Nº 2089 - 17 al 23 de Setiembre de 2020
Nº 2089 - 17 al 23 de Setiembre de 2020
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáLa actual ha resultado una semana de noticias positivas para nuestro país provenientes desde el resto del mundo, tanto desde el punto de vista económico como financiero.
Para comenzar, el lunes 14 se conocieron los principales datos económicos de China para agosto, que resultaron mejores a lo esperado y confirmaron la gradual recuperación de la segunda economía más grande del planeta. Así, por primera vez en el año las ventas minoristas mostraron crecimiento en relación con el mismo mes del año pasado (0,5% de avance frente al 0,1% que esperaba el mercado); la producción industrial se aceleró al mostrar una suba de 5,6% (frente al 5,1% esperado); la inversión fija desaceleró su ritmo de contracción a 0,3% entre los primeros ocho meses de 2020 y de 2019; y el desempleo se redujo al 5,6% (respecto a 5,7% en julio).
El mejor comportamiento de China y también de Estados Unidos desde mayo llevó ayer, miércoles 16, a que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) redujera su proyección de caída de la economía mundial para este año, desde 6% a 4,5%. Y para 2021 anticipó un crecimiento de 5%, a pesar de lo cual el nivel de actividad de la mayoría de sus países miembros a fines del año que viene estará por debajo de los niveles de 2019 y muy por debajo de lo que se proyectaba en ese momento. A su vez, la OCDE volvió a recalcar que los gobiernos y los bancos centrales deberán continuar suministrando niveles extraordinarios de estímulo fiscal y monetario durante todo el año que viene para consolidar la recuperación (aunque debería estar focalizado en empresas viables y no en mantener “zombies” que afecten negativamente el crecimiento a mediano y largo plazo), donde la evolución de la crisis sanitaria seguirá siendo el principal factor de incertidumbre (una vacuna o tratamiento exitoso aceleraría la recuperación al ocasionar una mejora de la confianza de consumidores y empresas, mientras que una “segunda ola” o rebrote de la pandemia que forzara nuevos confinamientos podría reducir entre dos y tres puntos porcentuales el crecimiento en 2021).
Ayer la Reserva Federal (Fed, por su sigla en inglés) de EE.UU. ratificó su política monetaria ultraexpansiva por mucho tiempo, proyectando mantener al menos hasta el 2023 la tasa de fondos federales en el actual nivel de 0% a 0,25% (solo cuatro de los 17 miembros del Comité de Política Monetaria anticipan una suba de tasas en dicho año). Las condiciones financieras internacionales seguirán siendo muy favorables al menos por los próximos dos a tres años, facilitando el acceso a los mercados de capital a tasas muy bajas y generando un contexto donde probablemente el dólar se debilite ligeramente en los próximos trimestres. Junto con la reactivación del crecimiento de la economía mundial, y en particular de China, ello debería ayudar a sostener e incrementar gradualmente el precio de las materias primas, como por ejemplo se ha visto en estas últimas semanas con la soja, lo que es una muy buena noticia tanto para Uruguay como para el resto de la región.
En definitiva, el contexto extrarregional luce en el mejor margen para los próximos trimestres, lo que es una muy buena noticia que en parte ayudará a compensar el descalabro que se viene acelerando en la economía argentina, donde el martes 15 sus autoridades anunciaron nuevas medidas cambiarias —un “supercepo”— para intentar contener la persistente pérdida de reservas del banco central (excluidos encajes, préstamos, tenencias de DEG, swap con China y oro; las reservas disponibles ascenderían a algo así como US$ 1.500 millones en la actualidad según estimaciones de diversos analistas), con el corolario de llevar a nuevos récord al dólar “blue”, libre o “delictivo” según la definición del presidente de la autoridad monetaria argentina, Miguel Angel Pesce. Esto mientras se sigue pulverizando la confianza de los agentes económicos.
La muy probable mejora en el contexto internacional debería ayudar a potenciar el crecimiento de las exportaciones en los próximos trimestres, en la medida de que Uruguay solucione los problemas internos de competitividad y rentabilidad que siguen enfrentando muchas empresas y sectores. Confirmar la reducción del gasto público global propuesta en el Presupuesto, bajar los costos de las tarifas públicas, una política monetaria mucho más expansiva que lleve a un dólar más alto, aunque demore el objetivo de reducir la inflación, y rebajas de impuestos que afectan los costos de producción (la menor reducción del desequilibrio fiscal sería fácilmente financiable con mayor endeudamiento dadas las condiciones financieras internacionales) deberían ser alternativas a manejar a corto plazo por el gobierno para enviar una señal fuerte que genere confianza en los sectores productores de bienes y servicios comercializables de la economía.
Salvo un recrudecimiento que nadie desea de la crisis sanitaria, el mundo va a ayudar en el corto plazo a tirar del carro de la economía uruguaya. Pero, si no hacemos las cosas que hay que hacer a escala interna, el avance será insignificante y nos volverá a dejar en una situación de extrema vulnerabilidad.