Inmadurez u obsolescencia para asumir las costumbres de la democracia participativa: oposición política, derecho a la información, libertad de expresión y control de gestión en los entes descentralizados.
Inmadurez u obsolescencia para asumir las costumbres de la democracia participativa: oposición política, derecho a la información, libertad de expresión y control de gestión en los entes descentralizados.
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá1 - Introducción. De un tiempo a esta parte, los conceptos implicados en el título parecen haber sufrido una suerte de confusionismo real o aparente. Desde algunas esferas del gobierno se percibe o dice percibir como antinómico al binomio oposición política y derecho a la información, incluyendo la libertad de expresión. También se perciben como igualmente antinómicos el rol de la oposición política de los partidos tradicionales con su participación controladora en la integración minoritaria y gestión de los entes descentralizados. Todo este bagaje de ideas confusas circula en la sociedad sin que nadie intente poner “las cosas en su sitio”, distinguiendo clara y cuidadosamente las diferencias que hay entre ellas. Vamos a intentar una breve clarificación de lo que está tan oscurecido.
2 - Oposición política y derecho a la información y a la libertad de expresión. Mientras que la oposición política es en la democracia el rol inherente a los partidos que han quedado fuera de la conducción superior del gobierno (lo que entraña una sana forma de control sobre esa conducción), el derecho a la información mediante la libertad de expresión en los medios, es la labor de recabar y comunicar las informaciones de interés general que, en principio, no está principalmente dirigida a ejercer oposición sino a informar a la opinión pública. Aunque no se pueda negar que todos los medios sustentan una posición política respecto del gobierno, opositora o no, la superposición profesional a esta posición de su principal tarea de información determina la imposibilidad de que se les pueda reprochar fácilmente a los medios, menos por posibilitar el cotejo de las informaciones de diferente origen, una información exclusiva y tendenciosamente opositora, en un medio en que la mayoría de los periodistas tienen muy buena formación profesional. De modo que no es políticamente correcto confundir estos dos conceptos y, mucho menos, estar recurrentemente acusando a los periodistas de opositores. El ejercicio del periodismo roza constantemente con una suerte de “pseudo-oposición política”, porque la práctica del derecho a la información es así; en la investigación de la —muchas veces— esquiva realidad, escudriña, inquiere insistentemente, manifiesta suspicacias… etc., porque así es que cumple su relevante función social. Por eso, los demócratas deben respetar estas características inherentes al derecho a la información y libertad de expresión sin confundirlos con tanto simplismo con una exclusiva y lisa y llana oposición política.
3 - Oposición política y participación en función de control en la gestión en los entes descentralizados. Esta participación de los partidos de oposición en la gestión de esos entes, de la cual se informa, en general, ser positiva (Búsqueda, N° 1.672) puede analizarse —entre otras perspectivas— como una forma de auto-limitación del poder de un gobierno. No tiene caso hablar de las ventajas que presenta para todos en la democracia participativa. De modo que reprochar o reclamar a los partidos de oposición que integran dichos entes que sus desconformidades opositoras con el gobierno los debería determinar al abandono de esa participación, luce como una suerte de burdo chantaje político en el que subyace una incomprensión de la política democrática de corte infantil o trasnochado. La oposición no solo no tiene que dejar de serlo para participar en dicha gestión, sino —al contrario— debe ser y comportarse como tal oposición. Al igual que quienes cumplen con el derecho a la información en los medios, no tienen que justificar cuál es su posición política sino tan solo informar con veracidad investigando y comunicando los hechos sin concesiones. Así de simple.
Luis Benjamín Manzoni Rubio
CI 1.785.089-6