiales tiene para pensar en sus aplicaciones. Hay que dominarlo totalmente. Con el conocimiento podemos saber si es novedoso lo que estamos haciendo de aplicación”, aseguró Ruiz.
Si bien la teoría es importante, según Ruiz los investigadores deben siempre tener presente la demanda tecnológica del mercado. “La sociedad nos ha dado dinero para trabajar y desarrollar investigación, es lógico que reciba la compensación. Debemos conocer la demanda igual que conocemos cómo se interpreta un espectro infrarrojo. Es algo que muchas veces los investigadores olvidan”, destacó.
—Usted tiene una vasta experiencia en el estudio y elaboración de nuevos materiales. ¿A qué áreas dedica más su tiempo con miras a posibles aplicaciones industriales?
—Fundamentalmente en temas de bionanocomposites (material que ha cobrado gran relevancia en la investigación del campo de la nanotecnología), en el aprovechamiento de materiales de origen natural para intentar transformarlos en materiales que tengan aplicaciones luego para el medioambiente, para la biomedicina.
—Durante su disertación ante estudiantes y docentes de Química en Uruguay destacó que los investigadores tienen “la obligación” de estar al tanto de cuál es la demanda tecnológica del mercado. ¿Es esta su postura personal o parte del compromiso de la institución para la que trabaja?
—Fue una frase en un sistema idealizado. En la práctica, desgraciadamente muchos investigadores no se preocupan por ese tema. Yo personalmente creo que es una obligación estar al tanto. De todos modos la mayoría son conscientes de que hay una demanda social.
—El 30% de los investigadores de su instituto trabajan exclusivamente en teoría, tanto físicos como químicos. Usted lo ve como un “valor añadido”. ¿Cuán importante es para un sistema innovador?
—No hay nada que ayude a avanzar más que cuando se parte de conceptos teóricos y cuando se usan las aproximaciones que emplean los investigadores que hacen teoría de sólidos, de materiales, de lo que sea. De ahí pueden salir aproximaciones más avanzadas.
—El 45% de las patentes en España vienen del CISC, que reúne solo al 6% de los investigadores españoles. Los demás se encuentran principalmente en la academia. ¿A qué se debe este número tan alto de patentes?
—No es suficientemente grande, debería ser más todavía. Lo que ocurre es que hay una producción demasiado baja de patentes por parte de otros organismos, especialmente de las universidades y las empresas. Las empresas no ponen suficientes recursos para investigación en comparación con el Estado.
—¿Las pequeñas y medianas empresas están más presionadas para innovar?
—Las empresas más potentes, de primera línea, venden y comercializan sin problemas en general. Son las empresas más pequeñas las que van a tener que buscar productos más competitivos. Deberían apostar más a la innovación y la investigación. De ahí la gran importancia que tiene fomentar el desarrollo de pequeñas empresas de base tecnológica, spin off o como queramos llamarle, es muy importante. A la larga la economía de un país se va a poder medir por el esfuerzo que hizo en su momento para dedicar fondos y presupuesto para fomentar este tipo de empresas de base tecnológica.
—Tras décadas de trabajo e investigación ¿cuál ha sido el resultado del vínculo entre la teoría, el desarrollo y su aplicación destinada a la industria?
—En las circunstancias que hemos estado haciendo investigación (que no han sido, desde luego, las mejores ni por financiación ni medios, porque hemos tenido que luchar muy intensamente) y después de toda una carrera de 40 años de investigación, mi experiencia personal me dice que los éxitos científicos son mucho mayores que los éxitos tecnológicos de comercialización.
Están muy por encima los avances puramente científicos de enfoque de conocimiento, de publicación en revistas de gran índice de impacto o de artículos que han sido muy ampliamente citados. Los éxitos ahí son mucho más importantes a pesar de haber estado trabajando con numerosas empresas, con bastantes contratos. Es una cosa que hay que practicar.
—¿Cuáles son los ejemplos exitosos que han logrado cerrar el círculo desde la investigación teórica hasta la aplicación práctica en la industria?
—Hay pocos ejemplos que pueda poner de cosas que hayan llegado a ser comerciales pese a tanto trabajo… Creo que esto entra dentro de lo normal y lo que es asumible. Les hemos solucionado problemas a empresas, hemos resuelto problemas a veces del día a día, pero desarrollar algo muy novedoso y que haya llegado a fase de comercialización al día de hoy tengo dos ejemplos. Uno que es una modificación de arcillas para hacerlas organofílicas, con aplicaciones para hacer materiales absorbentes; eso sí ha sido comercializado.
Por otro lado están los materiales absorbentes magnéticos, con los que se ha logrado una patente licenciada que a mi juicio puede todavía dar mucho juego porque es algo muy reciente que hemos desarrollado y tercerizado a empresas, con aplicaciones fundamentalmente para la absorción de contaminantes, vertidos, hidrocarburos y otro tipo de problemas de contaminación en agua sobre todo.