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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEl Master Plan para la faja costera sobre el río Uruguay de un Estudio europeo que contrató el Intendente sigue despertando inquietudes, cuestionamientos y comentarios.
El primero sobre el contexto social y territorial en Paysandú del cual, comparativamente, he conocido unos cuantos similares. En mi parcial pero frecuente recorrida por el globo, he visto conglomerados humanos vivir en el norte y sur de Argentina, Perú, Bolivia, el Pacífico sur en Tahití, Australia, el norte centro y sur de España e Italia, Chile sobre el Pacífico y Cordillera de los Andes. En esas islas del Pacífico sur los pobladores actuales viven sobre “palafitos”, postes hincados al fondo, una solución milenaria que mantiene vigencia. Allí conviven con el medio acuático y sus condiciones amparados por virtudes como la pesca y el que sus hijos jueguen, protegidas por arrecifes, en las bajas y mansas aguas costeras del océano. El medio induce a estos asentamientos sociales a ser más solidarios que muchas poblaciones sobre tierra... sin embargo sucede en la baja zona urbana de Paysandú.
La ciudad y el río
Focalizando en donde nuevas intervenciones se proyectan, vale referirme a la definición en el semanario Búsqueda de un experto ingeniero nacional sobre la navegación en el Uruguay: “en lugar de adaptar el río a la tecnología naviera se debe adaptar la misma a la condición natural del río”. Esta regla básica adquiere mayor valor en su ribera y la faja costera, condicionada por los vaivenes de históricas inundaciones y, simultáneamente, agraciada por la riqueza natural de su topografía, flora y fauna, una verdadera y genuina interface con la trama urbana antiguamente construida en su adyacencia. Hoy allí la naturaleza nos interpela sobre lo equivocada que ha (hemos) estado la sociedad humana sobre la misma. Todas sus manifestaciones merecen y deben ser mantenidas y, dada la situación de este ejemplo, recuperarlas del descuido y la devastación ejercida por decenas de años.
El Park Way
La génesis en el proyecto urbanístico del colega Villamajó, su visión de futuro, desvirtuada en parte con las ocupaciones y usos sobre el Arroyo Sacra, integró la pionera función poblacional y portuaria con el Club Remeros, las playas y el Paseo Costero a las que se agregó en la década de 1960 una Exposición Feria del litoral. Todas ellas intervenciones emprendidas, diseñadas y realizadas por actores colectivos y profesionales locales. A partir de allí, una larga ausencia de intervenciones, coincidente con la decadencia de las industrias ubicadas en el Parque industrial y sus servicios, se cortó con protagonistas contemporáneos que optimizaron valores del sitio extendiendo la rambla hasta el Puente internacional y construyendo el Anfiteatro al aire libre albergando funciones, entre ellas, la exitosa Semana de la Cerveza.
Las crecientes
Las protecciones insinuadas en el Master Plan deben contemplar las enseñanzas de la historia. Las conocí a partir de las dramáticas inundaciones de 1959, luego viviendo y construyendo en la ciudad en dos períodos y manteniendo vínculos e información durante décadas. Concuerdo con que la evacuación, varias veces imprevista, el provisorio alojamiento, el trabajoso regreso y recuperación de viviendas se produjo respetando siempre el primigenio asentamiento de la zona aledaña al río, al que simbólicamente llaman El Paterno. Sin embargo, junto a las intervenciones sobre la misma de intendentes y profesionales locales, no se reconocen medidas de contención a los desbordes fluviales.
Mis aportes
Para intervenir en el medioambiente, nada mejor que insumos naturales. De ahí que la reforestación con especies y mantenimiento de la flora autóctona, aparece como acertada actividad… si se continúa. Pero la regulación y re funcionalización de sus construcciones debe contemplar la restauración de las que tienen valor patrimonial y, sobre todo, fijar pautas de construcción habitable en relación con las cotas de máxima creciente. Los nuevos sistemas y componentes constructivos de la actualidad, incluyendo mejores “palafitos”, ya son conocidos. Abundan y se focalizan en la convivencia e imprescindible control para con el mayor de sus protagonistas: el cauce fluvial. Podrían considerarse otros insumos regionales tan arcaicos como la piedra. Bastaría con relevar las cuencas de los ríos Queguay y el cercano San Francisco para dar cuenta de infinidad de cerros y quebradas con piedras, que pueden integrar muros de contención adecuados. Y habilitar otros usos en las áreas de extracción a distancias menores a 200 km con vías de transporte existentes y otras, como el ferrocarril, que se procuran recuperar. Más aún, en este caso se puede intentar el modo de transporte fluvial, llegando desde los nombrados afluentes del Uruguay, desde aguas arriba. Otros componentes como los áridos se pueden obtener del río y el cemento Portland de la mayor empresa nacional cuya planta a pocas cuadras me proveyó durante años. Me eximo de dar soluciones a estas ideas en respuestas completas. En esta oportunidad, mi función es hacer las preguntas.
Luis Fabre
Arquitecto retirado