Durante el verano del año 64 después de Cristo, Roma sufrió un incendio que arrasó más de la mitad de la ciudad. Frente a la pasividad del emperador Nerón, once de los catorce distritos fueron víctima del fuego, que ardió por cinco días.
Durante el verano del año 64 después de Cristo, Roma sufrió un incendio que arrasó más de la mitad de la ciudad. Frente a la pasividad del emperador Nerón, once de los catorce distritos fueron víctima del fuego, que ardió por cinco días.
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáNerón, quien según los historiadores fue el autor intelectual del incendio, aprovechó la oportunidad para culpar del incidente a una secta que por entonces tenía pocos adherentes y que suponía un problema para el statu quo: el Cristianismo. Como minoría que pregonaba una religión nueva, los cristianos durante las primeras décadas de su existencia, sufrieron la persecución de los gobernantes de turno y varios de sus integrantes fueron martirizados.
Según el obispo de Minas, Jaime Fuentes, el “panorama social” que se vive hoy no es “tan diferente” al que enfrentaron los “primeros cristianos”, por lo que los miembros de la Iglesia Católica uruguaya deben “ponerse la mochila al hombro” y salir a predicar. Para lograrlo, el integrante de la Prelatura del Opus Dei recomienda dedicar “particular atención” a las mujeres jóvenes, las que deben ser instruidas en el cultivo de la “virtud del pudor” y en la importancia de no acosar a los varones.
Luego de asumir su cargo en noviembre del 2010, Fuentes comenzó una recorrida por todos los rincones de la diócesis que dirige, en esa gira conoció Lascano, Aiguá, Cebollatí, Zapicán, y otras decenas de localidades de Lavalleja y Rocha. Y el resultado de esas visitas presenta, según el obispo, “un cuadro preocupante”.
Más allá de la cantidad de “hombres y mujeres que viven con alegría y sacrificio su pertenencia a la Iglesia”, Fuentes advierte que en la diócesis de Minas “es muy bajo el número de bautismos, de confirmaciones, de primeras comuniones y de matrimonios”.
“Frente a un panorama social que no es diferente, en tantos aspectos, de aquel en el que vivieron los primeros cristianos —una sociedad corrompida en sus costumbres, obligados los ciudadanos, en cierto modo, a rendir culto al dios-Estado, representado por el emperador de turno...—, en este contexto, digo, cada uno ha de sentir la necesidad de ponerse la mochila al hombro y anunciar la alegría de seguir de cerca de Jesús”, sostiene Fuentes en una “Carta Pastoral de Adviento”, titulada “Un trabajo de parto. Cómo hacer la nueva evangelización”, dirigida a los integrantes de su diócesis.
Según Fuentes, al hecho de que en Uruguay el divorcio sea legal desde 1907, se suma ahora la difusión “desde las esferas oficiales” de una “ideología de género, fundamentada en una concepción de la persona, ajena por completo a la trascendencia, y que privilegia el placer sexual por todos los medios”.
El obispo de Minas sostiene que la mejor manera de enfrentar esa situación es iniciar una “nueva evangelización”, lo que a su vez requiere “intensificar la formación de todos los miembros” de la diócesis y acercar “sangre nueva” a las parroquias.
En su documento, el religioso recomienda orientar a la familia cristiana y, en particular, dedicar la atención sobre la mujer. “Solo el hecho sublime de la maternidad, agredida y desfigurada por la reciente legalización del aborto, y el pobre índice de natalidad que sufrimos en nuestra patria son motivos suficientes para poner todo el interés en los problemas de la mujer”, añade.
Además pide a los fieles que recen para que aumente la cantidad de sacerdotes. “En Varela el párroco está solo; en Lascano, el párroco está solo; en Batlle, lo mismo; y en la parroquia de la Estación; y en la de Fátima... En localidades como Solís, Mariscala y Aiguá, en las que siempre hubo un párroco, ahora no lo hay. Y también son muchas las capillas que quedan desatendidas o que solamente pueden atenderse limitadamente”, describe el obispo.
Los nuevos sacerdotes deben ser “curas gauchos”, hombres “de oración”, que tengan “buen humor”, que “amen la liturgia de la Iglesia” y que “tengan un par de piernas fuertes para patear calles y caminos”.
Para Fuentes, en el intento de contrarrestar la situación social actual, el rol de las abuelas es fundamental. Deben “transmitirles eficazmente a sus nietas los valores que una mujer ha vivido siempre —es Dios quien los ha puesto en su condición femenina—, y que hoy parecería que van en camino a desaparecer”.
El prelado pide a las abuelas que les enseñen a sus “nietas adolescentes” a rezar y que “el misterio de la maternidad reclama cultivar la virtud del pudor, es decir, la protección de la propia intimidad expresada en el modo de vestir, de hablar, de bailar, de comportarse”.
“Aunque haya quienes se burlan —prosigue—, la vigencia del pudor es permanente y más que necesaria: por las mismas adolescentes y para que ayuden a los varones a ser mejores, a levantar el nivel espiritual y moral en la convivencia”.
“¡Cuántos embarazos se evitarán si ellas aprenden a ser mujeres con personalidad!”, exclama el obispo en el documento, y agrega que es importante que las adolescentes “no se dejen llevar por el ambiente y por lo que ven en la televisión”. Incluso, Fuentes afirma que las abuelas deben explicarle “clarito” a su nieta adolescente “que las relaciones sexuales son algo demasiado importante, como para tenerlas con cualquiera que se les acerque”.
“Díganle también, con idéntica claridad —continua— , que el acoso a los varones (de esto casi no se habla, pero es una penosa realidad) no es propio de una mujer que quiere llegar a formar una familia”.