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Aunque no integran el contenido de una agenda global que impulsa —entre otras acciones— el impuesto a la renta mínima global, el sistema tributario uruguayo habilita “prácticas que pueden ser interpretadas como hostiles por jurisdicciones vecinas, como Argentina”, afirmó Gabriel Oddone, socio de CPA/Ferrere. Según él, las recientes modificaciones flexibilizando el régimen de tax holiday y los requisitos para obtener residencia fiscal “podrían abrir un flanco en la defensa” de la posición de Uruguay como “jurisdicción cooperante (con observaciones) en los foros globales”.
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Explicó que, como ocurrió en 2009, Argentina “puede intentar argumentar en esos ámbitos que Uruguay mantiene regímenes que favorecen la no tributación en las jurisdicciones ‘que corresponde’. En la medida que nuestro sistema no cumple plenamente con los estándares globales que están siendo promovidos, cambios como los mencionados debilitan nuestra reputación y capacidad de negociación en temas más de fondo”.
En consecuencia —agregó Oddone en una reflexión compartida con Búsqueda—, en “un contexto global como el actual y en el marco de los cambios que el país está promoviendo en materia de inserción externa, parece prudente seguir avanzando en la dirección elegida tomando dos precauciones. Primero, sumarnos a las tendencias globales en materia de tributación, pero de la manera más lenta que sea posible. Segundo, evaluar seriamente si los beneficios otorgados para atraer inversiones y residentes fiscales tienen efectos positivos netos. Temo que no los tienen y que, incluso, la estridencia en su promoción debilita innecesariamente la posición del país en los ámbitos donde se juega el partido de verdad”. Y remató: “Dado que no podemos controlar el rumbo hacia donde nos dirigimos, concentrémonos en no pisar el acelerador y en no atolondrarnos”.