El 12 de mayo se reunió con su par norteamericano en la Casa Blanca y se llevó en secreto la noticia de que ese país tiene disposición de llegar a un “acuerdo” con Cuba. “Me quedan dos años. Este es el momento”, le dijo Obama y le solicitó que se lo transmitiera a los Castro.
Así lo hizo y recibió toda la atención de Raúl Castro, que se mostró por demás interesado en la propuesta, según supo Búsqueda. Durante la cena del sábado de bienvenida a los presidentes en Santa Cruz de la Sierra, Mujica se tomó unos cuantos minutos para conversar con Castro y cumplir con su intención de facilitar un acercamiento entre Estados Unidos (EEUU) y Cuba. Y se fue bastante optimista, dijeron fuentes oficiales.
Las señales de distensión ya habían comenzado y, ante la buena disposición que recibió Mujica del gobierno cubano, el final del embargo norteamericano de más de 50 años a la isla caribeña parece más cerca. Obama y Castro se saludaron por primera vez en los funerales de Nelson Mandela en diciembre del año pasado y desde ese momento aumentaron los gestos de acercamiento.
Según informó ayer miércoles “El País” de Madrid, un sondeo del Instituto de Investigación Cubano de la Universidad Internacional de Florida, concluyó que el 52% de los cubanos en Miami se opone a que continúe el bloqueo económico.
Un mes atrás, una cuarentena de personalidades de EEUU firmaron una carta en la que pedían a Obama que atenúe el embargo. Entre esas personalidades se encuentran ex jerarcas de primera línea del gobierno norteamericano como John Negroponte, John Adams o Arturo Valenzuela y empresarios multimillonarios como David Rockefeller.
A fines de mayo, una delegación de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, encabezada por su presidente Thomas Donohue, viajó a La Habana para conocer “de primera mano” las reformas económicas aprobadas por los Castro y fue recibida por las principales autoridades del gobierno cubano.
Ahora, después de establecer el puente entre los dos presidentes, Mujica pasó a tener un rol preponderante en la búsqueda de una salida al conflicto entre EEUU y Cuba, aseguraron los informantes.
El presidente uruguayo encontró a Castro favorable a “distender” la relación de La Habana con Washington pero con la “condición” de que no haya “imposiciones” del gobierno de Obama.
“Ellos no quieren cambiar el modelo socialista pero están dispuestos a abrirse”, dijo uno de los informantes, que citó como ejemplo la relación que mantiene EEUU con China.
Ataques al “imperio”.
Acercar a Obama con Castro fue uno de los objetivos del viaje de Mujica a la ciudad boliviana de Santa Cruz. El otro fue respaldar a Morales, el encargado de organizar una reunión de magnitud mundial con una prédica anticapitalista.
Eso sí, ese discurso no se equiparaba con la realidad en el Aeropuerto Viru Viru de Santa Cruz el fin de semana que duró la cumbre. Allí, destacaban los grandes y lujosos aviones de distintos países, como el de Venezuela, el de Argentina, el de Cuba o los de los países africanos y árabes. La avioneta de la Fuerza Aérea Uruguaya en la que viajó Mujica, con capacidad para unas 25 personas, parecía un mosquito entre halcones.
Al inaugurar el encuentro en la noche de sábado, Morales leyó un discurso combativo, basado en lo que entiende como “la crisis de la propia civilización capitalista”.
Ante presidentes y jefes de Estado de toda América Latina, África y Asia y las principales autoridades de la Organización de Naciones Unidas (ONU), destacó como logros de su gobierno la “nacionalización de los recursos naturales, redistribución de la riqueza y participación activa del Estado en la economía”.
“Hemos recuperado la patria para todos, una patria que había sido enajenada por el modelo neoliberal y que fue gobernada desde afuera, como si fuéramos una colonia, por el imperio norteamericano”, enfatizó.
El presidente boliviano propuso “un mecanismo internacional de reestructuración de la deuda”, “sustituir las instituciones financieras como el Fondo Monetario Internacional” y “hacer desaparecer el Consejo de Seguridad de la ONU” porque “hoy funciona como un consejo de inseguridad y de invasión imperial para apoderarse de los recursos naturales de los países invadidos”.
Se quejó además por el “bloqueo económico injusto” de EEUU contra Cuba y las “agresiones injustas” que el “imperialismo” norteamericano lleva adelante contra Venezuela.
A la mañana siguiente, durante el plenario de la cumbre, Castro leyó un discurso con puntos en común con el de Morales. “Es preciso exigir un nuevo orden monetario y financiero internacional y condiciones comerciales justas a los guardianes del capital centrado en el FMI y el Banco Mundial, a los defensores del neoliberalismo”, dijo.
“Como ha dicho el compañero Fidel Castro, existen los recursos para financiar el desarrollo. Lo que falta es la voluntad política de los gobiernos de los países desarrollados”, agregó.
Castro también destinó unos minutos a criticar a EEUU. “Todavía resuena en nuestros oídos aquella amenaza contra 60 o más oscuros rincones del mundo del presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, obviamente todos países miembros del grupo de los 77. Debemos ejercer nuestra solidaridad contra aquellos a quienes se amenaza con la agresión”, afirmó.
Opinó que “hoy el caso más nítido es la República bolivariana de Venezuela, contra la que se emplean los medios más sofisticados de subversión y desestabilización, incluidos los intentos de golpe de Estado según las concepciones de la guerra no convencional”.
“Por más de 50 años hemos sido víctimas del genocida bloqueo norteamericano, de acciones terroristas que han costado la vida a miles de nuestros ciudadanos”, aseguró.
“Callos y dolores”.
Mujica escuchó con atención el discurso que leyó Castro y una horas después confió a sus allegados que no esperaba “otra cosa”. Hay una “retórica ya instalada” en todos esos pronunciamientos pero igual se puede buscar un acercamiento con Washington, opinó. “Los discursos se repiten hace 50 años y por eso yo dije lo que dije”, agregó.
En efecto, a su turno el presidente uruguayo cuestionó la lectura que predomina y que se repetía una y otra vez en la cumbre. Recordó que el G77 fue creado hace 50 años y que el mundo cambió mucho en ese tiempo, por más que se digan las mismas frases.
“Es obvio que este grupo humano lucha por el desarrollo pero ¿cuál es el desarrollo que anhelamos? ¿El mismo que ha creado occidente industrial u otro desarrollo? ¿Son los mismos valores? ¿Es la misma cultura? Porque si es lo mismo, el zorro va adentro de nosotros y la trampa está tendida. Nuestras formas de vida, apenas mejoramos, tienden a copiar las formas de vida que ha generado ese occidente industrial”, afirmó.
“Si seguimos en la trampa de la cultura del despilfarro es posible que logremos desarrollo material pero no desarrollo humano. Otra humanidad es posible a partir de otros valores”, agregó.
Mujica explicó entonces cuál es su idea de cambio. “Tenemos más de 50 años de balconear la historia. Hemos visto construir hermosas utopías, los mejores sueños y hemos visto que el peso de las mercaderías en las aduanas termina destrozando los mejores sueños de solidaridad que los hombres intentamos construir”, recordó.
“No alcanza si la batalla no se da en el frente de la cultura y en ese terreno hay que sembrar ejemplos y los ejemplos deben de corresponder fundamentalmente a los hombres que gobiernan. No se está en los gobiernos de nuestras repúblicas para hacer plata o para acumular riqueza. Se está para luchar”, enfatizó, generando comentarios en su auditorio.
Como ejemplo, recordó a los “hippies” de los sesenta. “Revolucionarios, harapientos, felices, llenos de amor tocando su música. En poco tiempo se transformaron en una revista capitalista que se vendía en masa. Se transformaron en una moda y en un estupendo negocio, como se ha transformado tanta cosa”.
Hace 50 años que se formó el G77, insistió Mujica. “Esta causa es muy vieja. Esto arrancó con una división de oriente y occidente y pasaron muchas cosas. Vimos sucumbir a la Unión Soviética, vimos el largo cerco que le hicieron a la Cuba revolucionaria. Vimos mil esperanzas levantadas y acá estamos, acumulando canas, callos y dolores pero tenemos que transmitirles a las generaciones que van a venir que esta pelea es más profunda que el desarrollo. Es un cambio civilizatorio”.
“No podemos seguir dándole manija a la civilización del despilfarro cuando se está agrediendo la vida del planeta. La batalla cultural, nuestra forma de vivir, todo hay que ponerlo arriba de la mesa”, agregó.
Advirtió que “esto no es simple” porque es “más fácil cambiar relaciones de propiedad que relaciones culturales, pero si no cambia la cultura, no cambia nada”.
Unas horas después, explicó a la prensa boliviana el sentido de sus palabras. “Hay que organizar a la gente para que luche. Ningún cordero se salvó balando. Hay que hacer concordar los intereses de los países del sur. El zorro lo tenemos dentro del gallinero. El mundo rico no sólo nos vende mercadería, nos vende modo de vida”, dijo.
También hizo una referencia indirecta al rol de mediador en conflictos internacionales que ha asumido en los últimos meses. “Tenemos que aprender a convivir y convivir significa respetar y respetar significa respetar a los diferentes. Dentro de 20 o 30 años puede ser que la humanidad vaya cambiando”, afirmó.
“Unos trabajan de trueno y es para otros la llovida”, concluyó, generando sonrisas entre los periodistas.
Contratapa
2014-06-19T00:00:00
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