• Cotizaciones
    miércoles 15 de enero de 2025

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    Pese a intentos de “regresión” y “vientos privatizadores”, las “piedras angulares” en materia laboral se mantienen

    Marcelo Abdala es desde hace años una de las principales caras del movimiento sindical uruguayo. Es quizás una de sus caras combativas y estratégicas; un orador habitual en paros y medidas de lucha, y también uno de los redactores detrás de los principales documentos que marcaban el rumbo de la dirección sindical.

    El flamante presidente del PIT-CNT es consciente de que su nuevo rol le impone algunos cambios. Será ahora el principal representante del movimiento sindical ante el gobierno y otras instituciones. A la interna deberá profundizar sus habilidades para zurcir y dialogar, lo que implica tomar algo más de distancia “epistemológica” de la “fracción” desde la que actúa, la de la corriente comunista.

    El mismo Congreso que lo puso al frente de la organización se trazó objetivos ambiciosos, por lo que Abdala no quiere perder el tiempo y entonces muestra su cara pragmática. Quiere un funcionamiento más sistemático y menos artesanal del PIT-CNT, quiere desburocratizarlo, quiere planes de trabajo con metas claras y rendición de cuentas.

    “Acá no se viene a descansar, se viene a militar”, sentencia.

    En el 2022 al PIT-CNT le espera una intensa agenda defensiva con la campaña para derogar de 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración (LUC), los posibles cambios en la seguridad social y en la ley de negociación colectiva como principales mojones.

    En 2023, anuncia, será tiempo de levantar la mira y pasar a la ofensiva. La forma de hacerlo es liderando un nuevo Congreso del Pueblo con un objetivo claro: elaborar un programa de cambios más sustantivos que los que promovió el Frente Amplio en sus 15 años de gobierno.

    Lo que sigue es un resumen de la entrevista que Abdala concedió a Búsqueda.

    —¿Cuáles son las prioridades del PIT-CNT en la recta final del año?

    —En este instante el centro de la actividad es montar la dirección. El 16 de diciembre hay una Mesa Representativa que tiene que definir el plan de trabajo y programar las actividades del año próximo. Queremos imprimirle a la conducción de la central un sentido sistemático, menos artesanal. En el plan tienen que estar ubicadas las orientaciones del Congreso, que confirmó y respaldó una línea de manera clarísima. Hubo tres documentos y por arriba del 60% de los participantes apoyó una orientación. Después, la secretaría general, la presidencia y la vicepresidencia tuvieron un respaldo por encima del 80%. Son muy desafiantes los objetivos. Hay una línea estratégica y hay que ver cómo eso se refleja en las relaciones laborales, en la defensa de la seguridad social, en el trabajo de diálogo con el pueblo de cara al referéndum por los 135 artículos de la LUC, en lo que puede pasar con la ley de negociación colectiva. Esta es la organización social más importante del país, en cantidad y en influencia. El desafío es tener un desempeño coherente con la orientación que se trazó. Se pretende convocar a un nuevo Congreso del Pueblo: creo que ese es el sentido estratégico más importante de lo que se resolvió. Hoy nosotros estamos en general en un conjunto de acciones de carácter defensivo. La estrategia del PIT-CNT es que en algún punto el movimiento popular retome la ofensiva.

    —¿Cómo sería pasar a la ofensiva?

    —Levantar un programa para la gran mayoría, un programa de desarrollo productivo para este siglo XXI, un programa de expansión del salario, de los derechos, y un programa de profundización de la democracia. Eso es retomar la ofensiva. El Congreso del Pueblo que queremos hacer es con todas las organizaciones sociales y populares, muy capilar, muy en red. Tiene que ser en el 2023. Ese sería el punto de inflexión.

    —¿Por qué no en el 2022?

    —Tenemos que defender la seguridad social, tenemos que defender la negociación colectiva, tenemos que ganar el referéndum. Tenemos esas prioridades. Pero para que el Congreso del Pueblo se haga en 2023 se tiene que empezar a preparar en 2022.

    —Usted tiene décadas de militancia sindical, ¿qué cambio implica ser el presidente del PIT-CNT?

    —Implica asumir una impronta mayor de ser la cara visible en la relación con el gobierno, con otras instituciones, con el sistema político… Probablemente asuma más labores de representación y, por lo menos en mi cabeza, una responsabilidad mayor por la unidad. Yo siempre traté de zurcir y desarrollar mucho diálogo con todos los sindicatos y corrientes. Pero en cierta medida esta nueva labor implica hasta tomar un grado de distancia epistemológica de la fracción en la que uno actúa.

    —Antes del Congreso su figura como líder tuvo algunos cuestionamientos. El sindicato policial fue uno de los que se expresó en ese sentido. Usted tenía en la interna sindical una imagen más combativa. Siempre se le recuerda también aquel saludo de apoyo a Nicolás Maduro. ¿Piensa que va a necesitar algún cambio de perfil?

    —Soy un tipo que vivo como pienso y lo que pienso lo establezco. No me voy a esconder. Desde mi perspectiva siempre comprendo y tolero la opinión distinta. Los compañeros del sindicato policial me invitaron a que esté presente en el aniversario de su organización y yo voy a participar. Las divergencias acá se procesan conversando y discutiendo. Nunca tuve un drama con que me cuestionaran. En este nuevo rol lo que yo transmito intenta ser orgánico. Tengo que hacer el esfuerzo de que lo que diga y lo que impulse esté amparado en las decisiones de la orgánica sindical. Le estoy dando una impronta de trabajo desburocratizante y ejecutiva al Secretariado Ejecutivo y a la Mesa Representativa.

    —¿En qué sentido?

    —En todo sentido. La dirección sindical tiene que dar el ejemplo. Tenemos que construir un movimiento sindical pegado a los trabajadores. Si vamos a hacer un plan, los objetivos se tienen que convertir en trabajo y la gente tiene que rendir cuentas. Acá no se viene a descansar, se viene a militar.

    —¿Qué conclusiones le dejó el Congreso del PIT-CNT? La alianza mayoritaria confirmó su predominio, pero hizo algunas concesiones. También las corrientes alternativas ganaron algo de protagonismo.

    —Fue un Congreso muy bueno. Mejor que el Congreso anterior. De manera simultánea se llevó a cabo un debate político fermental y la unidad del movimiento obrero salió fortalecida. Fue un Congreso excelente. Creo que el PIT-CNT está bastante prestigiado por su rol en la pandemia, por su responsabilidad, por las acciones como el 1º de mayo más grande del mundo en 2020, por el fenómeno de la entrega de las 800.000 firmas para derogar parte de la LUC que fue como un terremoto, y porque fue abanderado no solamente de sus intereses corporativos sino de planteos para los sectores más vulnerables. Tenemos una organización de clase bien parada en la cancha.

    —Desde las corrientes alternativas En Lucha y el Grupo de los 8 se sostiene que el Congreso evidenció una reducción del peso de Articulación en la interna sindical. ¿Es así?

    —No lo puedo medir. La forma de medirlo es que hubiera existido una elección. Lo que sí puedo decir es que uno observa que el Partido Comunista está creciendo en la clase trabajadora.

    —Y ese crecimiento de la corriente comunista, ¿a qué cree que obedece? También dentro del Frente Amplio parece darse una revitalización del Partido Comunista.

    —En la parte que corresponde al mundo del trabajo, porque su forma de actuar es una buena síntesis de responsabilidad y cuidado con bríos de lucha. En la actividad privada vos no podés promover aventuras ni inventar conflictos porque la gente se juega el trabajo. Creo que esa orientación, en su expresión sindical, tiene un equilibrio correcto entre nadar y cuidar la ropa. Nosotros acá estamos en defensa de los intereses de los trabajadores, pero no de una manera tan aventurada que ponga en riesgo el laburo. Creo que eso en la propia vida de los trabajadores se va sintetizando. Nadie podría comprender la mejora sustancial de las condiciones de trabajo y de vida en la construcción y en el metal al margen de la orientación de dos organizaciones poderosas como el Sunca y la Untmra.

    —¿Cuánto pesa en la práctica sindical la filiación comunista? ¿El partido incide en las decisiones? ¿De qué manera?

    —Creo que lo que pasa es que la orientación histórica del Partido Comunista está difuminada en las masas. Desde una perspectiva estratégica en el año 1955 el XVI Congreso del Partido Comunista, a partir de un análisis marxista de la realidad continental, estableció una caracterización de cuáles eran las fuerzas motrices en Uruguay de una transformación de tipo nacional liberador y en tránsito a una sociedad superadora del capitalismo. No solo caracterizó las fuerzas en ese proceso sino que estableció una táctica. La primera fue la unidad del movimiento social a partir de la unidad de los trabajadores en una sola central. Allí estuvo el proceso de unificación del movimiento sindical, estuvo el Congreso del Pueblo, estuvo la unidad obrero-estudiantil, etc. La otra vertiente de la estrategia fue la de la unidad de la izquierda sin exclusiones y en febrero de 1971 nació el Frente Amplio. Esa idea de la unidad, esa idea de negociar luchando y luchar negociando ya no es patrimonio de un partido, es parte del sentido común de las masas y por eso tiene éxito. Acá cada uno va en su rol y el movimiento sindical no es polea de transmisión de nadie. Estaría mal que en el Partido Comunista se dicte cuáles son las cosas que tiene que hacer el movimiento sindical. Eso yo no lo llevo y nunca lo llevé. La influencia viene más por el lado del sentido común de las masas que es permeable a esa visión.

    —El movimiento sindical ha hecho un balance de los gobiernos del Frente Amplio como un período de avances. Recuerdo que usted hacía un paralelismo con las transformaciones del batllismo y aseguraba que esos cambios estructurales no tenían marcha atrás. A casi dos años de gestión de este nuevo gobierno, ¿qué evaluación hace? ¿Los cambios estructurales efectivamente no tenían marcha atrás o sí la están teniendo?

    —Hay algunos intentos de restauración conservadora o regresión neoliberal. Pero en este instante las piedras angulares que dejó el progresismo, especialmente en las relaciones laborales, todavía se mantienen. Es decir, nosotros podemos tener una visión crítica de los criterios del Poder Ejecutivo en los Consejos de Salarios, pero los Consejos de Salarios han funcionado de acuerdo a la ley. Todavía se mantienen. Igualmente también fuimos críticos del progresismo desde otra perspectiva. Bajo los gobiernos progresistas se primarizó la economía, se hizo más transnacional, Uruguay se hizo más dependiente. Cuando nosotros hablamos de retomar la iniciativa hablamos de cambios más sustantivos que los que promovió el Frente Amplio en sus 15 años de gobierno. Este país requiere más industria, una incorporación crítica y centrada en el ser humano de la revolución tecnológica, profundizar mucho más el concepto de que quien tiene más pague más, que no haya solo distribución del ingreso sino distribución de la riqueza, y requiere también una institucionalidad del Estado más amigable con las transformaciones. El centro para nosotros es promover trabajo de calidad y muchas veces para ese objetivo la institucionalidad actual del país más que ayudarte te complica.

    —¿Eso requeriría una reforma constitucional como plantean en el documento que presentaron al Congreso?

    —En el XIII Congreso del PIT-CNT se había hablado de esa posibilidad y este Congreso lo retomó. ¿Por qué cada tantos años en vez de buscar este camino aparecen los vientos privatizadores? Capaz que hay que establecer hasta como mandato constitucional que acá no nos manejamos con la entrega del capital social o popular. Las empresas públicas son el capital del pueblo, no hay que privatizarlas. Acá cada vez que aparece una regresión de derecha aparecen formas oblicuas o directas de privatización.

    —¿En este gobierno soplan vientos privatizadores?

    —Bueno, hay vientos que no son amigables con considerar las empresas públicas como motor del desarrollo productivo. Se ve con claridad en Ancap y se ve con claridad en Antel, por poner dos ejemplos.

    —¿Cómo debe pararse el PIT-CNT ante este gobierno al que han caracterizado como de “derecha con componentes de ultraderecha y elementos fascistizantes”?

    —Nosotros somos respetuosos del resultado electoral. Punto uno. Punto dos: es mentira que estamos haciendo todo para que no puedan gobernar. Ese va a ser el discurso de ellos en la campaña del referéndum. Nosotros en el referéndum vamos por la derogación de 135 artículos. Reconocemos al Poder Ejecutivo y no estamos para poner palos en la rueda. Hay que tener mucho cuidado con eso porque se nos quiere mostrar como gente que busca desestabilizar y que el gobierno no pueda gobernar. Si hubiera pasado eso, no se hubiera dado el desarrollo de la pandemia que se dio acá. Es más, un subproducto de la acción del movimiento sindical como las ollas populares ayudó a alivianar las tensiones sociales en medio de la pandemia. Con el gobierno, entonces, mucho diálogo, negociar lo que se pueda, pero un movimiento sindical movilizado.

    —¿Cómo ve la estrategia que está desarrollando el gobierno en la campaña en torno a la LUC? ¿Cree que se está haciendo uso de las responsabilidades ejecutivas para incidir en ese debate?

    —Cualquier cosa que comunican los ministros es para defender la LUC. Presentan los resultados de seguridad y atribuyen todos los logros a la LUC. Parece que no hubiera existido la pandemia, que los delitos no hubieran bajado antes de que se aprobara esa ley porque ya se había reducido la movilidad. A mí no me parece mal que lo hagan. Nosotros rechazamos esa ley por contenido y por forma, porque lo que más le quita densidad democrática al proceso es haber metido un ferrocarril en el estrecho formato de la urgente consideración. Cuando estábamos recolectando firmas ellos eligieron la táctica de no decir nada. No veo mal que ahora ubiquen sus razones y fundamentos. Lo que sí no me gusta es que en algunos casos se utilice el miedo y la mentira. Eso pone la discusión en el nivel de zócalo. El problema de la LUC no es solamente su contenido jurídico sino la transformación que impone en las relaciones sociales y en la sociedad. En el campo de las relaciones laborales, por ejemplo, ha significado un aumento de la intransigencia de algunas patronales.

    —¿Cómo ve las perspectivas para el referéndum de la LUC? Las encuestas los muestran en desventaja frente al mantenimiento de la ley tal cual está.

    —Conozco la foto, estamos organizando la película. El 11 y el 12 de diciembre y el 18 y el 19 de diciembre empiezan las barriadas. Nosotros vamos a dialogar con tres millones de uruguayos. Esa fuerza motriz es la que va a cambiar la película. Creo que el sí a la derogación puede ser victorioso. Depende de lo que hagamos desde ahora.

    —¿Cuáles son las claves para mover la aguja de la sensibilidad?

    —Mucha explicación de las cuestiones básicas para la gente: el trabajo, las relaciones laborales, la educación... Es mucha información. Hay que hablar. Para nosotros esto no es de marketing ni de medios masivos, es boca a boca. Y de cercanía y de escucha. Eso fue lo que generó que llegáramos a las firmas. Logramos desatar un nudo que cambió el ánimo de los militantes.

    • Recuadros de la entrevista

    El posible riesgo para el “edificio” de la negociación colectiva

    El problema de representatividad lo tienen las cámaras empresariales