En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
El comienzo es oscuro en un doble sentido: por la escasa luz de las imágenes y por la engorrosa comprensión de lo que está sucediendo. Unos autos derrapan en la orilla de una playa. Adentro de ellos unos jóvenes bromean alegremente. Entre ellos está la que luego será la protagonista, Clara, interpretada por Sonia Braga. Luego todos ellos llegarán a su apartamento en un edificio llamado Aquarius, situado en el barrio de Boao Viagem, en Recife, donde se festeja el cumpleaños de una tía vieja. Mientras familiares discursean homenajeándola, vienen a la mente de la tía —y obviamente a la pantalla— escenas de apasionado sexo oral, que la señora recuerda con expresión impávida. Nadie entiende muy bien qué está pasando hasta que la tía agradece los discursos y rezonga cariñosamente a quienes los pronunciaron por el hecho de haber omitido la mención al amor de su vida que fue su amante ya muerto. Ah, caramba, entonces uno concluye que mientras los familiares exaltaban las bondades de la tía, esos flashbacks eróticos indicaban que la mente de la señora refrescaba las noches de placer con su amante. Salvado este primer escollo de comprensión audiovisual, hay que decir que en el generoso metraje restante (146 minutos) ni la tía, ni su buen sexo, ni su amante muerto tienen arte ni parte. Un dato más: Clara tiene el pelo corto porque está en quimioterapia.
¡Registrate gratis o inicia sesión!
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Después de esas escenas iniciales que los títulos indican en el año 1980, volvemos a la actualidad. En el mismo apartamento en el edificio Aquarius, Clara superó el cáncer, enviudó y vive sola con la compañía esporádica de una vieja empleada doméstica. Sus hijos, pequeños en el flashback inicial, ahora son grandes e independientes. No tiene con ellos una relación de gran cercanía como sí la tiene con un hermano y un sobrino. ¿Qué hay de singular en esta mujer común y solitaria? Que es la única propietaria en todo el edificio que se niega a vender su piso a una empresa constructora, con lo que traba un negocio inmobiliario importante. Todos sus vecinos han vendido, rendidos al dinero y a la piqueta fatal del progreso. Pero Clara resiste, no quiere, y tampoco necesita el dinero. Entonces empezarán a presionarla, porque negocios son negocios.
En algún momento parece que el realizador está queriendo decirnos algo más con esa mujer sola y acosada por inescrupulosos y corruptos que parecen estar todos conectados. Pero lo dice mal, en forma maniquea y por momentos infantil, como en la escena final en la empresa constructora. Desperdicia así la chance para que la mera anécdota se erija en una alegoría mayor y la metáfora funcione en forma adecuada apuntando a una sociedad donde en realidad la trama de corrupción no es moco de pavo. Para ello habría necesitado un guion más sutil y sugerente, menos groseramente explícito en el dibujo de ciertas situaciones, talentos que no muestra en la emergencia el guionista y director Kleber Mendonça Filho. Sonia Braga conserva su encanto otoñal y defiende con oficio ese residuo de ética y de resistencia que es Clara. Pero eso solo no alcanza para que la película crezca.
En una sociedad donde la urdimbre de corrupción parece abarcarlo todo, donde el Lava Jato vomita en forma incesante y desde hace años nombres de todo tipo, era una buena oportunidad para que un producto artístico, con otro vuelo poético, aludiera a esas cuestiones de manera más sagaz, con más bisturí y menos folletín. Va desde hoy jueves 23 en la nueva Sala B del Auditorio Nelly Goitiño (18 de Julio 930), dedicada exclusivamente al cine latinoamericano.
Doña Clara/Aquarius (Brasil-Francia, 2016). Guion y dirección: Kleber Mendonça Filho. Con: Sônia Braga, Maeve Jinkings, Irandhir Santos. Duración: 146 minutos. Desde hoy jueves 23 al domingo 26, 19 h. Del jueves 30 al domingo 2 de abril, 19 h. Entradas en Tickantel a $ 180 (descuentos para socios de Cinemateca, Asoprod y Socio Espectacular).