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Santiago de Chile (Ernesto Tulbovitz, enviado). “¡Hay que entender a los Balcanes!”. Esta es la frase que repitió el sábado 26 al menos tres veces en la mañana el presidente uruguayo José Mujica. La pronunció antes, en un intervalo y después de recibir en el salón Pacífico del Hotel Intercontinental de Santiago de Chile a la vicepresidenta de Croacia y al presidente de Serbia. Ambos países fueron protagonistas de una guerra y de masacres por motivos étnicos a inicios de la década de 1990, años después de la muerte del mariscal Josip Broz, “Tito”, en 1980.
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Tito aglutinó a varios pueblos dentro de la Yugoslavia socialista, pero tras su muerte primero y luego de la caída de la Unión Soviética y el “mundo socialista”, antiguos conflictos de carácter étnico y político recrudecieron y se dirimieron por la vía de las armas. Años después aquellos pueblos yugoeslavos se transformaron en países. Bosnia Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Macedonia, Montenegro, Serbia y la controvertida República de Kosovo, que data del 2008, completan el mapa de aquel Estado que Tito mantenía compacto.
Acompañado por su canciller, Luis Almagro, y el director de la Secretaría de Comunicación de la Presidencia, Gonzalo Carámbula, Mujica recibió a ambos dignatarios antes de que comenzaran las dos cumbres en las que participó en la capital chilena. Fueron reuniones donde insistió en que es necesario establecer relaciones sólidas con los países pequeños, recordó el origen croata del líder tupamaro, Raúl Sendic, contó que de joven tuvo una novia hija de croatas que vivía en el Cerro, y reiteró la decisión del gobierno uruguayo de no reconocer a la República de Kosovo, una entidad ya reconocida por un centenar de países pero solo por Colombia y Perú en la Unasur. Dicha posición ameritó un gran reconocimiento a Uruguay por parte de Serbia.
Mujica alabó la “belleza” de ambos países a los que fue invitado para visitar y contestó también con sendas invitaciones. A ambos les habló de los problemas demográficos del país, de la inmigración europea y de la necesidad de que los pequeños países actúen mancomunados, y de la reciente creación de la Universidad Tecnológica.
El primer turno fue para Croacia. A un lado de la mesa estaban los uruguayos y una traductora chilena del inglés que hablaba la primera vicepresidenta de Croacia, Vesna Pusic. Enfrente la gobernante europea y tres de sus colaboradores.
Pusic —Yo lo admiro a usted desde hace mucho tiempo. Tantas cosas que le podría contar de mi juventud, yo soy socióloga… En cinco meses ingresaremos a la Unión Europea. (...) Geográficamente estamos en lo que se podría decir como una ubicación interesante, que muchas veces nos juega a favor y otras veces en contra y queremos desarrollar y renovar las relaciones que tenemos con nuestros vecinos. En el pasado nosotros compartíamos con Yugoslavia como país, ahora seguimos compartiendo una región en común.
Mujica —Una zona de Montevideo, el Cerro, fue un lugar muy diferenciado porque recibió inmigración fuerte, de esa parte del mundo donde estuvo durante muchas décadas concentrada la industria frigorífica del Uruguay. Uruguay es un país de inmigrantes, nuestros antepasados vinieron de todos lados. Somos una mezcla, hay un tronco hispano italiano y vasco muy fuerte, pero también hay de todas partes. Cada convulsión que había en Europa había una ola inmigratoria que llegaba al Río de la Plata. Nos interesa positivamente como una orientación general estrechar las relaciones con las naciones de nuestra estatura. Parece que el mundo se está organizando en grandes unidades pero siempre hay que tener cuidado con el abrazo del oso. (....) Pertenezco a una vieja agrupación política que tiene como uno de sus fundadores a alguien que tiene apellido croata, Sendic, un hombre muy popular en el Uruguay (...).
P —Sabemos que usted fue miembro de un grupo legendario de luchadores por la libertad.
M —No, no… nosotros queríamos transformar el mundo, tuvimos algunas dificultades (ambos se ríen).
P —Lo mirábamos con admiración en los 60 y en los 70. (...) Eran los ideales de nuestra generación.
M —Algo queda, sí...
P —Hemos cambiado también nosotros un poquito. (...) Nosotros venimos también con la idea de depender de nosotros mismos como marcó Tito. Pero los pequeños países debemos aprender a estar en buenas relaciones con todos pero ser cuidadosos de no acercarnos demasiado a nadie.
M —Exactamente.
P —Sería bueno tener una alianza de países pequeños.
M —Tenemos vicisitudes comunes a pesar de pertenecer a troncos culturales distintos. A nosotros nos toca vivir al lado de un país que ya es muy grande, que va a ser importante pero que va a ser colosal y me refiero a Brasil. Y es inquietante dormir cerca de un elefante (se ríe Pusic), por eso es una estrategia de lucha por la independencia y la sobrevivencia en el sentido profundo del término. Tenga presente una cosa: seguimos siendo un país muy abierto, por ejemplo que tiene 13, 14 millones de vacas, de las mejores del mundo. Y somos tres millones y poco de habitantes. Tenemos unas de las densidades más bajas de habitantes por kilómetro cuadrado. Es un país vacío, tenemos tasa de natalidad baja.
P—También nosotros.
M —Pero ustedes son un pueblo viejo. Nosotros somos un pueblo que tendríamos que ser joven… Pero tenemos la misma conducta de los europeos y no encajamos en un continente que se multiplica (risas). Nuestra América tiene problemas de pobreza y de otra cosa pero está para el amor (risas).
P —Nosotros estamos acostumbrados a la emigración, no a recibir inmigrantes. (...) Tenemos que preparar a nuestros pueblos culturalmente a recibir personas que no solo vienen de Europa sino de otros lugares como del norte de África o personas del mundo árabe como resultados de la Primavera árabe.
Tras 25 minutos con los croatas, el personal del Hotel Intercontinental cambió los vasos y en cinco minutos ingresó la delegación de Serbia, encabezada por el presidente Tomislav Nicolic. La entrevista duró 34 minutos y hubo espacio para un solo momento de distensión, algo que contrastó con la reunión con Pusic, donde las risas estuvieron presentes de continuo.
Tomislav Nicolic —Representa un gran placer para Serbia conocerlo porque sé lo mucho que usted hizo por su Estado y por su pueblo, la popularidad que usted tiene por cómo conduce a su país. Quiero darle gracias por la posición de Uruguay (de no reconocer a Kosovo) de apoyo a Serbia. De esta manera no ayudó solo a Serbia sino que ayudó al mundo a mantener el orden que existe en el mundo... Nosotros no hicimos nada para amenazar el orden mundial. Tampoco hicimos lo que otros países hubieran hecho para protegerse a sí mismos. Nosotros nos encontramos en un ambiente no amistoso. Nos sería más fácil si Serbia se encontrara en América Latina, pero Serbia se encuentra en Europa. Solo Dios sabe lo que los motiva! Dentro de los 27 miembros de la Unión Europea solo cinco no reconocieron la proclamación de Kosovo. Esos países hoy se encuentran bajo gran presión. Cuando grandes fuerzas mundiales crean una crisis económica aprovechan para manejar el mundo políticamente, pueden hacer chantaje de dos maneras: decir ‘provocamos la crisis hasta que ustedes la resuelvan’ o ‘los ayudamos para salir de la crisis’. Serbia está afectada por la crisis pero busca salidas en otras partes del mundo. (...) Nosotros (igualmente) no vamos a dejar de procurar ser miembro de la Unión Europea y cumpliremos todas las condiciones para el ingreso a la UE, pero no vamos a aceptar dar parte de nuestro territorio, nunca jamás van a obtener consentimiento para eso. (...) El apoyo que Uruguay nos presta es muy valorable (...) más aún si ese apoyo se convierte en una cooperación económica más estrecha entre los países. Yo sé que últimamente hubo varios acuerdos bilaterales y queremos suscribir aún más. He escuchado mucho de usted.
M —Nosotros no tenemos ningún elemento para revisar la política con Serbia. La vamos a seguir sosteniendo. Presiones siempre va a haber, pero es parte del mundo que nos toca vivir y los países no se pueden mudar. Sabemos que ha habido una colaboración en temas que tienen que ver con la seguridad. Nosotros tenemos mucho que aprender y mejorar en esta relación. Y nos interesa tener una múltiple relación con los pequeños países estén donde estén, porque la lucha por nuestra independencia es una inteligente interdependencia. Y a nosotros nos toca vivir al lado de unos colosos. Brasil va a ser una potencia mundial. (...) A veces no resulta sencillo entender el mapa de la vieja Yugoslavia, perdonen nuestra ignorancia. Pero bueno, estén seguros políticamente. Nosotros vamos a mantener nuestra posición.
N —Señor presidente, nosotros sabemos que a Europa no le gustamos mucho. Porque nosotros estamos en el este y en el oeste. Por mucho que la Unión Europea está abierta a los países, ellos sí que ponen una cortina hacia Europa del Este. Y nosotros estamos muy conectados con la Federación Rusa. Nuestros orígenes, nuestra historia, nuestra lucha junta, nuestra religión. Rusia jamás nos bombardeó y entre los países europeos no hay ningún país europeo que no nos haya bombardeado, y si no nos bombardearon formaron parte de los bombardeos contra nosotros. Usted ha dicho una verdad que no se aplica en el caso de Serbia y en los serbios en cuanto a que el Estado y el pueblo no se pueden mover. En nuestra historia, a lo largo de nuestra historia nuestro pueblo ha sido movido un millón de veces. (...) Europa quiere vivir de su fama, de su gloria, es como que se infla el pecho pero no ve que los demás se están desarrollando y que ahora la mejor vida y la prosperidad se encuentran afuera de Europa. (...) La Unión Europea es una organización de estados que hoy se encuentra en una crisis enorme y es obvio que cada país miembro está pensando por sí solo en cómo salir de la crisis, pero cuando se trata de su postura sobre Serbia están unidos.
M —Mire, nosotros estamos en un momento bisagra. Hace 18 años que el Mercosur persigue un acuerdo de comercio con Europa. Se está acabando el tiempo. Por eso le dije que Europa no se daba cuenta de lo que estaba en juego. El Mercosur es la mayor reserva de alimentos que tiene el mundo. (...) Si no hacemos acuerdo con Europa tal vez lo tengamos que hacer con Rusia, con alguien de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica).