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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáHace un año las cosas eran muy diferentes y nuestro ánimo estaba listo para recibir las fiestas. Se organizaban despedidas del 2019, se aprontaban las familias para recibir la Nochebuena/Navidad e incluso algunos dirigentes políticos apuraban el retiro de sus pertenencias para dejar sus cargos públicos, electos y de los otros. El Uruguay esperaba un 2020 muy diferente, se iba a producir la “alternancia” en el poder luego de 15 años de gobierno del Frente Amplio y, como toda renovación, albergaba la esperanza de tiempos mejores al igual que sucedió en 2005. Hoy tenemos un presente que nadie imaginó. La pandemia mundial arribó a Uruguay el 13 de marzo y transcurridos nueve meses nos encontramos en el peor momento. Supimos esquivar los primeros embates y eso llevó a muchos a creerse invencibles, se relajaron y no solo se perdió el miedo sino el respeto a la enfermedad.
Las últimas medidas tomadas por el gobierno con restricciones y exhortaciones, no muestran en los números haber tenido un resultado positivo. Lo que aumenta son los “resultados positivos” de los test y obliga a nuevas medidas que, con seguridad, serán más estrictas y poco simpáticas. Las autoridades enfrentan un verdadero dilema. La libertad solidaria se ha convertido en libertad irresponsable, tres cosas tan sencillas como efectivas no son acatadas por un alto número de ciudadanos y a esta altura no se entiende cómo es que circula gente sin tapabocas y no se mantiene el distanciamiento físico. Las inspecciones siguen demostrando que no hay un cumplimiento de los protocolos en los lugares de trabajo, otros siguen de farra en fiestas clandestinas, las aglomeraciones no disminuyen y para empeorar más las cosas aún, hay dirigentes políticos y sindicales que no dan con la talla necesaria del momento que vivimos.
Cuando la economía lentamente comenzaba a recuperarse, disminuían los trabajadores en seguro de paro, nuestro sistema de salud mostraba sus fortalezas y solo nos quedaba una corta distancia hacia la vacuna contra el virus, el desmadre es de tal magnitud que no sabemos si alcanzaría con volver al “quedate en casa”. ¿Qué hacemos entonces? La construcción está a 10 días de su licencia (si llega); el turismo internacional ya estaba descartado y confiábamos en el movimiento interno; la enseñanza dio por terminado sus cursos y se pensaba en las actividades del verano, que son tan necesarias en numerosas familias sobre todo con niños; las industrias, empresas privadas, dependencias estatales con seguridad adelantarían las licencias también, todo apuntando a reducir movilidad, pero ahora se cubre todo con un manto de incertidumbre y preocupación.
Quienes no colaboran en el combate contra el Covid-19 merecen el repudio general de aquellos que sí lo hacen, pero nos parece aún más miserable la actuación de quienes pretenden sacar un rédito de la situación. En noviembre del 2019 la mitad del país optó por votar a Lacalle Pou y la otra mitad pretendía renovar al FA. ¿Cuántos votantes del FA apoyan las declaraciones que realiza con frecuencia su presidente, Javier Miranda? ¿No hay ningún compañero que lo llame a la reflexión y lo coloque a la altura de las circunstancias? Hace un par de días volvió a desentonar con varias apreciaciones: reclamó la atención del gobierno al documento presentado por su partido el 31 de marzo y que no recibió eco. En 15 años, ¿cuántos documentos presentó la oposición y no fueron atendidos? “El Frente Amplio tiene numerosos vínculos para acelerar la llegada de la vacuna si es necesario”, manifestó Miranda. ¿Acaso cree que el gobierno y los científicos no los tienen? También manifestó lentitud en las medidas y señales desde el gobierno que alimentan la baja percepción del riesgo. Esto último ya fue el colmo de la politiquería barata, pues fue su partido quien alentó manifestaciones callejeras sin ningún tipo de cuidado, fue el primero en condenar las actuaciones de la policía para evitar aglomeraciones, fue su partido quien reclamó la rápida apertura de centros culturales y ahora felicitó a la intendenta por cerrar los teatros municipales. Cómo no va a apoyar el pago de una renta básica si siempre fue un defensor del asistencialismo justificando que era para los más vulnerables. Nadie salió a defenderlo y eso demuestra lo desafortunado e inapropiado de su discurso. Por suerte para el FA no le queda mucho tiempo en su cargo y el ciudadano que se menciona que podría remplazarlo está más a la altura de tan prestigioso cargo en ese partido.
Existe un derecho constitucional que permite que la ciudadanía se exprese en un referéndum en contra de una ley. El PIT-CNT, junto con otras organizaciones sociales y con el apoyo del FA, se presentará el próximo viernes para abrir un expediente y comenzar la recolección de firmas. Se pretende derogar 133 artículos de la Ley de Urgente Consideración, que fue votada por la mayoría de los legisladores electos en octubre de 2019. Estas deben ser las señales que pretende Javier Miranda que se den para que la gente tome conciencia del riesgo de la pandemia. Si tuviéramos en el futuro cercano la suerte de contar con una vacuna y se comenzara su inoculación, nos llevaría gran parte del 2021 obtener una buena inmunidad. La comisión pro referéndum ¿tuvo este matiz en cuenta o pretende comenzar a recolectar firmas en plena pandemia? Partiendo del PIT-CNT, no es de extrañar la toma de medidas tan antipopulares como esta. Y no nos referimos al derecho constitucional que existe y está bien que sea utilizado sino al momento de ejecutarlo.
Es momento de que estemos todos juntos, espalda con espalda, como dijo Richard Read, y quien no quiera estar junto a la ciudadanía, que tome distancia. Nos parecía muy miserable pensar que existan grupos contentos con nuestro presente, que vean que si ocurre un desastre la culpa será del gobierno actual y eso posibilitaría el acceso de esos grupos al poder. Es miserable y lamentable, ya estamos convencidos de que existen.
Ojalá se iluminen nuestras autoridades, nuestros científicos, nuestra ciudadanía y todos juntos dejando de lado las diferencias que siempre tendremos, salgamos de esta pesadilla y nos permitamos tener una feliz Navidad. Es lo que más deseo para nuestro querido Uruguay.
Sergio Barrenechea Grimaldi
Egresado de la Escuela de Periodismo de Búsqueda- Primera generación 2017+